21.

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En el viaje de vuelta a la casa de los tíos del menor, la madre de Heungmin dijo que le harían unos estudios de la garganta y el cerebro al chico. Cosa que le pareció raro y preocupante al trigueño.

Ambos eran mejores amigos, conocían todo uno del otro, pero nunca hablaron de la mudez del pálido, ese era un tema que evadían y Cristian no sabía nada del mismo.

Heungmin seguía estando distante, pero volvió a sonreír cuando llegaron a la casa de sus tíos, saludando a una mujer de vestimenta extravagante y aún hombre que parecía bastante más mayor que su esposa.

La mujer se presentó ante Romero como Moon, y pidió que no la tratará formalmente, porque eso la hacía sentir vieja.

Moon resultó ser muy parlanchina y algo en su personalidad le hacía recordar bastante a Enzo.

—Entonces Cristian Romero —habló la mujer en cierto punto de la cena—. ¿Cómo conociste a Sonny?

—En la escuela, somos compañeros de clase —respondió.

—Cuti es muy bueno con Sonny —la señora Son tenía una sonrisa—. Siempre le regala cuadernos para que pueda hablar.

Heungmin pareció avergonzarse, bajando la cabeza y concentrándose en masticar.

Cristian lo noto, pero considerando que estaba distante con él decidio no hacer nada.

—¿No hablas con señas? —Moon abrió sus ojos ampliamente, paso su mirada de la madre del menor a Cristian, ambos negaron—. ¿Nunca aprendiste?

—No es necesario hablar con señas para comunicarme con Heungmin —dijo un poco molesto—. Si él quiere hablar de algo, lo escribe. Si yo quiero decirle algo, él me escucha. Incluso, si no decimos nada nos entendemos.

Moon asintió.

—Te comprendo, Cristian, pero lo que digo... En todo lo que conoces a Heungmin, ¿no sabes nada del lenguaje de señas?

Cristian negó.

La tía pareció querer decir algo más, pero Heungmin hizo una seña y la mujer cerro su boca, dejando el tema ahí.

Mute › Cutison. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora