Siete.

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Un pasado y un futuro.

...

Una historia mal contada, eso era lo que había pasado, tantas cosas en su cabeza que le habían hecho perder la cordura por unos meses, el dolor y la tristeza de una perdida sumada a una muerte repentina de su padre fue lo que más le hundió en ese mundo.

Y aunque tuviera a sus sirvientes, los cuales ya no le servían, solo se limitaba a comer, dormir, ir a hacer sus necesidades y volver a repetir la rutina. ¿Pero por qué?.

— Yo, lo lamento.

Tan vacío, tan solitario y estúpido que fue en ese momento al creer unas palabras como cualquier otras, palabras que penso que no volvería a escuchar pero ahí estaban, siendo pronunciadas por la boca de su amigo de la infancia.

....

— ¿Por qué tengo que estar con él, Papá? — Megumi señaló a Yuji, que de tan solo diez años ya tenía la idea de que ese niño en un futuro sería su omega.

— ¡Oye! —Toji golpeó ligeramente la cabeza de su hijo, corrigiendo pues esa no era la manera de hablarle a un integrante de la casa Taira.

— ¡Pero es cierto! —Y justo cuando estaba por volver a reclamarle la risa del rosa salmón fue escuchada en toda la habitación.

Una risa llena de alegría y paz.

Desde ese momento Megumi supo que Yuji sería un ancla en su vida... Tal vez si Megumi no hubiera estado equivocado.

Hasta sus trece años.

— ¡¿Por qué?! —Las cosas eran tiradas en la habitación, siendo quebradas en la pared y el olor a sangre inundaba el lugar.

— ... — Megumi tenía miedo de entrar y ver el desastre que Yuji tenía. Su instinto le gritaba que huyera de ese lugar y que nunca más se acercara pero lo ignoró. Con toda la valentía que su cuerpo pudo reunir giro el picaporte, abriendo lentamente la puerta hasta que sus ojos pudieron ver a un pelirosa en el suelo y con sangre en sus manos.

— ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Tengo que matarlo, papá... ¿Por qué? — Su vista estaba puesta en una fotografía de él y su padre junto a una mujer de cabello negro.

— Yuji...— Fushiguro susurró. Intentando no asustarlo, no, más bien no asustarse el mismo.

— Si tan solo... Yo... Papá... Perdón, perdón, perdón. –— Sus manos fueron a dar a esa fotografía rota, los vidrios incrustándose en las palmas de sus manos, el dolor que fue ignorado pues consideraba en lo más profundo de su ser que eso era lo que merecía.

— ... —¿No podía hablar? ¿Por qué? Quería tomar a ese chico entre sus brazos y decirle que todo estaría bien, que nada de eso había sido su culpa y que la vida le tenía preparado momentos magníficos pues después de la tormenta viene la calma.

—  ¿Por qué no sales de aquí?

— ¿Eh? —Se tensó. Su cuerpo entero tembló ante la voz de Itadori Yuji.–—Vine a ver como estabas.—Un golpe se le fue dando mentalmente, era un idiota por preguntar eso.

— Estoy bien... — No, no lo estaba pero tenía que ser así, ser fuerte para lo que venía, para las cosas que tenía que cargar en sus hombros después de la muerte de su padre... La única familia que le quedaba.

— No fue tu culpa.

— ...

— No fue tu culpa, Yuji.

La Luz En Tu Mirada [ ItaSuku ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora