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Una semana había pasado desde la última vez que me creí poseedor de la mejor suerte del mundo.

Y ya que parecía que no te volvería a ver, poco a poco volví a mis malos hábitos de siempre, llegando tarde y olvidando todo lo inimaginablemente posible, como por ejemplo, mis apuntes de la última clase...

Por lo qué y sin ningún tipo de consuelo, llegué a Coffee Prince arrastrando los pies, sin ganas de hacer nada más que no fuera tirarme en el suelo a dormir; o al menos así era hasta que una imagen me dejó paralizado, con la respiración estancada en la garganta y el calor de un rubor subiendo hasta mis mejillas.

Tus dos amigos estaban en medio de una ola de demostraciones de afecto en una de las mesas junto a los ventanales y aunque al inicio fueron ellos dos los que provocaron el sonrojo en mi rostro por los besos que compartían, mi respiración intranquila y el flujo de la adrenalina abriéndose paso en mi sistema nervioso eran solo a causa de tu presencia.

Estabas allí, justo frente a ellos, luciendo asqueado y divertido al mismo tiempo; no parabas de girar el rostro hacia todas partes para bromear con ellos y aunque yo pude brincar allí mismo de la emoción por volverte a ver, me limité a soltar una risita.

Supongo que ya llevabas mucho tiempo allí, porque tu bebida estaba por terminarse y tus amigos comenzaban a ordenar sus cosas para dejar la mesa.

No podía creerlo, era demasiado injusto, toda la semana me había vuelto loco llegando temprano solo para verte una vez más y justo el día que me había dado por vencido volviste a aparecer frente a mi. Con esa media coleta qué te hacía lucir mucho más apuesto.

Sin embargo, entre las mil quejas y pucheros que podía lanzar al aire, la cosa que menos podía esperar que sucediera comenzó a desarrollarse frente a mis ojos.

Caminaste en mi dirección, con pasos firmes y la mirada perdida. Intenté hacerme bolita y correr hacia abajo del mostrador, pero al final solo pude quedarme allí parado, sintiendo las manos frías de un momento a otro y las piernas débiles de verdad.

Hola, podrías...

Lamento mucho no poder haber escuchado con claridad lo último que dijiste, pero es que en el momento en el que tu aterciopelada voz llegó a acariciar mis oídos, todo lo demás dejó de importar.

Incluso si lo hubiera querido, nunca podría haberme imaginado el sonido de tu voz, solo llevaba conociéndote un par de días. Pero, mi enamoramiento parecía ser lo suficientemente fuerte para disparar un millón de fuegos artificiales en mi interior, cuando hiciste algo tan simple como pedirme un frappé para llevar...

 Pero, mi enamoramiento parecía ser lo suficientemente fuerte para disparar un millón de fuegos artificiales en mi interior, cuando hiciste algo tan simple como pedirme un frappé para llevar

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𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞 [𝓗𝔂𝓾𝓷𝓛𝓲𝔁]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora