Julio, 1970.
Megan Pinnock odiaba las reuniones familiares.
A su corta edad, había descubierto que los familiares de su madre, Juliette, eran un dolor de cabeza. Odiaba reunirse con personas tan frívolas. Las peores eran las primas de su mamá: un trío de mujeres habladoras, envidiosas y criticonas. Eso era suficiente para que la pequeña de diez años no quisiera presentarse a ninguna de sus fiestas.
Nunca soportó estar más de diez minutos charlando con alguno de los demás Pinnock, casi siempre se dedicaba a saludar amablemente y cuando ellos comenzaban a repasar su atuendo con la mirada, Megan huía para jugar con los demás niños. Si fuera por ella (y por su madre), se quedarían en casa jugando Gobstones o haciendo cualquier cosa que a la pequeña se le ocurriera.
Pero ese día era el cumpleaños del abuelo Anthony, no podían darse el lujo de no asistir aunque quisieran, pues se trataba del padre de Juliette.
—¡Meggie! —exclamó Anthony, al divisar a su hija y nieta ingresar en la gran carpa ubicada en el jardín de su mansión. Dejó su vaso con Whisky de Fuego en una mesa cercana y se adelantó para cargar a Megan en un abrazo.
La pequeña soltó una risita cuando Anthony la alzó en el aire. —¡Feliz cumpleaños, abuelo! —celebró, para después darle un beso en la mejilla.
—Oh, gracias, mi pequeño angelito —contestó Anthony, antes de dejar a la niña en el suelo y tomar su mano.
—¡Feliz cumpleaños, papá! —exclamó Juliette, al tiempo que le daba un corto abrazo.
Detrás de ellos, uno de los primos de Juliette, quien charlaba con Anthony antes de que ellas llegaran, se volteó hacia otros de sus primos y les dijo: —¿Las sanadoras de San Mungo no tienen un bono por puntualidad? Parece que Juliette se lo perdió —se burló, haciendo que los demás rieran.
Juliette miró detrás de su padre y le lanzó una mirada asesina a su primo. —Lamento la tardanza. Tuve que quedarme un par de horas extra en el hospital —se disculpó, un tanto abochornada.
Anthony puso una mano en el hombro de su hija, tranquilizándola, y luego dio media vuelta para ver a su sobrinos con severidad, quienes al instante se pusieron serios.
—Matt, ¿por qué no tú y tus primos van a ayudar a su tía Eloy? Se ve que necesita ayuda con esas charolas —sugirió, señalando a la derecha, donde la mujer estaba teniendo problemas para mantener en el aire todas las bandejas de comida.
—Sí, por supuesto, tío —Matt obedeció de inmediato, y se llevó a los demás con él, refunfuñando por lo bajo.
Anthony regresó la vista hacia su hija. —No necesitas disculparte, Julie, tú haces una labor más importante que cualquiera de esos inútiles. Deberías estar orgullosa, no importa que hayas llegado tarde a mi cumpleaños, querida.
Juliette sonrió afligida.
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Después de disfrutar del delicioso banquete que habían preparado para el cumpleañero, la pequeña Megan no se despegó de sus abuelos. Los acompañó fielmente durante las charlas triviales con sus invitados y dejaba que su abuela, Dorothy, le presumiera a todos lo inteligente que era.
En un momento, Anthony tuvo que dejarla con su madre, porque requerían su ayuda para encontrar unas cajas de Whisky de Fuego que faltaban. Así que Megan se vio en el tormento de sentarse en la misma mesa que las primas de Juliette.
—¡Meggie! —chilló una de sus tías, Janneth—. No te había visto en toda la tarde, creí que tu madre no te había traído.
—Hola, tía Janneth —saludó Megan, con amabilidad.
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WOMAN'S WORLD || James Potter
FanfictionMegan Pinnock es una Gryffindor de pies a cabeza. Es valiente, segura de sí misma y determinada, pero... esas cualidades se ven frágiles cuando tiene que enfrentar un reto bastante ambicioso. Y es que después de una traumática experiencia de acoso...