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RONAL sabía que se había pasado al decir aquellas palabras a la princesa. Se arrepentía cada segundo por haber soltado esa frase sin pensar en las consecuencias, dejándose llevar por sus fuertes emociones.
— Debes disculparte, cariño. Sé que estás molesta y preocupada por Selen'ka, pero fuiste demasiado dura con ella, solo quería ayudar. — Se acercó Tonowari a su esposa.
— Es ingenua. — Dijo Ronal fríamente mirando el agua desde su Marui.
— Sabes que, como sangre de Hazik, percibe cosas que nosotros no. — Dijo el líder. Ronal solo suspiró. — Deberías de hablar con ella.
— Me odia. — Dijo la Tsahik para mirarlo tristemente. Tonowari solo sonrió y le acarició la mejilla.
— Sabes que no. Ella no odia ni a la gente del cielo. — Dijo Tonowari provocando que Ronal riera levemente. — Ve. — Dijo para que Ronal asintiera y fuera en busca de la princesa.
Selen'ka se encontraba ayudando a unos Metkayina a alimentar los Ilu y hacer vestimentas para los na'vis. Ronal la observó a lo lejos con una leve sonrisa, la princesa era cercana a la tribu y todos le tenian cierto aprecio a la na'vi.
Cuando Ronal se acercó lo suficiente los na'vis que se encontraban cerca de la princesa saludaron a la Tsahik respetuosamente. — ¿Podría hablar con la princesa, a solas? — Habló firme.