𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞 [𝓗𝔂𝓾𝓷𝓛𝓲𝔁]

PÁGINA 12

Minho y Jisung, esos eran los nombres de tus amigos y me encantaba por fin dirigirme a ellos con tanta confianza, pues afortunadamente tu rabieta de aquel San Valentín, trajo consigo no solo una desilusión para mí, sino también la oportunidad de interactuar con ellos más de cerca, escuchándolos rogar cada minuto por saber quién había sido la persona lo suficientemente valiente o ingenua para hacerte tal confesión.

Desde luego nadie podía decírselos, pero parecían tan emocionados que moría de ganas por contarles y que de alguna manera terminaran siendo de ayuda para lograr acercarme a ti.

Los días siguieron pasando y no logré verte ni una sola vez, Jisung aseguraba que solo estabas avergonzado y que en cualquier momento volverías, sin embargo, para mí la espera parecía eterna.

Y había tanto trabajo después de que la idea del anonimato terminara arrasando en Coffee Prince, que entre pensar en ti y preparar café, no me quedaban fuerzas para nada más.

Se suponía que el evento había terminado, pero había tantos clientes suplicando porque la cafetería se quedara con ese toque especial, que Chris no pudo negarse y acepto seguir hasta que la emoción por ello dejara de generar recursos. Por lo que, pasábamos mucho tiempo colocando notas en todo tipo de postres o bebidas.

A Seungmin le encantaba burlarse de la mayoría, pero yo prefería sonreír enternecido por algunas de ellas, pues demostraban con poesía que aquella idea había unido varios corazones.
Lo que me hacía feliz, a pesar de que ninguno de ellos fueran los nuestros...

De pronto, un día, la campanita sobre la entrada hizo ruido nuevamente, anunciando tu llegada.
Tu mirada conectó con la mía una vez más y me ofreciste una sonrisa apenada, mientras te acercabas al mostrador para ordenar un pay de queso.

Admito que todo eso era la cosa más inesperada del mundo, pero realmente no esperaba nada más allá que un mini infarto por volverte a ver después de tanto tiempo, hasta que Seungmin volvió a hacer todo lo contrario a lo que debería y me provocó no solo un mini infarto, sino un ataque cardíaco, en cuanto me confesó que había dejado una nota más en la caja.

Él sabía sobre las notas de ensayo que estuve haciendo para ti, así que, pudo haber puesto cualquier cosa.
Cómo que tu perfume me parecía irresistible o que pensaba que tus manos y las mías encajarían perfectamente. Que vergüenza...

—Esta bien, bebé llorón. Solo fue algo sutil.— dijo como si nada, cuando te vimos salir del lugar.

—¡¿Por qué tenías que hacerlo?! ¡¿No recuerdas como se puso la última vez?!

—Justamente por eso.

Su risa no era un juego, realmente parecía malvado.

—¿Qué quieres decir?

—Sino cree que es romántico, entonces lo obligaremos a creer...

—¡¿Te volviste loco?!— grité, tomándolo por los hombros.

—Alguien tenía que hacerlo por ti.

—Esto no va a funcionar, Minnie...

—¿Cómo puedes saberlo si ni siquiera lo intentas?

Dió media vuelta y siguió atendiendo las mesas, dejándome allí, sin saber muy bien a dónde nos iba a llevar todo eso... Pero, ya que la persona que te detestaba por haberme roto el corazón, te estaba dando una segunda oportunidad, yo solo podía sentarme y esperar pacientemente.

De todos modos ya me habías rechazado una vez y no tenía nada más que perder.