Love me and love me (yeah), if that's what you wanna do
— ¿Esto es un sí?—preguntó Harry con emoción entonando tu voz y ojos brillosos, labios doliendo por la corta separación obligada que tuvo que tomar de los labios de Louis. Inseguridad escondida en las esquinas de la pregunta como si aún no pudiese creer que todo lo que ocurría era real y le estaba pasando.
—Qué-idiota-eres—suspiró el de ojos azules sin detener el impulso que nacía de su pecho y lo obligaba a besarlo cortamente entre palabras. Como si algo dentro suyo le prohibiese perder más tiempo y buscase recuperar el perdido fundiéndose con más ahínco contra los labios ajenos, suaves y fríos por el invierno, con ese no-sé-qué tan familiar que lo hacía sentirse en el lugar indicado. Se separó breve y añadió: —Claramente es un sí.
Y en ese momento el rizado agarró aun más confianza y lo acercó desde sus caderas, casi haciéndolo trastabillar y caer de los escalones del porche, bajándolo un poco del pedestal que lo posicionaba más alto y ubicándolo un escalón por encima del suyo, con Louis boqueando por lo repentino y siendo acallado en un beso más apasionado. Sus pechos se tocaban y Harry ya no sabía cómo hacer para acercar más al chico contra su cuerpo, todo era toques suaves y presiones cálidas que lo hacían sentir flotar junto con las nubes. En cierto punto, de tanto aprisionar a Louis contra él, con su boca dulce, pequeña y adictiva robándole suspiros y provocando que un calor burbujeante se asentara en su estómago, Harry sentía cómo si ya no hubiese distancia alguna entre uno y el otro, como si fueran una mera continuación del cuerpo ajeno y no hubiese manera de separarse. Como si de tanto deseo echado al universo este se hubiera resuelto a unirlos a ambos en una sola cosa, para que no supieran si era su propia extremidad o la ajena, si Louis en realidad no era otra cosa que una extensión del cuerpo del mismo Harry y viceversa.
Sus pulgares callosos acariciaban el hueso de las caderas del ojiazul por encima de las capas de ropa, haciendo de ese simple lugar un punto de revolución. A Louis le sorprendía cómo ciertas cosas cambiaban de tal manera cuando las hacías con quien correspondía, cómo algo tan tonto como un roce de manos contra su piel podía transformarlo en una masa de carne y huesos que no sabía reconocer cómo había vivido diecisiete años de vida sin experimentar una sensación que se le asemeje al tener a Harry todo sobre él de la manera más amorosa y pura posible, aun así despertando en su ser toda clase de pensamientos para nada castos.
Louis jugueteó con los rizos de la nuca del chico, los enredaba en sus dedos mientras su lengua seguía registrando a memoria la boca entera de Harry. Como si jamás pudiera volver a sentir lo mismo y tuviese que conformarse con el recuerdo de manos en sus caderas presionándolo, aroma varonil a gel de aftershave y la piel suave de su mejilla acariciándole la mano derecha. Louis abrió sus ojos para también confirmar que todo era real y le estaba pasando, no era una alucinación ni un loco sueño de una noche de fiebre.
Harry estaba en el porche de su casa besándolo como si mañana no pudiera, como si no tuviese tiempo para hacerlo más tarde con toda una vida por delante tocándole la espalda. Ambos con bocas húmedas, chasquidos descuidados y unos movimientos tan torpes como pobremente coordinados como para permitir que el beso se siga llevando adelante, en los límites entre lo que era y no Apto Para Todo Público, una línea tan delgada como la mano del rizado deslizándose desde la cinturilla del jean ajeno un par de centímetros por debajo. Frenándose antes de sucumbir al impulso de amasar la tierna carne que de seguro conformaba el bien formado trasero de su amigo.
— ¡Louis, está helando aquí afuera!—exclamó una voz varonil—. Tu madre dice que vayas para a-¡Santa mierda!
Harry y Louis se separaron rápidamente, con el ojiazul volteándose hasta la puerta de su casa con una rapidez que podría haberle torcido el cuello en una dolorosa contractura. Ambos tenían las bocas hinchadas y los ojos llenos de lágrimas secas y un brillo intermitente, eso fue lo que observó Mark mientras se quedaron mirándose en un silencio incómodo, bastante efímero pero lo suficientemente extraño como para hacer que Louis jamás quisiese revivirlo en su vida.
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fallingforyou
FanfictionLouis y Harry eran dos amigos inseparables, el vivir a pocas manzanas de distancia y tener dos madres muy sociables los habían hecho los mejores amigos que podrían pedir. Compartieron todo; desde sus primeros juguetes hasta los raspones en las rodil...