Capítulo 31: Fraternidad

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Los rayos del sol obligaron a los parpados de Jill a tener que abrirse, ella se quitó las sábanas de encima mientras bostezaba y estiraba sus extremidades entumecidas. Bajó sus delicados pies al suelo, sintiendo frío al hacer contacto. 

Se levantó, aún somnolienta, solo para encontrarse con la vista de Leon dormido en su silla cerca a la mesita de noche. Jill sonrió y decidió no despertarlo.

Ella intentó caminar, pero el dolor punzante de su herida, a causa de la flecha, no la dejó avanzar más. 

Con dificultad logró llegar al baño para darse una ducha. Leon fue despertado por el ruido del agua cayendo, él se alarmó y fue hacia el baño, tocó la puerta esperando a que Jill respondiera.

—No deberías estarte bañando, tu herida aún es reciente. —Leon recargó su espalda contra la puerta, esperando su respuesta.

—Estoy bien, ya casi cicatrizó en su totalidad. —Respondió ella sin más.

Leon solo dejó escapar un leve bufido con una sonrisa. —Cierto. Superhumano. Casi lo olvidaba, ¿verdad, Supergirl? —Él se burló como siempre.

Se despegó de la puerta y se dirigió hacia la cocina mientras lidiaba con sus propias heridas de bala.

Cuando Jill salió del baño, su nariz fue recibida con un delicioso olor a tocino, el cual la llevó irremediablemente a la cocina.

Se recargó sobre el marcó, mientras observaba a Leon hacer el desayuno. Una leve sonrisa escapó de ella, le causaba gracia ver al legendario Leon Scott Kennedy con un mandil puesto cual mucama.

Leon volteó al notar su presencia, se sintió extrañado ante la mirada de su compañera. —¿Sucede algo? —Preguntó con una ceja arqueada.

—Nada —Ella solo rio levemente y se giró rumbo a su habitación.

Leon volvió a lo suyo, no sin antes devolver una mirada fugaz a ella. No pudo evitar quedarse viendo cuando ella solo llevaba una bata azul. La mente de Leon dio mil vueltas, pero sacudió su cabeza alejando esos pensamientos.

Una vez que Leon sirvió el desayuno para ambos, Jill entró ya vestida, Leon se lamentó mentalmente por eso y no lo podía negar. Él sirvió una taza de café a ella, para luego sentarse a comer.

Por más que el ambiente estuviera tranquilo, la mente de Jill estaba hecha un revoltijo, todo en torno a un solo nombre... Albert Wesker. 

Leon notó esta inquietud al ver su ceño fruncido y mirada perdida.

—¿Dónde está tu compañero? —Preguntó ella, sin mirarle a los ojos.

—Él... —Leon dudó por un momento si decirle. —Fue en ayuda de Chris. No he recibido noticias, me preocupa que pudo haber pasado.

Ambos se quedaron pensando, bastante nerviosos por la situación. Apenas y podían tragar su comida de la incertidumbre y pánico que sentían. Hasta que el teléfono de Leon los sacó de sus pensamientos.

Leon atendió la llamada. —¿Hola?

—Leon, ven pronto. Esto es una situación muy importante. —Habló con un tono de aflicción en su voz, era Eduard.

—¿Qué ocurrió? —Preguntó Leon, muy temeroso mientras Jill prestaba total atención.

—E-es... es Chris. —Habló tembloroso. —Intentaron llevarse la flecha que estaba bajo custodia de la BSAA. Fue ese tal Wesker, él vino en persona. Casi no la contamos, Chris quedó muy malherido. Ahora mismo estamos en instalaciones de la DSO, intentamos que Chris se recuperara en las instalaciones de la BSAA, pero nos tomaron por sorpresa y violaron los sistemas de seguridad, casi matan a Chris. Hay alguien desde adentro que los está ayudando, Hunnigan habilitó para que pudiéramos llevar a Chris a la DSO, no hables con nadie más, puede que nos estén vigilando ahora mismo.

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⏰ Última actualización: Jan 01 ⏰

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Leon Kennedy usuario de StandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora