-Salió todo bien —dijo Grace—
Tres palabras, que hicieron que me estalle en felicidad.
-¿Podemos verlo? —pregunté y Grace asintió—
Al entrar a la enfermería observamos a Cinco dormido, estaba con su bata tapado con las sábanas de la camilla.
Nos acercamos con Klaus y nos quedamos u rato mirándolo. Luego de un rato Klaus se fue y me quedé sola con él. Pero me tuve que ir para que mis hermanos pudieran verlo también.
Luego de la cena mamá me permitió pasar la noche con él. Tomé algunas cosas de mi cuarto y fui a la enfermería.
Me senté en el sillón recostando mi cabeza en la camilla. Está todo en silencio, solo se escuchaba la respiración de Cinco y la mía.
Luego de una hora mis ojos se volvieron pesados haciendo que me duerma.
Desperté sintiendo una mano acariciar mi cabello. Levanté la cabeza encontrándome con Cinco, quien estaba despierto. Sonreí al verlo, y el hizo lo mismo.
-Parece que si podremos ver esa estrella fugaz —dijo con una sonrisa—
-Así es, apenas te recuperes iremos a verla —lo observé— ¿cómo te sientes?
-Me duele un poco el pecho cuando me muevo pero nada grave —levantó un poco su bata dejando ver la cicatriz— aunque dejó una gran cicatriz
-Sabes dicen que las cicatrices son el reflejo de lo fuerte que eres —tomó mi mano y la acarició—
-¿Quieres hacer algo? —sugerí—
-¿Algo como qué? No me puedo mover de aquí por un tiempo —me miró—
-Traje algunos juegos, libros, papeles, lápices, supuse que te aburrirías estando en esa cama todo el día
—sonrió— ¿Me pasas un papel?
Le pase un papel, se acomodó en la camilla y lo empezó a doblar varias veces. Estuvo doblando y desdoblando una y otra vez. Cuando terminó me lo entregó. Era un corazón.
-¿Sabes hacer origami? —pregunté curiosa—
-Solo se hacer algunas cosas, cuando éramos más chicos mamá nos solía enseñar —sonrio—
-¿Me enseñas? —pregunté emocionada—
-¿Que quieres hacer? —preguntó mientras agarraba otro papel—
Estuvimos durante todo una hora haciendo origami, hasta que me cansé. Jugamos juegos de mesa. Leímos libros, y hablamos.
Comimos acá, y nuestros hermanos visitaron a Cinco varias veces en el día.
Había llegado la noche, Grace ya había revisado que Cinco esté bien. Me fui a poner mi pijama y volví con él. Frunció el ceño cuando vio que me acostaba en una silla.
-¿No estarás pensando en dormir ahí, no?
-Si, por qué? —pregunté mirándolo mientras me acomodaba—
-Esa silla es muy incómoda, ve a dormir a tu habitación, estaré bien —insistió—
-Te prometí que no me alejaría
-Al menos recuéstate aquí —señaló su camilla— no quiero que duermas en esa silla incómoda...
Me levanté pensando, no podía dormir con él, podría lastimarlo. Entré por una puerta que había aquí y salí con otra camilla, la cual puse a su lado. Me recosté sobre ella y me giré mirando hacia Cinco.
-Problema resuelto—sonreí—
Tomó mi mano y empezó a trazar círculos en ella. Estábamos lo suficientemente cercas para sentir nuestras respiraciones.
Me acerqué más y dejé un beso en su nariz. Tomó mi rostro con sus manos e hizo lo mismo, beso mi nariz, mis mejillas y mis labios.
Me recosté de nuevo mirándolo, el observaba el techo, algo que mamá había dicho era que debía dormir boca arriba. Pasaba mis dedos en sus brazos provocándole cosquillas.
-Cinco te quiero mucho, sabías? —dije sin dejar de hacerle caricias en el brazo—
-¿Y tú sabías que yo te quiero aún más? —dijo haciéndome sonreír—
Los días transcurrieron, visitaba a Cinco todos los días y dormía siempre en una camilla al lado de él. Él se encontraba cada día mejor, sus latidos ya no eran tan lentos y su falta de aire había disminuido.
Llegó el día en el que Cinco pudo abandonar la enfermería y volver a su "vida normal", la que tenía antes de la operación.
-¿Tienes ganas de salir? —dijo Cinco, entrando a mi habitación—
-¿A dónde? Ya casi es medianoche...—lo observé con curiosidad—
-Ya verás, vienes? —me extendió su mano—
La tomé sin dudarlo y nos teletransportamos. Aparecimos en la azotea de la academia.
-¿Que haremos aquí? —pregunte mirando el techo—
-Miraremos las estrellas, como lo solías hacer —sonrió mientras se sentaba—
Me senté a su lado y me recosté en su regazo. Sonreí ante la idea de observar las estrellas con él. No era un plan de otro mundo, pero a veces las cosas más simples son aquellas que más nos hacen sentir.
Cinco pasaba sus dedos entre mi cabello, mirando al cielo.
-Ojalá algún día veamos una estrella fugaz —mi vista estaba en el cielo repleto de estrellas—
-Te puedo asegurar que algún día veremos una, es más estoy seguro que algún día veremos una lluvia de estrellas —dijo con seguridad y emoción—
-¿Haz visto una estrellas fugaz alguna vez? —pregunté mirándolo—
—negó con la cabeza— Nunca, las he visto en películas y libros, pero nunca en la vida real, y tu?
-Tampoco, pase gran parte de mi vida observando las estrellas pero nunca pude ver una
-Ya llegará el día que veamos una —agachó la cabeza para dejar un beso en mi frente—
Nos quedamos durante una hora viendo el cielo, hasta que el sueño nos ganó y nos fuimos a su habitación a dormir.
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Aquí te esperaré
FanfictionEl la tenía a ella y eso era lo único que bastaba, nada es capaz de sepárate cuando amas a alguien, o si? A veces lo único que tu corazón necesita es amor... Esta historia es originalmente mía, no se aceptan copias ni adaptaciones.