15.00

818 78 11
                                    

[Sunghoon Pov]

La gente pude lastimar tan cruelmente con sus palabras, hacerte añicos en unos segundos, derrumbarte.   

Pero yo no era tan débil como todos ellos.   

No me importaba lo que hablaran de mi, la única persona que tenía siempre para mi aún que no lo supiera era ese lindo castañito.   

Al ser un Park mi familia es una de las más importantes en toda Corea, siempre teniendo que mantener las apariencias, siempre teniendo que ser educados, siempre ser firmes, siempre....   

Siempre tengo que hacer una jodida mierda.   

Mi infancia no fue tan amena como los demás, cuando vivía en Seúl, no iba a la escuela, los maestros venían a mi.
   

Así que prácticamente no salía mucho de casa, mis padres eran tan estrictos y siempre tan ocupados, apenas se sostenía en la casa una conversación fría que no pasaban de cortas palabras.   

Y por supuesto no tenía ningún amigo.   

Hasta que nos mudamos a Busan.   

El primer día que llegué decidí ir al parque, acompañado por supuesto de mi niñera, mis padres estaban lo suficientemente ocupados como para prestar atención a su propio hijo.   

Socializar no se me daba nada bien, verá a demasiados niños me abrumaba. Nervioso y sin saber como conversar o jugar con alguien.   

Hasta que me fije en un pequeño bulto en una esquina, completamente solo. Con curiosidad me acerqué sin pensarlo dos veces.   

Ahí pude ver aún lindo castañito con sus mejillas rojas tal carmín y sus ojos color avellana se encontraban cristalizados acompañado de algunas lágrimas que rodaban fragilmente por sus mejillas.   

Sentí un pinchazo en mi pecho, fue como un imán.   

No quería verlo llorar, pero no era tan amigable ni mucho menos extrovertido para comenzar alguna conversación, y mucho menos sabia como tratar a las personas, torpemente le ofrecí mi batido.   

El solo sonrió aceptando mi ayuda, su sonrisa cuadrada era tan linda. Sin duda era una de las cosas más bonitas de este mundo y aún lo sigo pensando.    

Era mi primer amigo, ese día era como un sueño y me alegro más al saber que éramos vecinos, por fin podría tener a alguien a mi lado, hacia crecer en mi una agradable y cálida sensación que no había sentido antes.   

Pero no. Las cosas nunca suceden como uno desea.   

Mis padres me pusieron en una escuela y me alegraba el hecho de poder tener compañeros de clases y más aún si se encontraba el castañito.   

Por que si, gracias al destino iba entrar a la misma escuela que él.   

Sin embargo mis padres decidieron que la escuela no era suficiente para mí, implantando clases extras en casa, tenía notas excelentes pero nunca eran lo suficientemente bueno, nada de lo que hacía parecía serlo.   

Les supliqué que me sacaran de las clases extras, al principio fue una tortura apenas era un crío y estaba tan estresado y abrumado, mientras veía resentido como personas de mi edad solo disfrutaban, los envidiaba.   

Al final si terminaron aceptando, era mi oportunidad, mi oportunidad de por fin acercarme al castaño.   

En el poco tiempo que tenía lo observaba, podía ver como asomaba su cabeza con sus lindos cabellos castaños mirando con curiosidad hacia mi patio.   

𝘿𝙚𝙫𝙤𝙧𝙖𝙢𝙚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora