Capítulo 15. Las sombras en la pared

50 12 0
                                    


Dormir, desde luego que era mucho mejor que tener que despertar. Abrir los ojos luego de tanta oscuridad se sentía como un vampiro saliendo a la luz por primera vez. Los ojos le ardieron y le lagrimearon. Se llevó una mano a la cabeza para tratar de calmar el reciente dolor en el entrecejo. Soltó un gemido pensando que estaba solo y nadie lo escucharía haciendo todos esos vergonzosos sonidos.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, dio un vistazo rápido a su entorno. Luo BingHe, sentado como un búho en la oscuridad, lo observaba con sus inmensos ojos negros. Shen Jiu sintió un escalofrío de solo verlo. Cerró los ojos y fingió que el dolor de cabeza había incrementado, mientras recapitulaba en su cabeza todo lo que había hecho desde que despertó. No pudo haberse puesto tanto en vergüenza, ¿O sí? No. Inaceptable.

Y si lo había hecho, bien podía fingir que su condición de convaleciente lo había orillado a tales actos.

"¿Te duele la cabeza? ¿Quieres una pastilla?" preguntó con rapidez y tono preocupado. "Has dormido por dos días."

Negó con la cabeza y su mente se quedó con el último dato, remoliéndolo en su interior tantas veces que las palabras perdieron sentido. ¿Por qué había dormido dos días enteros? Se sentía en perfectas cond-

Abrió los ojos de golpe y giró la cabeza para mirarlo.

"¿Qué me pasó?"

Prestó más atención a la afligida apariencia de BingHe. Tenía la mirada llena de una extrema culpa y tristeza, el brillo de sus ojos nunca había sido tan opaco, ni siquiera cuando se vieron por primera vez. Shen Jiu tuvo esa fuerte sensación de que la luz no podía penetrarlos, como un par de agujeros negros a la deriva de algo que ni él mismo sabía muy bien. Atrapaban la luz pero no la devolvían, reflejaban las emociones de la persona delante y al mismo tiempo, expresaban tanto sufrimiento que parecía imposible que fuera de alguien más que el propio Luo BingHe. Lo cuál era motivo de cuestionamiento, ¿Por qué tipo de cosas ese joven habría tenido que pasar para lograr ese vacío tan abrumador? A Shen Jiu ya le había pasado antes, cuando estaba por quedarse inconsciente, se recordó, la inmundicia que desparramaba Luo BingHe era tal que lo ahogaba. Le afectaba al punto en que quería echarse a llorar por todas las cosas que Luo BingHe había pasado y de las cuales, no tenía la más remota idea.

Cuando veía los ojos tristes de Luo BingHe le daban muchísimas ganas de deshacerse y dejarse arrastrar al dolor que él sentía. Le entraba ese sentido de protección nunca visto en él, de querer llevarse consigo a BingHe y guardarlo en una cajita para que ya nadie le pudiera hacer daño. Joder, se sentía tan protector con él y sus ojitos tristes que pensó que haría lo que fuera con tal de que BingHe se sintiera mejor.

No dejaba que nadie dijera nada malo de él y haciendo recuento, ¿no era por eso que no quería creer en las palabras de Sha Hualing? Ella hablaba mal de Luo BingHe y Shen Jiu sentía que la odiaba. ¿No era esa la razón por la que no quería contarle nada a Yue Qingyuan? Él no sabía, él podía no entender a Luo BingHe, podía juzgarlo sin saber. Shen Jiu no iba a permitirlo.

Luo BingHe era su secreto y solo así, Shen Jiu sentía que no podían hacerle daño.

¿Quién iba a saber que la persona que más sufrimiento le causaba era el mismísimo Shen Jiu? No debería sentirse así. No en presencia de un joven tan bien parecido como BingHe. Shen Jiu debía actuar como el mayor de los dos y resguardar sus emociones. Es solo que...

No puedo volver a verte morir de nuevo. Eso le había dicho.

Ten fe en que no estoy loco. Shen Jiu no quería guardarse nada, quería abrazarlo y consolarlo. Llorar a su lado si era necesario. Deseaba tanto poder entenderlo para que Luo BingHe pudiera estar bien.

Eran tantas emociones en su corazón que se sentía abrumado y dolido.

"Tú... ¿Fuiste a mi casa?" preguntó él en su lugar. Su voz baja y rasposa, como si estuviera conteniéndose. Ante la falta de respuesta de Shen Jiu, BingHe hizo que su nariz se pusiera roja a una velocidad alarmante y que sus ojos se aguaran con tanta culpa en ellos que dolía. Quemaba más que el fuego verde verlos. "No debiste, ¡No debiste, Shen Jiu! ¿Qué- qué crees que te hubiera pasado si...? ¡Yo pude no haber estado esperándote en casa! ¡¿Y qué habrías hecho entonces?! ¿Por qué eres tan imprudente?" tomó su mano con las palmas sudorosas, agachó la cabeza y empezó a sollozar con fuerza. "¿Por qué no esperaste la ambulancia? ¿Por qué regresaste a casa en ese estado? ¡Pudiste haber muerto! ¿Es que no te das cuenta del peligro? Y yo- y yo ¿Qué habría hecho? Tú no sabes Shen Jiu, ¡No sabes una mierda! Pero sí tú te vas- si tú - yo no sabría qué hacer."

Su voz disminuyó con una curva poco atractiva. Shen Jiu sintió su nariz picar, para distraerse se sentó recordando en último segundo que había tenido una herida fatal en el costado. Con un sobresalto, anticipándose al dolor, quiso volver a acostarse, pero entonces se dio cuenta que estaba bien. No dolía. Frunció el ceño y se tocó el abdomen. Plano. Una vendaje ligero.

¿Se estaba volviendo loco? Se tocó la cara con la mano libre, no había vendajes, sin sangre. La nariz en su lugar.

Si me faltas tú [BingJiu][Completa].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora