15.

615 116 14
                                    

—¡Sonnyyy!

Pablo apretó fuertemente al nombrado en un abrazo y lo soltó para estrujar sus mejillas, recibiendo una mirada de molestia por parte del más enano.

—Seguís igual de adorable de cuando nos conocimos che —dijo con una risita.

La voz de Pablo había cambiado drásticamente en el año que llevaban conociéndose, también había crecido bastante y no solo estatura, sus hombros se habían hecho más amplios y ya no tenía cara de niñito.

Aunque seguía siendo el mismo chico infantil de siempre.

—¿Por qué no me sorprende? —dijo viendo la cabellera rubia de Cristian, quien estaba detrás de Heungmin—. Linda peluqueada para un pibe aún más lindo —halago dedicándole un guiño, ganándose un ceño fruncido por parte del pálido y una mueca de asco por parte del rubio.

—Me disgustas —soltó Cristian pasando a su lado y entrando a su casa.

—Me re amas loco —replicó Aimar cerrando la puerta.

—No —repitió la misma cara de asco.

—Es cierto, no tengo oportunidad —Pablo hizo una mueca triste—. Vos solo amas a Heungmin.

El cordobés no respondió, notando la mirada del nombrado sobre él y como Aimar comenzo a sonreír cada vez más ante el silencio que se formó.

—Posta que las clases de teatro te hicieron más raro de lo que ya sos —comentó solo para decir algo.

—Que brutal cambio de tema.

Los recién llegados se voltearon para ver a Sebastián que venía tirando de sus ruedas desde la cocina.

Los cuatro se habían hecho muy unidos desde aquel primer día, casi un año de amistad, solían juntarse los fines de semana y también durante las vacaciones.

Cada uno se fueron a una rama distinta del arte, aunque compartían algunas cosas.

Heungmin se había concentrado más que nada en la danza, específicamente en la contemporánea, tomaba clases de dibujo que solo era para compartir con Sebas.

Pablo tomaba clases de saxofón y comenzó con teatro.

Por otra parte, Cristian se centró en tocar el piano y también iba a un taller de composición que había abierto hacía poco.

Los cuatro iban a clases de práctica coral, aunque Heungmin solo iba para escucharlos, tanto Sebas como Pablo eran muy buenos cantando; Cristian no tanto, eso le daba cierta gracia, pero su mejor amigo tenía el gusto en el rap, aunque no iba mucho con la clase.

Podía decir que tenía más amigo, incluso se llevaba muy bien con el director, aunque no se juntaban mucho para mantener cierto formalismo escolar, pero Enzo era tan inmaduro como ellos la mayoría del tiempo.

Nadie se había metido con Heungmin desde que llegó, todo el mundo lo trataba bien.

Romero estaba feliz por el menor, había encontrado un punto cálido en el mundo que no trataría de apagar al chico, todo lo contrario, él brillaba todos los días en ese lugar.

Aunque por un lado sentía que eso lo alejaba un poco de Sonny, ya no tenía que protegerlo porque nadie le haría daño y porque, había otras personas que también lo protegerían.

A pesar de eso el chico seguía a su lado, sentándose junto a él en el patio y acurrucándose contra él cuando Sebas ponía películas de miedo para ver, y a veces, durmiendo en sus piernas cuando se tiraban en el patio solo para no decir nada.

A pesar de todo, seguían a lado del otro.

¡!

Como amo a este grupo.

Mute › Cutison. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora