29.

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"¿Y qué pasa con Pablo?"

Sebastian se encogió de hombros.

—Me cansé de que cada vez que yo quiero ir a hablarle, él me evite —respondió el chico—. No quiero correr detrás de nadie... Buee, en realidad ni eso puedo hacer —miro sus piernas, con una sonrisa sarcástica.

Heungmin lo miro un momento, para después empezar a escribir.

"¿Cómo pasó?"

—Tuve un accidente —dijo, como si fuera algo simple—. Se ve que algo en columna se rompió y quedé así —dió unos golpes a su silla.

El coreano no podía evitar sentirse ofendido por la manera en la que Sebastian hablaba de eso.

Como si no fuera nada, como si no tuviera importancia.

Él se había acomplejado toda su vida por no hablar, y ahora ese chico tomaba su inmovilidad como algo sin importancia.

—¿Por qué esa cara? —preguntó el castaño—. ¿Te molesta que hable así de lo que me pasó, eh?

El pálido alzó ambas cejas, notando que el argentino se había molestado.

—Tengo suerte de estar vivo, Heungmin. El no poder mover mis piernas fue un precio bajo comparado a los demás —su rostro se quedó serio, mirando un punto lejano y poco específico—. Iba en el auto, con la familia de un amigo. Todos fallecieron... ¿Sabes lo bien que se siente ser un afortunado? —sonrió con ironía—. Y claro que me acompleja Heungmin... No sabes cuanto, nadie lo sabe.

El pálido sintió que metió la pata, iba a escribirle al castaño que estaba bien, que no necesitaba saberlo, pero el chico de la silla parecía necesitar desahogarse. Cuando lo comprendió, lo dejó hablar, tachando lo que escribió.

—Siempre soy positivo, para que nadie venga y diga lo de "Ay, pobre niño. Tan joven y ha pasado por tanto", me cansan esas personas, pero por más que quiera no puedo ser normal, ser como los demás. Porque quedé con el culo en esta silla de ruedas por el resto de mi vida.

»Y por otro lado está Pablo, que siempre me acompaño en lo más brillante de mi vida... Y ahora dice que le gusto, Heungmin... —sus ojos se llenaron de lágrimas—. ¿Comó le puedo gustar con esto? —abrió sus brazos, abrazando la silla de ruedas—. ¿Por qué? Es como si una criatura eligiera un juguete roto antes que todos los demás, ¿por qué haría algo así?

Sebastian comenzó a llorar, y Heungmin simplemente no sabía que hacer. Él nunca había consolado a nadie, siempre era él quien lloraba primero y siempre era Cristian quien lo calmaba.

Intentando actuar de forma madura, escribió algo rápido y luego se acercó a Sebastian para abrazarlo, dejándolo llorar sobre su hombro.

Cuando el chico se calmo, notó el cuaderno en sus piernas.

"Porque es su juguete favorito... Y vos sos la persona favorita de Pablo"

Mute › Cutison. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora