𝗱𝗼𝗰𝗲 - 𝗅𝖺𝗌 𝗉𝗋𝗎𝖾𝖻𝖺𝗌

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Oigo una voz de fondo, que dice—: Iniciando simulación de Osadía. Veo a mi alrededor y estoy en el edificio de Verdad, exactamente donde Eric nos tenía arrodillados y veía quien es divergente, siento un golpe fuerte contra mi hombro y caigo de rodillas, me giro para ver quién me golpeó y veo a Eric, su sonrisa cínica y sus ojos crueles me observan, no sé por qué, pero siento más intimidación de la que alguna vez pude sentir.

—Oh, mírate, estas temblando —dice al inclinarse cerca de mi—, veamos si eres divergente —dice al levantar el instrumento que los detecta, sin embargo, se detiene y hace una mueca. —Espera, mejor te dejamos para el final, qué tal si vamos con él —Eric avanza unos pasos y a mi lado está Cuatro, se ve como en su paisaje del miedo, como si Eric fuese Marcus y él estuviese paralizado. Eric pone el instrumento sobre Cuatro y este dice—: Divergente, sesenta por ciento.

—Oh, que pena, estas sobre el cincuenta, pero no es suficiente —dice Eric al sonreír con malicia, saca su arma y apunta a la cabeza de Cuatro.

No, qué haces.

MUÉVETE.

Me ordeno, pero estoy temblando, siento que estoy sudando frío, tengo miedo.

Quita el seguro.

Pero nosotros debemos de ser mayor a nuestros miedos.

Me levanto temblando, me impulso y caigo sobre Eric, golpeo su mano contra el suelo y éste suelta su arma, entonces le doy un puñetazo y otro, tras otro. Cuando me doy cuenta está sangrando, casi moribundo.

—¿Lo matarás? —pregunta Cuatro, lo veo y está mirando a Eric. Vuelvo mi mirada a él e intento recordar todo lo malo que nos hizo, pero no puedo.

—No, matarlo significaría que lo odio, no lo odio, simplemente no vale la pena —digo, me levanto y me acerco a Cuatro, pongo su brazo sobre mis hombros para ayudarlo a caminar a la salida.

—Eres valiente —dice él al cojear un poco.

—Sabes que eso es una mentira, la verdad es que soy una niña miedosa y ahora entiendo por qué me quieres proteger tanto —lo suelto y él se mantiene en pie, lo observo a los ojos y sonrío—, gracias a ti aprendí a moverme con el miedo, pero le temo a todo, al mañana y al ayer, a lo que sé y a lo que no, y te perdí con mi estupidez, no sé si seas capaz de perdonarme —Cuatro frunce el entrecejo y me observa.

—¿De qué hablas? —me pregunta confundido, yo río levemente, mis ojos arden y termino pestañeando varias veces para que se me pase.

—Esto es una simulación, no eres real.

—Espera, qué-

Susurra antes de desaparecer, cuando lo hace abro mis ojos, no me di cuenta de que mi corazón latía tan fuerte, siento un líquido extraño en mi boca, cuando Peter junto a otro traidor me levantan y llevan casi arrastra oigo a Jeanine decir —: Buen trabajo, seguiremos mañana.

A penas puedo sostenerme bien, pero tras un tiempo descansando Peter aparece en la puerta de la celda.

—Grace, te llevaré a ducharte —dice él, me gustaría que me tratase mal, para odiarlo, pero parece comprensivo y en silencio me lleva a las duchas, me relajo un poco con el agua y veo las pequeñas marcas en mi cuerpo que dejó esos cables, suspiro y salgo de la ducha, me pongo la ropa que me dejaron, una camiseta sin mangas y un pantalón ancho, todo celeste, no había más. Peter me lleva de vuelta a mi celda y me recuesto en la cama, lloro al recordar el rostro de Cuatro, según Jeanine voy bien, si no me hubiesen matado instantáneamente, pero no sé si mañana podré seguir con esto.

—Tobias —digo su nombre en un murmullo, mi voz se quiebra y lloro, lloro hasta dormirme.

Abro mis ojos tras un ruido metálico, me dejan una bandeja con comida, me acerco a tomar la botella de agua y beberla, veo el pan y la manzana que vienen en la bandeja, pero no tengo hambre, siento un nudo en mi estómago y al agua me mantiene firme. Pasan las horas y Jeanine nuevamente me llama, me levanto y camino sujetada por dos traidores, y Peter caminando detrás.

—Tienes compañía en las celdas (además de la estirada), mira —dice Peter, giro mi rostro y veo como a distancia está Cuatro sujetado por dos guardias, mi corazón se paraliza y saco fuerzas de donde no tengo, me retuerzo hasta que un guardia no puede conmigo y me suelta, golpeó con mi codo a otro y corro hacia Cuatro, al llegar donde él me tiro encima de este y lo abrazo del cuello, él no puede corresponderme porque tiene sus manos atadas atrás. Lloro.

—¿Por qué estás aquí? —le pregunto temblando, siento como los guardias llegan donde mí y me sujetan con fuerza los brazos para soltar a Cuatro.

—Si tu mueres, yo también muero.

Siento que estoy paralizada, pero aún forcejeo con los guardias, hasta que hay un dolor agudo en mi espalda baja, un pinchazo, mi cuerpo se relaja y me sacan de ahí, lejos de él. Estoy en la sala de cristal, nunca lo pensé, hasta ahora, pero parece un acuario, le falta el agua solamente.

—Grecia, puedes hacerlo —Dice Peter, lo veo unos instantes cuando me susurra aquello, sus ojos se ven sinceros, al menos no me miente esta vez, quiero creer eso—. Sé valiente.

Nuevamente los cables contra mi piel, en el mismo lugar de antes, me siento extraña, me cuesta respirar, pero igualmente sigo haciéndolo, mis ojos se van cerrando y escucho la voz de antes—: Iniciando simulación de Abnegación.

Estoy en un bus, se me hace familiar, ya he estado en esta situación antes, junto a mí un hombre ve el periódico y me dice-: Este maldito, necesito encontrarlo, debo hacerlo —me mira—, tú ¿tú sabes dónde está no? —Veo la foto, quedo paralizada al ver a Cuatro en ella.

—¿Qué? —susurro, el hombre se levanta y me toma de los hombros.

—¡Dime dónde está, sólo así podré salvar mi vida, sólo así podré vivir! —me agita, me siento entumecida, quiero decirle que sí lo conozco, pero no puedo, no puedo ni siquiera negarme, todo comienza a oscurecerse y al final siento una sensación de extremo cansancio, mis ojos están cerrados, a penas distingo las voces, pero logro escuchar la voz de Jeanine diciendo—: Estuvimos tan cerca... Llévenla al laboratorio, mañana empezaremos con el otro sujeto.

Tris. 

𝐓𝐇𝐄 𝐑𝐄𝐒𝐔𝐋𝐓 - 𝖨𝗇𝗌𝗎𝗋𝗀𝖾𝗇𝗍𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora