i t ' s n o t l i v i n g | capítulo ocho

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It's true that, all I do is sit and think about you, if I knew what you'd do. Collapse my veins wearing beautiful shoes, it's not living if it's not with you



La música seguía sonando de trasfondo como si estuviesen en una habitación fuera de la fiesta. Las luces lo teñían todo de color magenta y el humo parecía envolver el lugar entero. Olía a cigarrillos y vapers con sabor a frutos rojos, alcohol y demasiados perfumes fuertes combinados en un solo aroma soso que colapsaba el olfato.

Tyler tomó distancia separándose de Louis lentamente, como si no quisiese que se asustase o se arrepintiese de lo que sea que habían hecho. Con miedo a romper la burbuja que se había creado a su alrededor, abriendo sus ojos suavemente y viendo al hermoso chico que tenía en frente. Con los cabellos lacios y suaves pegados en su húmeda frente, esa cara angelical de labios finos y tiernos que había tenido el gusto de probar, sus ojos aún cerrados y la boca entreabierta. Lo que sentía en ese momento era la felicidad de haber probado lo mejor del mundo y el temor a jamás volver a hacerlo otra vez.

Quizá siempre pensaba demasiado todo y eso le quitaba un poco de jugo al disfrutar del momento, pero no podía evitar hacerlo, era algo que llevaba consigo siempre, el vivir planteándose cada consecuencia posible o el "que hubiera pasado si...". Siempre se había recriminado a sí mismo por eso. Mientras tanto, al tiempo que él cavilaba en sus pensamientos, Louis seguía parado en frente suyo, a corta distancia, mirándolo con la cabeza de costado, como si intentase adivinar qué le estaba pasando y por qué se veía tan contrariado.

El de cabellos dorados se sorprendió un poco cuando sintió una mano enroscarse en su muñeca, una mano un poquito más pequeña que la suya y, por lejos, más suave tirándolo insistente para que caminase junto al dueño de ella. El ojiazul guiaba el camino, intentando abrir puertas que no sabía hacia dónde llevaban y comprobando que estaban todas cerradas. Cuando la suerte se puso de su lado, tomando desprevenido a su acompañante, terminó por empujarlo dentro de una habitación cualquiera. Se veían estanterías con libros empotradas en las paredes y un escritorio antiguo con un ventanal hermoso de fondo. Parecía algún tipo de estudio o despacho, quizá el lugar de trabajo de alguno de los padres de la anfitriona de la fiesta. A Louis no podían importarle menos esos detalles.

La puerta se cerró en un click sordo, Tyler quedando contra esta, mirando a su alrededor con la poca luz que se colaba por la ventana y bajo la rendija de la puerta, el lugar era lindo, olía diferente a los restos de cigarrillo y sudor que se podían percibir en el resto de la fiesta, el aroma a desinfectante floral hacia su trabajo bastante bien. Logró ver que los muebles estaban dispuestos de manera sobria y ordenada, y no pudo pensar mucho en ello ni seguir pispeando los alrededores porque el chico frente a él lo confrontó sin advertirle, empujándolo sin fuerza contra la puerta detrás suyo, haciendo que su boca se abriese sin emitir sonido debido a la sorpresa, cejas alzadas y ojos bien abiertos. Las manos de Louis se presionaron contra su pecho y, sin darle tiempo para alcanzar a cerrar sus ojos, ya tenía a ese tan deseado par de labios suaves presionándose contra los suyos como hace unos minutos atrás.

Besarlo era no pensar en nada más que en él, eran manos que lentamente tomaban confianza y se enredaban en los cabellos de su nuca, era aroma a colonia y shampoo de frutas, era rodear su cintura y corresponderle, era no poder negarse a lo inevitable: caer totalmente por él.

Su cabeza se ladeaba para poder darle más acceso a su boca y todo pasaba despacio, sus movimientos parecían ir en cámara lenta. Con la música siendo un murmullo de fondo, solo se oían el sonido de sus bocas y sus respiraciones aceleradas. Labios que se movían al compás creado después de llevar ya rato besándose, combinándose con la humedad ajena y siendo la invitación ideal para animarse a más, siendo el permiso no expreso para incorporar algo más de lengua al beso con suavidad o acariciar la espalda del ojiazul de manera circular—cuidadosamente—para no propasarse.

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