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Al día siguiente y como había acordado, Gulf tras comerse el rico guiso que su madre había preparado para la comida, cogió su furgoneta repleta de mercancía y se fue muy contento.

Como no sabía lo que el Duque quería en realidad, este decidió llenarla con un poco de todo, así que metió varias clases de hortalizas, huevos de sus gallinas, varias cestas de frutas de sus frutales, leche de sus cabras y quesos hechos con sus propias manos.

Al pasar el pueblo, este buscó el lugar exacto donde se suponía que estaría la casona y cuando dio con ella al fin, se quedó boquiabierto pues aquello no era una casa sino un palacio.

-¿Qué desea señor?-le dijo un beta guardián, que estaba sentado en una garita al lado de la gran verja.

-Oh s-soy Gulf Kanawut, traigo el pedido para el señor Duque, lo conocí en el mercado...encontré su cartera.-explicó el omega.

El beta entonces cogió un auricular y habló por él.

-Señor, está aquí el omega con la mercancía. Muy bien, e-entendido señor...ahora mismo.

Finalmente este cortó la comunicación y tras pulsar un botón para que se abriese la verja, le dio paso.

El moreno omega asintió y tras entrar en la propiedad y avanzar por un enorme camino lleno de árboles, este paró su furgoneta enfrente a la puerta principal pues no sabía muy bien donde dejarla.

-Oh bienvenido muchacho, te esperábamos con ansia-dijo en voz alta el anciano alfa seguido de una anciana omega, dos jóvenes doncellas omegas y un beta que supuso serían su mujer y sus empleados.

-Buenas tardes señor-dijo el omega bajándose.

Tras las presentaciones, Gulf los llevó a la parte de atrás de su vehículo y les enseñó su mercancía por si algo les interesaba y el resto iría a venderlo en el puesto del pueblo.

-¿Has visto querida?, estos productos son maravillosos, mira que frutas tan perfumadas y vistosas y esos quesos, que buena pinta.

La omega asintió y sonrió.

-Pero prueben la fruta, la leche, los quesos, todo es de la granja donde mi madre y yo vivimos... Bueno ahora vive con nosotros un alfa tailandés que necesita ayuda.

-Oh Dios mío, pero ¿qué le pasó?-dijeron los ancianos muy interesados en la historia, mientras este les daba un trozo de queso y un cazo con un poco de leche.

-Al parecer es un alfa adinerado pero un día lo despojaron de todo, lo metieron en un avión y le pusieron ropas viejas...él estuvo caminando sin descanso hasta que cayó desmayado de sed y hambre, sus pies estaban llenos de ampollas cuando lo recogí.

-¿En serio?, Por favor pero que crueldad y ¿tiene sospecha de quién pudo ser el que le hizo eso?-preguntó el Duque.

-Al parecer cree que alguno de sus socios en confabulación con sus enemigos empresarios -dijo el moreno omega bastante apenado.

-¿Y cómo dices que se llama ese alfa?-habló el Duque nuevamente probando los alimentos.

-Suppasit, Mew Suppasit y es de Bangkok.

Los ancianos se terminaron el queso y la leche y sus doncella y su mayordomo probaron unas frutas también.

-Wow muchacho, tus productos son deliciosos, te compraremos todo lo que traes hoy-decretó finalmente el anciano Duque.

-Pero señor, no tiene porqué comprarlo todo. Venderé el resto en mi puesto como siempre.

La anciana omega negó.

-No chiquillo, yo no me perderé esta maravilla. Hoy dejarás toda la mercancía y los demás días nuestra cocinera hará una lista de lo que se necesite y se te comprará, ¿qué te parece?, ¿Estás de acuerdo verdad cariño?.

El anciano alfa asintió relamiendose.

-Claro, por supuesto.

El omega estaba feliz, no pensaba que se quedarían con todo pero no iba a discutir con aquellos Duques.

-De acuerdo, por mi encantado.

El alfa aplaudió y dio una señal al mayordomo y a las omegas para que fuesen descargandolo todo.

-Ven muchacho, dime cuanto es y te pagaré lo que se te debe-dijo el alfa seguido de su anciana esposa.

-Pues señor, verá toda la mercancía está valorada en unas quinientas libras pero ya que me compran ustedes todo, con cuatrocientos me voy encantado pues sería la primera vez que vendo todo y llevo tanto dinero a casa... Mew y mi madre estarán felices y ya quedará menos para poder comprar el billete de avión.

-¿Billete de avión?, ¿para quién?-preguntó la anciana omega.

-Oh para Mew, señora. Como no puede trabajar y no pudo localizar quién lo ayudase para mandarle dinero y comprárselo, yo estoy ahorrando para poderle comprar uno y así pueda regresar a su pais y recuperar su vida.

-Ah entiendo, pobre alfa, menudos sinvergüenzas. Menos mal que te ha encontrado. Seguro que con tu madre y contigo está aliviado, sois un par de ángeles-dijo la anciana duquesa sonriendole.

Aquel lugar era enorme y hermoso, al omega le daba miedo hasta pisar el pulido suelo por temor a romper algo.

-Ven querido siéntate, mi marido traerá ahora el dinero.

-Con permiso.

El anciano regresó poco después, con todo el efectivo en la mano y detrás de una señora regordeta de uniforme que traía una bandeja con refrescos y unos sándwiches.

-Mira, ésta es Amanda. Ella es la cocinera.-la presentó el Duque.

El moreno omega asintió y le sonrió, entonces ésta le devolvió el saludó también e hizo una reverencia, a lo que este arqueó las cejas pues jamás nunca le habían hecho una.

-No se molesten, no tengo hambre.-dijo este al ver la bandeja que había dejado la cocinera y que ahora la duquesa omega le ofrecía.

-Como quieras muchacho. Bueno pues toma tu dinero entonces-dijo el anciano.

El moreno lo cogió y comprobó que había quinientas libras.

-Pero señor le dije cuatrocie....

-Déjalo así muchacho, tu precio me pareció bien, además así contribuimos un poquito en tu propósito de ayudar a ese pobre alfa-dijo interrumpiendo el Duque sonriente.

-Gracias, muchas gracias señores.

El omega se despidió de los Duques muy contento, era aún de día y ya llevaba mucho dinero y la promesa de más compra para lis siguientes días.

Se subió a su furgoneta y puso rumbo a su granja, junto a su madre y el alfa, los cuales seguro se pondrían muy contentos al ver que todo había ido muy bien.

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31. Esperando a mi omega- Parte 1- MewGulf - Omegaverse  TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora