El viento fresco acariciaba sus mejillas esa tarde haciendo que el calor que sentía al recordarla disminuyera un poco, parecía que en cualquier momento la lluvia les golpearía. Las nubes se agolpaban en el cielo oscureciéndolo ligeramente...Tal como aquella tarde, hacía ya casi 6 meses.
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Hacía casi 6 meses que había llegado a la ciudad a estudiar en la universidad de Brown con una beca obtenida por su magnífico desempeño jugando Fútbol Americano en su antigua preparatoria ubicada en un remoto pueblo del norte de Londres. Era una de las pocas escuelas en las que practicaba dicho deporte, no era muy popular en el Reino Unido, dónde lo más común era practicar Soccer o Rugby. Pero el Fútbol Americano se había implementado en varios institutos como una alternativa más moderna y como medio para obtener becas en las mejores universidades de Norteamérica. El ser tan bueno en el juego le había llevado a estar en el sitio en el que estaba y ser considerado el mejor. Sin necesidad de mendigar dinero a su tío, el Dr Harold Horan, lo que por derecho le correspondía.
Pero mientras llegaba en autobús a la ciudad, se había topado con la imagen de una visión en la parada del bus en la que se había detenido. Era la persona más hermosa que había visto en su vida, una chica estaba parada esperando un autobús, su esbelta figura había llamado su atención y se había asomado por la ventana para verla mejor.
No llevaba sus lentes de contacto puestos, pero pudo vislumbrar que ella estaba de espalda, su cabello muy corto y castaño ondulaba con el viento. Usaba unos jeans azules ajustando sus largas piernas y una playera con el logo tipo de los New England Patriots en la espalda, ese también era su equipo favorito. Sonrió para si mismo al percatarse que ya tenían algo en común aun sin conocerse. Llevaba sobre su hombro una mochila negra la cual se veía sumamente pesada, seguramente cargada de libros, ella debía estar también en la universidad, ya que se veía más o menos de su misma edad. Pero aun no veía su rostro ¿Cómo era su rostro? Daría lo que fuera para que volteara en ese momento y poder ver por completo su cara... entonces lo hizo, parecía estarle viendo directo a los ojos a través del cristal de la ventana del autobús...Sus ojos eran verdes, de un tinte muy llamativo. Tenía la nariz ligeramente respingada y la más hermosa y tierna sonrisa.
En ese momento se levantó de su asiento para abrir la ventana y pedirle su nombre, su número, algo con el que pudiera buscarla después, pero la ventana estaba atorada y no se abrió. Se dio prisa en salir de su asiento y correr por el pasillo para bajar del autobús, el chófer estaba ya poniendo en marcha el autobús de nuevo.
Al momento en que bajo, el chófer le grito que ya se iban, pero eso no le importaba, ya tomaría otro rumbo a la universidad. Bajó del autobús con la idea de encontrarla aun en su lugar, pero al llegar no había nadie...Miró hacia todas partes buscándola, corrió unas cuadras buscando algún auto o autobús que hubiese pasado. Pero no vio nada...¿A dónde se había ido aquella visión de ojos verdes?
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-¡Niall...Niall!-. una voz lo saco de sus pensamientos.
-¿Uhm?-. dijo volteando a ver los ojos color marrón del chico que le hablaba.
-¿De nuevo pensando en tu chica misteriosa?-. pregunto el chico que había llegado a su lado.
-Si Liam, desde hace seis meses que no logro sacarla de mis pensamientos.
Los dos chicos permanecieron un rato en las gradas del campo de fútbol, se habían conocido cuando Niall fue presentado en el equipo. Liam era el pateador y estaban en la formación de equipos especialmente mientras que Niall estaba como tacler en la defensiva.