Capítulo 11. La felicidad al alcance de la mano

73 17 0
                                    


La plática que había tenido con Luo BingHe unas noches atrás mantenía al siempre apático y desinteresado profesor Shen en algo parecido al trance. Incapaz de entender si eso de verdad había pasado y no era parte de las numerosas bromas del buen no-estudiante que de un tiempo a la fecha no hacía más que estar en su cabeza.

Por las razones incorrectas, cabe aclarar.

Desde luego que un profesor no tendría que estar preocupando por la sanidad mental de un estudiante en un día normal, mucho menos cuando dicho estudiante hacía cosas tan raras como las que Luo BingHe hacía, ¿crear todo un sistema de lenguaje solo para él? ¿Qué diablos? ¿tener todo tipo de programas revolucionarios respecto a la física y algoritmos? O lo que sea que Luo BingHe haga. De cualquier forma, la carrera de pregrado nada tenía que ver con esos temas.

La cabeza de Shen Jiu dolía de solo intentar comprenderlo. No parecía posible entender nada de lo que Luo BingHe estaba haciendo y no obstante, la frase ten fe en que no estoy loco, parecía lo único entendible en todo eso.

Era lo único que Shen Jiu podía hacer y aun así parecía una tarea muy difícil. El meollo de sus problemas, para resumir. Si tan solo Luo BingHe le hubiera perdido algo más sencillo...

Ahora Shen Jiu no estaría yendo a una velocidad exorbitante dentro de su cabeza, las ideas iban y venían. Cada una peor que la anterior.

Quería creer que Luo BingHe había inventado todo eso como siempre solía hacer. Crear un panorama a la espera de que Shen Jiu lo creyera y decidiera no hacer más preguntas, era algo que él haría. Pero no se sentía bien pensando que eso era una mentira.

Tal vez Shen Jiu solo buscaba irse por el camino fácil en vez de confirmar lo que ya venía sabiendo de un tiempo a la fecha: Luo BingHe tenía problemas mentales. Pero estar de acuerdo con eso tampoco parecía correcto, no cuando él tuvo el valor de decirle aquella frase.

Tal vez Shen Jiu se había habituado al buen trato y no quería arriesgarse a pensar demasiado en cosas turbias que podían desencadenar en la irrupción de su relación.

Lo cierto es que lo más complejo de todo eso era una idea que le venía entrando poco a poco a la cabeza: Luo BingHe tenía razón, no estaba loco y realmente estaba haciendo algo con todas esas cosas. En verdad parecía la opción más correcta y la que Shen Jiu estaba más dispuesto a creer.

Incluso a costa de surgieran muchísimas preguntas del tamaño de elefantes.

Era más sencillo creer que se equivocaba y que necesitaba un sanatorio mental.

"A-Jiu, ¿Me escuchaste?" preguntó una voz femenina a su lado, Shen Jiu parpadeó y la miró.

Liu Mingyan era una mujer muy elegante y hermosa. A menudo Shen Jiu se preguntaba cómo le había hecho para mantener a alguien a su lado como ella por tanto tiempo. Shen Jiu era atractivo y lucía varios años menos de los que tenía pero eso no quitaba el hecho de que en el mundo hubiera niveles y Liu Mingyan claramente estuviera en uno superior.

Por no mencionar que con lo huraño y antipático que era, pudiera mantener conversaciones agradables y prolongadas con una chica así. Aunque claro, Liu Mingyan era una nerd como él que se emocionaba cuando hablaban sobre libros y se ponían al día con las últimas conferencias dadas por prestigiosos académicos.

Y la compatibilidad de sus gustos iba tan lejos como para tener un profundo respeto y admiración a Shang Qinghua y su trabajo. Casi dio un brinquito cuando Shen Jiu le dijo que conocía a Shang Qinghua en persona y que trabajan juntos.

Liu Mingyan era la versión femenina de Shen Jiu. Eran tan parecidos que resultaba espeluznante, sin embargo, personas como Sigmund Freud podrían decir una o dos cosas respecto a su relación y la razón por la que se llevaban tan bien.

El silencio prolongado combinado con la pobre habilidad de improvisación de Shen Jiu terminó en Liu Mingyan rotando la cabeza algunos ángulos a la izquierda. Cosa que hacía cada vez que se ponía a pensar en algo con mucho esmero.

Shen Jiu tenía una vaga idea de lo que iba a decir a continuación. "¿Qué te tiene tan pensativo?"

Meneó la cabeza. "Problemas en la universidad."

"¿Qing-ge no te trata bien o son tus estudiantes?"

Después de que Yue Qingyuan tuviera la repentina idea de que Liu Mingyan había empezado a cocinar para él, se saltó todo tipo de normativas y exigió conocerla. Liu Mingyan estaba tan preocupada porque sabía el peso que Yue Qingyuan tenía en su vida y que era lo equivalente a conocer a los padres. Con apenas unos pocos meses conociéndose ¡y ya habían llegado a ese punto!

Si me faltas tú [BingJiu][Completa].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora