Dos

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¿Cuando días llevaba en ese lugar? ¿Había comido bien? ¿Dormido adecuadamente? No, tal vez le daban las mejores comidas ya que Gojo quería cuidar a su ganado pero no tenía ni la mínima gana de seguir viviendo.

¿Por qué le había hecho esto?

-Alfa...

- Cállate - Su Omega estaba inquieto y más al saber que le habían traicionado. ¿Por qué? ¿Dónde quedaba el amor que Gojo le había dado en esos meses?

- alfa, duele... ¿Dónde está?

- ¡Cállate! El no era nuestro alfa.- Lo Odiaba, odiaba que su Omega fuera tan débil y sumiso, cosa que el no era, ¿Por qué? ¿Dónde quedaron esas palabras de amor que Gojo le susurraba? ¿Dónde quedó la promesa de ser una pareja?

- Alfa... -

- Si tan solo... Si tan solo - No lo hubiera conocido.

Soltó un gruñido, mirando a la puerta por donde intento escapar desde que llegó pero le fue imposible, ¿Por qué? Porque Gojo Satoru siempre llegaba para detenerlo personalmente o alguno de sus hombres.

Todo era tan estúpido y tan patético. Era alguien fuerte pero no contra casi diez hombres que eran alfas y que estaban personalmente en espera de que escapara, o que Gojo personalmente fuera a encontrarlo y someterlo.

Gojo era mayor, un alfa de linaje si a eso se refería, nacido en una cuna de oro y rodeado de los mejores lujos que cualquier humano pudiera desear.

Empresas a su disposición así como cadena de hoteles y restaurantes fuera de Japón.

Era un jodido alfa que solo adoraba el dinero y también ese "poder" que solo la casa Kita tenía.

Y Sukuna, él solo era un estúpido que cayó en sus encantos por culpa del débil y sumiso Omega que tanto odiaba.

Cayó en las mentiras de Gojo cuando esté le dijo que lo amaba, cuando le susurraba una y mil formas en la que sería su familia y Sukuna como un Omega salvaje le recordaba que no quería eso, aunque en el fondo sí lo soñaba.


- ¡Amorcito! - Gojo entro a la habitación, azotando la puerta mientras los hombros a sus espaldas esperaban sus órdenes.

- ... - Sukuna estaba la defensiva y como no, Gojo era un asco de alfa.

- ¿No te alegra verme? - suspiró.- aunque no es como si me importara, solo venía para decirte que llegó la hora para que puedas darte a conocer al mundo.

- ¿A qué te refieres? ¿Me dejaras ir, rata albina?

- No - Gojo se acercó hasta quedar frente a Sukuna, tomando entre sus dedos el menton del rosa nostalgia.- Hoy se realizará la venta de caramelos de la casa Kita.

- ¿Caramelos? - Y por un momento su mente lo recordó. La casa Kita era una de las tres grandes potencias en el bajo mundo, no habían consumido a la Yakuza pero salieron de ese lugar y comenzaron a invadir los lugares en busca de poder junto con la casa Taira, quienes rivalizaron con ellos, y hasta la fecha... Lo hacen.

- Si, bueno, vamos a prepararte y dejarte bonito para los alfas que llegaron a verte - Su mirada paso por el cuerpo de Sukuna, notando la forma en la que se cubría aunque llevara ropa... El Omega de Ryomen si que era muy tímido y sumiso.

La Luz En Tu Mirada [ ItaSuku ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora