Capítulo 7. Oppugno

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La pelinegra pasó una semana bastante ocupada. Entre las clases que tenía, los deberes que mandaban los profesores y su empeño por rendir doce ÉXTASIS el siguiente año, que ocasionaba que estudiara como si tuviera exámenes a diario, a Megan no le quedaba demasiado tiempo para socializar y descubrir qué chicas de Hogwarts estarían interesadas en la idea de su comunidad femenina.

Por eso, aceptó la ayuda de Lena Shafiq, quien le había dicho que conocía un par de chicas que quizá estuvieran interesadas y que podía presentárselas. No es que Lena socializara demasiado, pero como todos sabían lo inteligente que era, muchos se acercaban a ella para pedir tutorías.

Megan conoció a una de las chicas cuando, dos días antes, entró con Judy a la biblioteca para hacer sus deberes; Lena también estaba ahí, dándole tutoría a una chica llamada Nina Sutherland, por lo que aprovecharon la oportunidad para hablar con ella.

Nina era una Slytherin de quinto año que coincidía en que las chicas tenían un trato injusto en el colegio, y aceptó ir a una futura reunión para charlar sobre estos temas. Megan percibió que Nina sólo lo hizo porque tenía un cierto desdén por las normas y le gustaba causar revuelo, pero no se lamentó por ello, después de todo, eso era muy Slytherin.

Todavía faltaba conocer a otra compañera de Lena, pero la vería más tarde, después de su entrenamiento de Quidditch para el que justamente se estaba preparando esa mañana.

Una vez lista, Megan tomó su vieja Barredora 6 y su kit de limpieza en una mano; y en la otra, se enganchó su nuevo uniforme de Quidditch. Se dirigó al Gran Comedor para desayunar y, después de devorar sus scones de arándano con mermelada de naranja, caminó tranquilamente hacia los terrenos del colegio.

Iba optimista y emocionada hacia su primera práctica de Quidditch, soñaba con eso desde que era una niña; y por fin, después de esperar varios años por una oportunidad, la habían aceptado en el equipo. Aunque, por otro lado, no sentía el mismo fervor que se había imaginado de pequeña. No sabía si la razón era porque no iba a jugar en su posición soñada, o porque tenía que convivir con James Potter más de lo que a ella le hubiera gustado. Sabía que iban a surgir problemas con ellos dos juntos.

«Ugh».

No le gustó pensar en James y en ella de esa manera, «juntos». Evitó pensarlo desde que el capitán le había dado su lugar oficialmente, aunque para esas alturas, era inevitable porque ya estaba yendo hacia la boca del lobo.

—Hola —la saludó una voz amable a su derecha, justo después de entrar en el campo de Quidditch. Era una chica alta y esbelta, de tez morena y cabello afro.

Megan giró sorprendida. No la había visto, y de hecho, no había visto a nadie todavía. —Hola.

—Soy O'Daly —dijo, y ofreció su mano—. Helen O'Daly, pero puedes llamarme solo Ellie. Estoy en la posición de cazadora, con James y William.

Megan la estrechó. —Un placer, Ellie —contestó—. Yo soy...

—Tú eres la buscadora —se adelantó, sin un gesto de duda—. Megan Pinnock, lo sé.

La pelinegra no sabía si eso era bueno o malo, pero intentó no pensar demasiado en ello. Le dedicó una sonrisa tímida. —Ah, sí. Supongo que soy famosa estos días.

Ellie se rió, y señaló hacia la parte lateral del campo. —Los chicos están en los vestidores —comunicó—. Son unisex, así que no hay uno exclusivo para chicas. Debemos esperar a que ellos salgan para entrar y cambiarnos.

Megan se congeló en su lugar. —¿No hay vestidores de chicas?

Ellie negó, con una mueca. —Lo que me parece una estupidez —opinó—. Entiendo que las chicas siempre seamos menos en los equipos de Quidditch, pero eso no quiere decir que no merezcamos ni un miserable vestidor.

WOMAN'S WORLD || James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora