6. El Rey Del Infierno

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Estábamos caminando por el parque, el mismo donde habíamos peleado con cadáveres y un demonio que quería destruirnos a todos. Era febrero, y por cosas del destino ese domingo estaba bastante húmedo, en estos tiempos el clima suele estar muy caluroso, pero hoy estaba húmedo y agradable. Tai me había invitado a pasear, todo iba de maravilla entre él y yo, aunque solo seguíamos siendo amigos, a veces el me preguntaba cuando le iba a dar el sí definitivo. Verán que cuando pisamos el año nuevo, el me pidió que fuéramos novios, le iba a decir que sí, pero lo pensé mejor, no es que no me atraiga, si me atrae, es un chico fantástico, pero aún no me siento preparado para iniciar una relación, sonara estúpido, pero con Richard fueron tres años. Estuve analizando todo eso, todo el tiempo, – que estuve combatiendo demonios, huyendo de demonios, mintiéndole a mi madre para que no se entere de que yo paso casi todas las noches y fines de semana casando demonios – termine en una muy simple conclusión, aunque al principio por mi rabia pensé que había perdido mi tiempo con él, la verdad es que cada segundo fue maravilloso, y no lo cambiaria, si claro no resulto, pero no siempre las cosas resultan como uno las espera, a veces es mejor que la vida nos patee la cara para uno entender cosas que en otros momentos nos seria imposibles de analizar. Tal vez Tai sea mi oportunidad de algo nuevo, pero primero quiero conocerlo mejor, es atractivo, en todos los sentidos, pero aún no siento nada con lo cual yo pueda darle ese sí, que el tanto espera, claro yo se lo explique con lujo de detalles y el entendió, nunca conocí a alguien tan comprensivo como él, otros chicos solo hubieran desistido y desaparecido, pero él sigue aquí esperando a que yo le dé la respuesta que el tanto desea, y como dije se la quiero dar, pero no será ahora.

Nos quedamos admirando el hermoso paisaje del parque, hay cosas en este país que me ponen la sangre tan caliente de la ira que siento que se me evapora, pero son contables y muy significativas las cosas que amo de mi tierra como por ejemplo este bello parque. En ocasiones me imagino como hubiera sido si no hubiéramos actuado todos rápido y detenido a Abaddon, y me alegro de que lo hayamos logrado. Sigo teniendo esos sueños, de que el mundo es destruido, doña Liseth dice que es porque aún no hemos acabado el trabajo, me da miedo pensar que mi sueño solo quiera decir que no ganaremos, pero intento no pensar en eso, esa bola de fuego sigue suspendida en frente de la tierra y cada vez se acerca más y más, la mujer de mis sueños sigue diciéndome que no deje que esa cosa se impacte contra la tierra.

Doña Liseth todos los día hace conjuros diferentes de localización, con la túnica que recuperamos en el parque, pero ninguno funciona, dice que nuestro enemigo es muy bueno a cubierto cada una de sus huellas, y los espíritus guías de mi mentora están temerosos, pues hay demonios que pujan por entrar a nuestro mundo, y algunos de ellos son tan peligrosos, como el mismo Lucifer, cosa que de verdad no me da buenos presagios.

- ¿En qué piensas?

- ¿Cómo?

- Estas muy callado, ¿en qué piensas?

- En muchas cosas, principalmente en todo lo que ha pasado el último año. ¿Tú no piensas en esas cosas a veces?

- Todo el tiempo, recuerda que fue mi culpa que tú te vieras involucrado en todo esto.

- ¿Entonces por eso nos ayudas? Por culpa.

- No, no me malentiendas. Te ayudo porque quiero, además todo esto de los demonios, y de querer destruir el mundo también me afecta a mí, recuerda que vivo en este mundo al igual que tú. Y si quiero que seas mi novio, necesitamos un mundo en el que podamos vivir.

Reí. Omitiendo sutilmente lo de "novio" y tambien sutilmente cambiando el tema.

- Cierto, pero aun así siento que no se mucho de ti.

PSÍQUICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora