Capítulo 26: El Delgado Duque Blanco, parte 1

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El reloj marcó las 3 A.M, el sonido de la cerradura de la puerta abriéndose fue lo que despertó a Leon quien estaba durmiendo en el sofá de la sala. Inmediatamente tomó su arma que estaba debajo de su almohada y se levantó poniéndose en posición de ataque listo para disparar.

La puerta se abrió y una silueta se adentró volteando hacia Leon, por lo que Leon disparó sin pensarlo. Unas llamas iluminaron el lugar en tinieblas, revelando a Eduard y su flameante stand.

Las llamas y los puños de Hot Space fueron suficiente para derretir las balas. Leon bajó su arma al ver que era su amigo.

—Creí que no ibas a volver —Leon volvió a guardar el arma bajo su almohada.

—... ¿Como está ella? —Eduard dirigió su mirada a la habitación de Jill al momento de preguntar.

—Aun no despierta.

—Leon, perdón, no quería exponer a alguien sin stand a un mundo lleno de peligros donde no sabes si mañana te encontrarás con un usuario y mueras en combate. Para una persona no usuaria es el triple de peligroso, es una misión suicida. Yo no quería que esto le pasará, pero entiende que he perdido a muchas personas importantes para mí por culpa de usuarios stand.

Leon bajó la mirada al suelo y pasó su mano por su rostro y cabello, terminando en un suspiro —Te entiendo, tú llevas mucho más tiempo lidiando con stands que yo, no sé por todas las cosas que has pasado, no me atrevo ni siquiera a imaginarlas. Yo apenas llevo dos meses desde que me volví usuario, y ya he pasado por muchas situaciones que jamás me había imaginado, en solo este coto tiempo, no quiero pensar en lo que pudiste haber pasado.

Eduard miró su colgante, lo apretó en su mano, movió la mandíbula y los labios tratando de evitar que su rostro expresará tristeza alguna.

Leon tomó su mano con la que sostenía el colgante, estrechó las manos estando a la altura de sus ojos y lo miró directamente. Eduard no sabría cómo explicar dicha mirada, tenía una extraña mezcla entre tristeza, añoranza y nostalgia, cosa que contrastaba con su débil sonrisa.

Él le soltó la mano y se alejó para sentarse en el sofá y beber whisky del cual la botella estaba casi vacía.

—No deberías escapar de tus problemas a través del alcohol, eso solo retrasa lo inevitable, tarde o temprano tendrás que afrontar tus problemas —Leon solo sonrió ante su comentario, pero no fue suficiente para que dejara de beber. —Deberías ir a Chicago y ayudar a tu amigo Chris, si ese tal Wesker es tan peligroso como dicen, creo que deberías estar ahí para acabar con él.

—No puedo ir en este momento, no mientras Jill esté en ese estado, necesito estar aquí en persona. Ve tú, tienes más experiencia que yo en los combates stand, Chris necesitará el apoyo de alguien experimentado como tú. Además, mi stand no tiene una habilidad tan poderosa y útil, apenas y es bueno para soportar los ataques cuerpo a cuerpo.

—Pero tienes la posibilidad de que mejore siempre y cuando tú mejores como persona —Eduard le quitó la botella de whisky a Leon, y terminó vaciando todo el whisky. Leon no dijo nada, solo lo vio sin sentir enojo —Partiré mañana mismo, solo necesito descansar.

Leon asintió y se levantó del sofá —Iré a ver como sigue Jill. Duerme, yo me quedaré despierto —Eduard se recostó en el sofá y cerró los ojos.

Leon entró a la habitación de Jill, y dejó la puerta abierta, se sentó al lado de su cama para tomar su temperatura. Para alivio de Leon, su fiebre había bajado, él no pudo evitar soltar un suspiro. Pasó unas toallas húmedas por su frente y luego la arropó cómodamente, él se quedó dormido en la silla debido al cansancio.

Leon Kennedy usuario de StandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora