Capítulo 5. P1: «Nunca te disculpes por ser el más inteligente de la sala.»

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Parte 1

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Parte 1.

A pesar de que Gabriel había reconocido el famoso huevo, resultó que no tenía más información sobre él. Según le había contado, esa clase de huevos eran la unión de dos especies mágicas, aunque desconocía cuáles.

—No soy de habladurías, pero he escuchado de entre los sirvientes que sus altezas reales tienen por gran afición, desde hace generaciones, la cría de huevos Elmaris —añadió el joven soldado.

Bajó la cabeza mientras observaba a la princesa sumirse en sus pensamientos. En la penumbra, a las puertas de su alcoba y con la luz de las velas iluminando parcialmente su rostro, Gabriel se dio cuenta de que el cabello de Dagmar resplandecía como un millón de estrellas.

—Probablemente por eso han podido repartir tantos... —pensó Dagmar en voz alta—. Lo más probable es que madre sepa de ellos.

—Siento no poder ayudarla, princesa —se disculpó el joven.

Dagmar movió las manos en el aire, quitándole hierro al asunto. Estaba convencida de que más tarde que temprano volvería a encontrarse con su madre y esta podría contarle lo que necesitaba saber. Al fin y al cabo, nadie sabe más que el mismísimo diablo y a Rosella Arrowflare no se le escapaba ningún secreto de la vida palaciega.

—¿Prefiere que vuelva a sellar mis labios?

La pregunta de Gabriel arrancó a Dagmar de sus pensamientos y dio un extraño sobresalto.

—¿Por qué habla de labios, ahora? —preguntó ella con las mejillas teñidas y a la defensiva.

No sabía muy bien por qué le molestaba tanto, pero sin duda lo hacía. Con el cejo fruncido esperó una respuesta de él que nunca llegó, pues Gabriel no sabía muy bien qué palabras emplear a continuación, por miedo de hacer enfadar aún más a la princesa.

—Será mejor que me acueste —murmuró ella.

Antes de que el joven pudiese intentar aclarar el extraño malentendido, la princesa Dagmar, como si de un torbellino se tratara, abrió la puerta y se metió dentro de su habitación.

—Es pequeña, pero sin duda se mueve como si fuera una fuerza de la naturaleza —pensó en voz alta Gabriel, completamente maravillado.

—Es pequeña, pero sin duda se mueve como si fuera una fuerza de la naturaleza —pensó en voz alta Gabriel, completamente maravillado

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Érase una vez: una princesa malvada [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora