Estaba muy cerca del día de partida, cada día que pasaba faltaba menos tiempo e intentaba pensar en otra cosa que no fuera eso. Quería ignorar la idea de estar sola de nuevo, de no tener un hilo que seguir. Siempre seguí el camino de otras personas, no tenía rumbo propio.
Tuve un impulso de buscar entre las cosas viejas de nuevo que tenía en una caja que me había regalado una amiga antes de mi cumpleaños número 15, recuerdo cuando me fui de la casa con mi prima, agarré la caja y metí un poster de un grupo que me dio ella, unos dibujos hechos por mi u otros hechos por otras personas y ellos me los regalaban, saqué la foto de mi bias de otro grupo, recordé lo mucho que lo quería.
Saqué un sobre con una carta, titulado T/N linda, T/NXM Las dos iniciales de nuestros nombres, uno que otro escrito que hacía cuando estaba más pequeña, les eché una ojeada acordándome de todo lo que amaba en ese entonces, escribir, leer, escuchar música y bailar. También había una foto de la chica y de otra compañera mía que era muy intensa hasta el punto de hartarme, siempre me culpé por eso, así que nunca me alejé para no hacerle daño. Suena a que soy mala, lo sé, ¿pero que tiene de malo perder un poco la paciencia? Encontré cartas que hacía a los chicos que me gustaban, vergonzosas, nunca las entregué, aunque ellos sabían la mini obsesión que tenía gracias a mis compañeras chismosas que revisaban mis cosas.
Encontré unas hojas de colores que titulaban: "Lo que mis compañeros opinan de mí" No podían escribir nada ofensivo, así que leía siempre: "Eres muy inteligente" "Eres sencilla" "Pones mucha atención a los pequeños detalles" "Tienes un gran corazón".
Por esas mismas razones, empecé a odiar con mi alma que me repitieran eso, así fuera sincero, lo que más me decían era que tenía un gran y hermoso corazón, al principio me daba un poco de pena y alegría que lo notaran, luego fue una forma de consolarme y se volvió forzado... y si no era eso, todos lo decían y era cansado, lo interprete como una forma de lástima.
Realmente me odié a mi misma, no quería tener un corazón, así como describían el mío, quería poder... defenderme, hacer algo por mí misma, no necesitar que viniera Isabella y se emputara con todo el mundo que Santiago, su hermano le diera cierta rabiecita y me regañara por estúpida, que Sofía me viera llorar y llorara conmigo como si fuéramos bebés. Me odié a mí misma, odié aún más mi corazón, odié mi existencia, odié mi cuerpo, odié respirar, odié mi personalidad, odié mi risa y empecé a reírme bajo, empecé a enojarme cuando algo me daba risa. Odiaba que todo fuera tan cruel y sin sentido.
Comencé a sufrir de migraña y a tomar medicamentos para el incontrolable y persistente dolor que me mareaba hasta vomitar, claro que no me molestaba vomitar, era como la salida que tenía ya que me olvidaba de mi cuerpo regordete y ya no me dolía la cabeza. La menstruación no llegaba, siempre me llegaba un día determinado, de ese día no pasaba y en ese instante me dio miedo, no el estar embarazada porque era consiente que el bebé no nace por magia, gracia y obra de Dios, eso solo le pasó a María... Tenía miedo porque no me gustaba estar estresada, me daba miedo estresarme, porque me sentía culpable por hacerlo y eso detenía mi período durante meses, mi panza se hinchaba y vomitaba aún más pensando que la hinchazón era por comer demás, porque por el estrés consumía más grasa y eso me daba rabia, no tenía por qué comer demás, no podía comer demás, no podía comer porque nunca me saciaba. Llegó un momento de competencia conmigo misma, dónde en mi cabeza había una voz irritante que me pedía vomitar a gritos, desesperada y llorando, necesitaba parar, el ejercicio no ayudaba, me veía más gorda aunque me decían que estaba más delgada y más blanca, no, más pálida. Esa voz irritante me arrastraba hacia el sanitario hasta arrodillarme con un cepillo de dientes en la mano invitándome a vomitar más y más, hasta no saciarme nunca, no había vez que no vomitara y llorara de la rabia en el proceso. Había días que tenía tanta hambre, pero no me lo permitía, porque si tragaba, aunque sea un pedazo de carne o de pan ya no podría parar. Había días dónde el hambre me ganaba y comía, me sentía muy culpable por haber comido "pero me sentía tan mareada y hambrienta" lloriqueaba mentalmente mientras la voz irritante respondía "siempre lo estás, ¿no te das cuenta lo gorda que estás? A nuestro padre no le gustan las niñas gordas, y tú claramente lo eres".
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YA NO DUELES* 2da parte de "DUELES TAN BIEN" TN X MIN YOONGI
FanfictionDespués de un fallido intento de suicidio T/N no recuerda nada, ningún suceso de su vida, a pesar de si recordar algunos nombres y rostros. T/N se siente muy feliz de "comenzar una nueva vida" aunque no durará por mucho.