Trece

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"Atrapado en el pasado"

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– ¡Felicidades por su boda!

– ¡Felicidades, Stella!

Kaori junto a Jin los felicitaron, Ryomen se veía muy feliz con ella en sus brazos mientras veía como su "hermano" de no sangre lloraba de felicidad por él.

– Vamos a festejar como es debido.– Ryomen tomó a su esposa de la mano, llamando a todos los invitados para que se reunieran con él.

– Si, cariño.

Ryomen y ella se habían casado por una estúpida discusión que fue tomando cariño, una apuesta ya que los dos se odiaban desde la primera vez que se conocieron.

La boda fue en la casa de la familia de Ryomen, una boda tradicional que fue arreglada por todos.
Vestidos adecuados además de comida que no faltaba en la mesa de nadie, personas importantes que en un futuro tendrían el peso de muchas generaciones.

– Hoy estamos festejando la boda de mi hijo – El padre de Ryomen tomó la palabra haciendo que todos los presentes que estaban en su mundo lo voltearan a ver.– Y hoy se anuncia que él tomara la casa Kita en sus manos al igual que el futuro hijo de Wasuke Itadori, mi mejor y unico amigo.– Continúo mientras señalaba al hombre que se encontraba a pocos metros de él.

El día paso rápido al igual que la noche, todos tomaron caminos diferentes y la pareja de Alfa y Omega siguió su camino entre risas y sueños que pronto se cumplirían.

A pocos meses de su boda y que se anunciara los herederos de las casa Kita y Taira, se dio a conocer el embarazo de Gojo Stella quien anuncio al jefe de la familia seguido de la familia Itadori.

– Eso me trae muchos recuerdos. – Wasuke hablo mirando a la pareja junto a su mejor amigo.

– Recuerdo que también tenías a Jin en brazos cuando pediste mi ayuda, tu esposa era una Omega muy fuerte y míralos ahora, dueño de la casa Taira.– El alfa soltó una risa, dejando llevar por el ambiente que los contagiaba a todos.– Ya soy abuelo, Wasuke.

– Espero que dentro de unos años Jin también tenga hijos con Kaori... Quiero ver a mis nietos creer en un mundo seguro y pacífico.

– Lo haremos mi amigo, lo haremos.

El nacimiento del hijo prodigio trajo tantos cambios a su mundo, Stella era la mujer más feliz pues su pequeño había sacado muchas cosas de ella, desde su cabello, su nariz y su linda y adorable sonrisa, pestañas y cejas pero lo que más le gustó fueron esos ojos azules como el cielo que heredó de la familia de su esposo.

Un digno heredero e hijo que llegó a sus vidas.

El alfa mayor de esa familia fue el que más amó a ese niño, ayudándolo, consintiendo en cada capricho y orden que el infante daba, las sirvientas, los jefes a cargo de la casa eran cómplices de las travesuras de ese niño que con el tiempo se fue adaptando al lugar y a sus responsabilidades.

Hasta el día en que Itadori Yuji nació.

– ¿Por qué no nos dijiste nada, Kaori?– Stella estaba un poco enojada ya que no sabía del embarazo de la omega y nunca hubo indicios de que fuera así.

La Luz En Tu Mirada [ ItaSuku ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora