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ROMINA
Los días pasaron con rapidez y es que solo me quedé por una semana, la verdad la pensé tranquilo y disfruté mucho de mis minis vacaciones.
Mateo y Gabi fueron mis acompañantes ya que mis amigas estaban lejos y Zoe, bueno, Zoe estaba viviendo su nueva vida de pollera.
Por otro lado, aún sigo recibiendo miles de mensajes de Enzo, no tanto de disculpa como los primeros 3 días pero como siempre me manda mensajes de buenos días y buenas noches y deseandome que la pase bien aunque no le conteste.
Obviamente infaltable las fotos de mi bebé hermosa, ya le compré regalitos y todo.
¿Lo extraño? si obvio, pero aún me duelen todas las palabras hirientes que me dijo.
—No quiero que te vayas— yo caminaba por el aeropuerto con Zoe colgada de mi cuello.
—Sos una hija de puta estuve una semana acá y vos ni bola por estar con Nahuel, ahora me venís a lloriquear—
—¿No te olvidas nada, no?
—la dignidad, pero eso me la olvidó en todas partes — Mateo me miró serio.
Fuimos a comer para esperar el avión y almorzar al ya que no habíamos hecho.
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