𝐂𝐚𝐩 𝟕

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En otra parte de la academia, Número Cinco se encontraba buscando a uno de sus hermanos

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En otra parte de la academia, Número Cinco se encontraba buscando a uno de sus hermanos. Al llegar a la habitación de este cerró rápidamente la puerta llamando la atención del hermano.

-¿Te encuentras bien? —preguntó Klaus al ver como Cinco daba vueltas en su mismo eje tomando su cabeza—

-Necesito que me ayudes con algo —respondió mirándolo— necesito que me respondas algo...

-Está bien... que se supone que debo responder? —levantó una ceja—

-¿Cómo sabes cuando alguien te gusta? —Klaus al oír eso soltó una carcajada— ¿que es lo gracioso?

-Nada solo no esperaba que esa fuese tu pregunta, acaso es ___? —dijo divertido—

-Solo responde, como puedo saber cuando alguien me gusta? —lo miro impaciente—

-No lo sé supongo que empiezas a preocuparte por esa persona más de lo normal, quieres saber todo lo que le pasa, cómo está, cómo se siente. Quieres pasar tiempo con esa persona aunque no tengan planeado hacer algo, solo basta su presencia  —Klaus dejo de hablar al ver como su hermano se agarraba la cara—

-¿Qué se supone que haga si en un hipotético caso me gustase alguien?

-Lo que tú creas correcto —al decir eso Cinco lo miraba sin decir nada— puedes decirle lo que sientes, puedes ocultarlo, puedes esperar...tu decides

-¿cómo se que es lo correcto? —preguntó mirándolo fijamente—

-Simplemente lo sabrás, haz lo que sientas que está bien —Cinco permaneció en silencio mientras asentía repetidamente— ya me dirás si estamos hablando de ___?

-Gracias Klaus —Se teletransportó sin más—

La hora de la cena ya había llegado, al finalizar esta, fui a mi habitación a ponerme el pijama, tomé mi almohada y fui a la habitación que se encontraba en frente de la mía. Toque varias veces hasta que se abrió.

-hola —dije con una sonrisa levantando mi almohada— ¿puedo pasar?

-uhm lo siento pero estoy demasiado cansado, mañana si? —dijo mirándome—

-oh claro no hay problema, descansa Cinco...—el solo me sonrió asintiendo y cerró la puerta despacio—

Volví a mi cuarto, y me acosté, decidí forzar a dormirme lo más rápido que pude evitando que las voces en mi cabeza empiecen a aparecer.

Al día siguiente, Cinco volvió a responder lo mismo, y el siguiente también, y el que le sigue dijo lo mismo.

Trataba de hablar con él pero hacía lo posible por evitarme o al menos eso parecía. Nuestras largas conversaciones se achicaron a tan sólo unas palabras y esas palabras a silencios. No fui la única que lo notó, Klaus también lo hizo.

Los días seguían pasando y no lograba sacarle una palabra no entendía que era lo que había hecho. Ya ni siquiera levantaba su mirada para mirarme.

Era de noche, llovía a cántaros y no podía dormir. Mi mente se estaba sobrecargando de pensamientos, no podía pararlos.

Mis manos temblaban, mi corazón latía como si estuviese corriendo una carrera, mi respiración se hacía cada vez más pesada. Trataba de pensar en algo que me distraiga pero nada lo hizo. Me senté en el suelo y empecé a inhalar y exhalar lentamente.

"¿Había hecho algo malo? ¿Dije algo malo? ¿Se canso de mi? ¿Le molestaba que hable mucho? ¿Le canso mi presencia? ¿Habré hablado demasiado al punto que se harto?" Las voces en mi cabeza no se callaban y me estaba desesperando.

Pequeñas lagrimas empezaron a caer en mi mejilla de manera inevitable, nada de lo que hacía podía tranquilizar a mi cerebro. En vez de despejarme cada vez me preocupaba de cosas incoherentes, sin sentido alguno.

Decidí poner mi mente en paz haciendo algo que iba a responder a todas mis preguntas. Salí de mi habitación intentando evitar hacer ruido. Y abrí su puerta sin tocar antes. Él estaba acostado mirando el techo sin expresión en su rostro, cuando me vio.

Al ver mi cara llena de pequeñas lágrimas y preocupación. Se levantó rápidamente y se acercó a mi.

-¿Qué pasó? ¿Te encuentras bien? —preguntó con preocupación, traté de hablar pero las palabras no salían de mi boca— tranquila respira...

Hizo que me siente en la cama, y cuando me calme un poco sin mirarlo pregunté— ¿Qué fue lo que hice?

-¿De que hablas? —puso su mano en mi hombro tratando de buscar mi mirada—

-¿Que hice mal? ¿Por qué me evitas? —ahora si lo mire a los ojos—

—Permaneció en silencio durante unos segundos— Tu no hiciste nada...

-Si no hice nada, por qué me evitas? ¿Por qué no me hablas? ¿Por qué ya ni siquiera eres capaz de mirarme? —dije desesperándome—

-Lo siento enserio...nada de eso es tu culpa, tu no hiciste nada...—dijo con sinceridad—

-Si yo no hice nada...¿por qué te alejas? —tragó saliva y cerró sus ojos—

-Me estoy encariñando demasiado contigo...y no quiero acerté sufrir...—dijo bajando su mirada—

-No entiendo, realmente no entiendo...¿por qué me harías sufrir? —no entendía absolutamente nada—

—dejó un suspiro tembloroso— ___...

-¿si? —dije esperando una respuesta a todo esto—

-estoy enfermo —su tono era bajo pero lo suficientemente alto para que lo oiga—

-¿Qué? —levantó finalmente su mirada mirándome a los ojos, los cuales estaban un poco cristalizados—

-___, tengo miocardiopatia dilatada

Lo mire fijamente a los ojos en busca de una señal de que todo esto fuera una broma, pero ninguna señal apareció.



[La miocardiopatía dilatada es una enfermedad que provoca que el músculo cardíaco se vuelva débil y alargado. Como resultado, el corazón no puede bombear suficiente sangre al resto del cuerpo]



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