Narra D.Caminé unos pasos más adelantándome, las recientes palabras de Itachi me hicieron sentir cosillas en mi estómago, ya había experimentado aquello en veces anteriores, en otras ocasiones muy parecidas, pero decidía ignorarlo con la excusa de que tal vez me estaba enfermando.
Seguí mi recorrido aún con los brazos cruzados, no quería pensar ni llegar a conclusiones sin fundamentos.
Pronto, encontramos una cueva que parecía habitable, por lo que realicé pequeños insectos de arcilla que irían en búsqueda de Hidan y Kakuzu. Luego de unos minutos ellos llegaron hasta donde estábamos.
-Ah mira que bien rubia, por lo menos fuiste útil- se burló sonriente.
Gruñí por sus palabras, ese chico me molestaba día y noche, ya no lo soportaba -Kakuzu, calla a tu amiguito o de lo contrario su cabeza volverá a volar- Amenacé llenando mis manos con arcilla.
Él solo le dirigió una mirada asesina, la cuál hizo que la sonrisa de Hidan se volviera una mueca de molestia. Ellos fueron los primeros en entrar a la cueva, mientras que nosotros nos dispusimos a salir para llevar ramas y así armar una fogata, el frío de la noche cada vez aumentaba más con el pasar de los minutos. No supe cuánto tiempo estuvimos caminando, pero llegamos a un río, a su alrededor habían rocas que juntaban el agua con el césped verde, más allá encontramos ramas que parecían haber sido tiradas.
-Oye, idiota, yo recogeré lo de acá y tu lo de por allá ¿Sí?- indiqué mientras me ponía de rodillas para coger una pequeña cantidad de ramas y enrollarlas en mis brazos.
-Lo haré pero, no me das órdenes- respondió, no le hice caso. En la mayoría de las ocasiones el siempre contestaba igual, pero de todas maneras luego hacía lo que le pedía por necesidad o simple capricho.
Cómo pude hice el sello en mi manos al terminar, creando así otra de mis típicas aves blancas y grandes, me subí de un salto dejando las ramas a un lado. Miré a los costados con las manos en las caderas buscándolo con la mirada, hasta que lo encontré con las ramas entre brazos -Sube- solté con tono burlesco.
De igual forma, dejó las ramas en el mismo lugar, comenzamos a subir elevandonos cada vez más hasta llegar a un buen punto, y ahí comenzamos ha avanzar.
El aire que poco a poco me hacía querer abrazarme a mi mismo, bajó su temperatura siendo más frío, aún sentado, me abracé sigilosamente, no quería parecer débil en frente de Itachi, que aúnque no parecía prestarme atención, se mantenía con la cabeza baja. De todas maneras esa sería la peor humillación. Froté mis manos con mis brazos despacio, reconfortandome con el calor de mis palmas, miré la luna frente a nosotros, parecía tan cercana pero estaba tan lejos.
Entonces a mi mente vino un recuerdo antiguo, un cuento que de niño me contaron, la leyenda de la Luna y el Sol. Bajé mi vista hasta mis piernas recordando a mi abuelo Onoki contándomela, era mi historia favorita y siempre se la pedía antes de dormir, una sonrisa inconsciente salió de mis labios haciendo memoria, aún la recordaba perfectamente, sin duda había quedado como uno de mis mejores recuerdos de niñez.
La luna era distante, fría y callada, lo veía todo desde su gran altura siempre en silencio.
El sol era cercano, alegre y parlanchín, iluminaba cada lugar en dónde estaba llenandolo de su buena vibra.
Aquel día, Sol y Luna se conocieron al atardecer, naciendo así el amor entre ambos, las cualidades de Luna atraían a Sol, y las de Sol atraían a Luna.
Sol era el calor y luz que Luna necesitaba, y Luna era la perfección junto al frío que quería Sol. Ambos se enamoraron con pasar el tiempo creando eclipses continuos, pero en los eclipses la oscuridad reinaba, dejando a la tierra sin luz, sin vegetación y sin Sol. Ellos lo notaron, eso quería decir que no podían estar juntos, de lo contrario la tierra pagaría las consecuencias en oscuridad absoluta, impidiendo la vida. Tristes tuvieron alejarse, su amor era imposible, luego de el último eclipse juntos nunca más se volvieron a ver, salvo aquellos días en los que sus ganas de encontrarse nuevamente les ganaban, pero esos días ocurrían muy pocas veces. El eclipse se volvió su lugar, su unión y su amor, soportando el pasar del tiempo con el pesar de no poder vivir su amor como querían.
Aún en mi mente recordaba la voz de mi abuelo narrando el final mientras balbuceaba por sueño, de todas maneras yo le despertaba para que siguiera con la historia, pero cuando oía que era el final, me inundaba de incertidumbre y preguntas.
Ahora, después de haber crecido y luego de todo lo que sucedió conservo la misma duda ¿Que habría pasado entre Sol y Luna para que se enamorarán? De pequeño siempre me resultó confuso, se suponía que ellos eran lo contrario, no tenían nada en común ¿Qué los enamoraría? Suspiré planteandome la pregunta, una vez más ví la luna, ahora con admiración. "¿Por qué se enamoró del Sol?" Pregunté anhelante en mi mente.
Bufé, supuse que no obtendría respuesta, después de todo, era imposible
No tenía noción del tiempo, pero en cuánto me percaté, ya estábamos muy cerca de la cueva. Mire detrás mío para indicarle a Itachi que bajaríamos, pero al hacerlo de nuevo sentí, el ahora, cosquilleo en mi estómago que me llamó la atención. La tranquilidad serena en su rostro durmiente me distrajo casi atrayendome, quedé perplejo sin saber que hacer o decir, el aire helado pasaba por mis cabellos yendo en dirección contraria, haciendo que chocarán con mis ojos interceptandome para ver su rostro. Con una de mis manos pase mi cabello detrás de mi oreja.
Su pelo azabache que se movía al compás del viento achicó mi corazón, quería acercarme para tomarle el rostro y así admirarlo más cerca, un remolino de emociones nacieron de mi interior, sentimientos confusos y nuevos.
Respiré entrecortadamente, me acerqué con cautela -Itachi..- lo removí un poco tomándolo del hombro, -Uchiha despierta..- llamé por segunda vez para que despertara, su respiración cálida junto a su ceño comenzando a fruncirse hicieron que me alejase, poco a poco sus ojos fueron abriéndose dando paso a un suspiró suave.
Giró su rostro hacia la derecha, luego a la izquierda, encontrando mis ojos y yo los suyos, somnolientos -¿Qué quieres Deidara?
-Ya estamos por llegar- informé tajante, desvíe mi mirada de la suya para que no notará mi reciente sonrojo. Entonces otra pregunta que de pequeño también tuve y seguía teniendo volvió a mi mente.
¿Qué era el amor?

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Rain Of Love
RomanceEn edición. ━Itachi, ¿Por qué llueve cuando mi corazón se acelera? Fanfic/ItaDei/UniversoNarutoShippuden