c h o c o l a t e | capítulo cuatro

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Hey now think about what you do, think about what they say, think about how to think.

((Puse una canción a mitad/final del capítulo, la tienen que escuchar justo ahí porque it sets the mood)).


Harry a veces sentía que tenía muchas cosas buenas en su vida y que a veces lo daba todo por hecho.

En algunos momentos se le pasaba eso por la cabeza, cuando iba paseando solo hacia su hogar y su mamá lo recibía con un plato caliente de sopa o cuando estaba aburrido y Louis de la nada lo invitaba a jugar en su Xbox. Pero últimamente esos pensamientos recurrían más seguido a él, como cuando anotó un touchdown en un partido importante de americano y todos corrieron a abrazarlo para festejar o el otro día cuando en la mesa de su comedor estaba Jaylin riéndose de una broma que contó Robin. Ser afortunado de tener todo eso era un lujo que nunca debía de menospreciar.

Por si alguien preguntase, la cena familiar y la presentación de Jaylin como su novia fue algo que ocurrió de manera espléndida. De hecho Harry le hizo la pregunta que lleva la palabra con "-n" esa misma noche, bloques antes de que lleguen a su casa, lo cual era tan espontáneo como peligroso teniendo en cuenta la respuesta que podía llegar a recibir. No fue nada planeado, algo que surgió en ese momento y que arruinaría por completo la noche si hubiese recibido una contestación negativa.

Por suerte ese no fue el caso.

Jaylin estaba esperando deseosa que la pregunta salga de su boca, solo Caroline sabía cuán ansiosa estaba por formalizar lo que tenía con Harry. Era genial llevar todo con calma, como lo habían estado haciendo hasta el momento, pero ya era un buen momento para dar ese gran siguiente paso. Si bien las cosas no cambiarían mucho, pues el agarrarse de las manos al caminar, besarse cuando nadie los viese y escabullirse durante los recreos para tontear por ahí eran cosas que ya hacían desde que comenzaron a salir, el sentimiento de poder proclamar al chico que la hacía tan inmensamente feliz como su novio era algo indescriptiblemente asombroso.

Y Harry compartía el sentimiento.

A su madre le pareció que Jaylin era una chica muy buena y el rizado siempre confió ciegamente en el buen juicio de Anne, así que sentía que eso solo podía indicar cosas buenas. Y Robin y Gemma siempre fueron geniales y agradables hacia quien quiera fuese a su casa, así que no fue sorpresa que le agradasen a la chica tanto como ella a ellos.

Si bien él estaba pasando por todos estos acontecimientos geniales, cada vez más cerca del estrellato en el equipo de americano y rodeado de gente que contagiaba amabilidad y rebosaba felicidad, había varias cosas que Harry notaba extrañas.

Harry vio cómo Louis se escapaba de él corriendo como un loco, fuera de los vestidores del gimnasio el otro día.

Vio el miedo en sus ojos, el miedo ante algo que él no pudo identificar. Podría decir que nunca lo observó así de asustado pero mentiría; habían visto demasiadas películas de terror como para no haberlo visto completamente aterrorizado. Pero una cosa era tener miedo ante Freddy Krueger yendo a mutilarte vivo y otra muy diferente era atemorizarte viendo a la cara a tu mejor amigo de toda la vida.

Y Harry hasta ese momento no había entendido qué carajos le había pasado a él en aquel momento.

—Cariño—llamó a Jay mientras estaban acostados sobre el sofá, viendo Dirty Dancing por vez décimo mil.

—¿Huh?—contestó mientras seguía mirando a la pantalla, era de ese tipo de chicas que decía "no escucho con los ojos", así que Harry jamás se molestó en decirle que lo mirase a la cara.

—¿Sabes si a Louis le pasó algo últimamente?

—¿Algo como qué?—preguntó de nuevo viendo a Baby intentando hacer los movimientos de baile y fallando estrepitosamente.

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