Había felicidad en saber que podría por fin acabar ese tipo de encuentro indecoroso con Luo BingHe por las noches. Él se lo había dicho. Ya no había necesidad de permanecer todo el tiempo en su habitación encerrado a su lado.
Ya no habría quien le frustrara porque no podía entender nada de su comportamiento. Y a pesar de que Shen Jiu se esforzaba en pensar en las cosas positivas de todo eso, no podía evitar echar un vistazo a la lista de cosas malas con las que tendría que lidiar con BingHe fuera de su vida. Era una lista larga.
Encabezada por un gigante 'no más comida gratis', lo cual afligía mucho a Shen Jiu. La cocina de Luo BingHe era buena, bastante buena. Chasqueó la lengua y se conformó pensando que ya era hora que él mismo se esforzara por alimentarse con comida saludable.
Quizá Yue Qingyuan tenía razón. Era hora de ser más independiente.
Debajo de la superficie que aparentaba ser imperturbable, Shen Jiu sabía que eso no iba a ser posible. ¿Cocinarse todos los días? Sí, claro.
Había más posibilidades de volver a quedar en los huesos, como Luo BingHe llamaba a su cuerpo en un peso ideal, que seguir con la increíble racha de casi medio kilo extra por semana. Lo bueno de todo eso es que BingHe se iba a ir o por lo menos ya no le cocinaría todos los días y entonces, Shen Jiu dejaría de engordar a un paso alarmante. Aunque debía admitirlo que se veía bien. Muy bien.Muy sexi.
Era de constitución delgada por naturaleza, pero Shen Jiu, al igual que muchas cosas más, no había visto el deplorable estado de su cuerpo antes de que BingHe lo empezara a engordar como cerdo en matadero. Era una gordura saludable, los huecos entre sus costillas se habían rellenado y el músculo en sus brazos había aumentado.
Su abdomen seguía plano, después de aquella vez que notó el bulto producto de tantos alimentos mal digeridos, Shen Jiu empezó a levantarse unos minutos más temprano para hacer un rutina básica de ejercicio. No quería que Luo BingHe lo viera así que se levantó antes para hacerlo. Los resultados eran normales, lo que cabría esperar de tan poco tiempo y dedicación a la rutina, pero por lo menos Shen Jiu tenía el consuelo de estar en forma.
Yue Qingyuan también notó el cambio, cuando dijo. "Tu cara ya no está tan huesuda."
Tan amable.
Y luego agregó. "Liu-mei está haciendo un buen trabajo engordándote."
Sí claro, después podía pasarle sus saludos al verdadero responsable. Luo BingHe estaría complacido.
Sin embargo, ya sea porque ese día Luo BingHe presintió algo, no llegó a su casa. Shen Jiu se sorprendió muchísimo cuando vio la habitación sola y el escritorio vacío. Pensó que tal vez se le había hecho tarde así que escatimó sus pensamientos en él y siguió su rutina como siempre. Solo que sin cena.
Tuvo el repentino impulso de bajar y hacerse algo. Su cuerpo estaba habituado a tener comida por las noches por lo que ahora ya no era posible engañarlo con simple agua, pero después de pensarlo se dio cuenta que no quería hacer todo ese esfuerzo. Decidió pasar hambre y seguir trabajando. Al otro día su estómago dolía y seguía con un hambre feroz.
El ejercicio no lo hizo mejor.
Tal como ayer, Luo BingHe no apareció esa noche. Ni la siguiente. Ni la siguiente. Y mucho menos cinco noches después.
Shen Jiu se preguntó si había escuchado mal en algún momento. Tal vez BingHe le había dicho que no iba a poder estar los siguientes días y Shen Jiu en algún descuido no lo había escuchado o no le había prestado atención. Lo cual no era típico de él. Muy a costa de su dignidad sabía que estaba más al pendiente de los movimientos que BingHe hacía que de su propio trabajo.
¿Cómo podía no escuchar lo que decía?
Luo BingHe no le había dicho nada. Pero había desaparecido.
Y Shen Jiu que aún no terminaba de prepararse mentalmente para volver a su rutina de vivir solo de nuevo, batallaba consigo mismo todas las noches al llegar del trabajo en la cocina. No pensó que lo fuera a hacer. Su hipotálamo hambriento y con poca paciencia no pensó lo mismo cuando con desilusión, veía que otra vez no había comida en la encimera.
Lo más divertido de la situación era que Shen Jiu llegaba a casa con nervios, porque tan pronto como abría la puerta quería oler los residuos de alimentos cocinados flotando por toda la casa. Estaba condicionado a sentir felicidad cada vez que abría la puerta y no a sentir confusión y un inminente vacío en el pecho cuando descubría que no había nada. No era mejor que esos estúpidos perros de Pávlov.
Luo BingHe ya no estaba. Por lo menos no a su lado.
Shen Jiu se resistió como un hijo de puta a admitir que lo extrañaba. Hasta cierta medida eso había sido funcional, sobre todo cuando insultaba a BingHe en su cabeza, le hacía sentir que lo que sentía por él era coraje. Lo había usado y luego lo había desechado, ¡Claro que estaba enojado! Si lo veía enfrente de él de nuevo, ¡No lo dejaría entrar tan fácilmente! Ese bribón podía creer que entrar y salir era tan fácil como la casa de una puta, pero Shen Jiu le demostraría que no. Una vez fuera no volvería a entrar aunque le costara la vida.
Añoranza, se dijo un día de insomnio. Contradiciendo sus rabietas para dar luz a esa nueva confesión. Una semana sin él había hecho que Shen Jiu lo extrañara.
No solo por la comida.
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Si me faltas tú [BingJiu][Completa].
Fiksi PenggemarLuo BingHe es un estudiante que aspira al posgrado. Tiene una vida llena de deficiencias pero cree que si es gentil, podrá ocupar un buen lugar en el mundo o algo así le enseñaron en el orfanato. No obstante, en una noche algo cambia y lo nota cuand...