Capítulo 5

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Narra I.

La luz proveniente de aquel lugar desconocido frente a mí, nublaba mi vista haciéndome sentir dolor en los ojos. Los entrecerré y comencé a caminar hacia adelante para descubrir su provenir, en cuánto lo hice y la luz bajó, la ví a ella, tan linda como la recordaba.

Sonrió dulce.. y de pronto me encontré siendo de nuevo un niño pequeño.

Camino hasta mí tomando mi mano guiándome, no supe como reaccionar y solo contesté siguiéndola con una sonrisa. Me llevaba a unos columpios dentro de un parque, se sentó en uno y yo en el otro.

La aprecié por a penas un momento, en cuanto sentí el piso caerse y yo junto con él. Miré a mi lado y ella ya no estaba, solo había oscuridad de nuevo. Esa oscuridad que me empezaba a causar miedo.

—¡Itachi..!— un gritó ahogado retumbó con eco por aquel lugar oscuro, fruncí el ceño preocupado, era su voz, ella me estaba llamando.

—¡Izumi!— grité en respuesta ante el llamado, giré en mi sitio repetidas veces dando vueltas confundido y atolondrado por no saber su paradero, la escuchaba gritarme, pero su voz se perdía por todos lados en ese lugar.

De nuevo vi una luz, pero esta vez más oscura que antes, comparándose incluso con el marrón.

Sin pensarlo dos veces, corrí hasta la única salida que encontré, si Izumi estaba ahí, todo estaría bien.

La ví una vez más, está vez más grande, y a mí. Con un kunai atravesandola por el estómago con sangre en mis manos, recuerdos borrosos llegaron a mi mente de ese día. El día en el cual perdí todo lo que le daba sentido a mi vida, perdí a mi familia, a Sasuke, y a Izumi.

Sentí las lágrimas caer por mis mejillas al ser consciente, corrí hasta donde estábamos ambos queriendo gritar para llamar su atención. Pero ninguno me hizo caso, yo seguía con el kunai empuñado en ella y por más que corría y corría, no llegaba a alcanzarlos ni acercarme un poco.

Mi respiración agitada junto a un grito de dolor me hicieron despertar transpirando.

Me senté de golpe en la cama con mi pecho subiendo y bajando a toda velocidad completamente empapado ¿Acaso todo había sido un sueño? ¿Izumi seguiría conmigo? Mis preguntas fueron respondidas en cuánto me percate de mi condición, con mis ojos rodeé la habitación hasta fijarme de la presencia de alguien a mi lado con un recipiente blanco, dentro de el parecían haber paños húmedos del mismo color.

Miré a los ojos a esa persona para reconocerla, sus ojos azules me sacaron del sueño cuando los ví directamente, era Deidara, me miró atónito por un momento con sorpresa, y se lanzó sobre mí abrazándome con fuerza por el cuello apretandome a él.

—Gracias al arte despertaste, pensé que morirías— susurró, sus palabras me sacaron de mis casillas confundiéndome ¿Se estaba preocupando por mí? El sentimiento de ser prioridad se hizo presente después de años, mi corazón palpitó con gran velocidad y mi pecho se estrujó al sentirlo tan cerca, el olor dulce de sus cabellos invadió mis fosas nasales relajandome y dándome paz, la paz que tanto necesitaba pero jamás pedía.

—¿Qué haces aquí?— logré preguntar.

—Estabas gritando entre sueños, lo oí desde mi habitación y vine haber si estabas bien, te encontré sudado y con calentura— explicó separándose para quedar frente a mí —Me quedé para que no murieras, tonto.

Lo último que dijo resonó en el fondo de mi interior, sentí pequeñas cositas volar en mi estómago y no supe que hacer cuando sus ojos me volvieron a ver tan profundos y explícitos como siempre, pero esta vez con un sentimiento diferente que se impregnó y no me quiso soltar. No quité mi vista de él y mucho menos fingí mi extrañesa al sentirme así, tampoco la fingí sabiendo que me había cuidado, pero.. ¿Yo morir de fiebre? Ni en sueños.

Rain Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora