Capitulo 9: La borrachera [2]

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Pei Ming y Mu Qing dejaron tirado a Hua Cheng en la entrada de la puerta de la sala principal, se miraba que realmente estaba demasiado ebrio.

¿Pero cuántas copas bebió?

Realmente no nos fijamos, Su Alteza, cuando nos dimos cuenta ya estaba hablando tonterías.

¿¡Pero cómo no se dieron cuenta si estaban con él!?

El grupo de Mu Qing, Feng Xin, Pei Ming y Qi Rong sólo se quedaron viendo entre sí mientras hacían memoria de lo que había ocurrido. Hua Xiao se acercó a Hua Cheng y empezó a tocarle la cara.

¿Papi ya se murió?

No está muer... Bueno, sí está muerto pero no de esa forma, sólo está... ¡Está durmiendo!

¿Y porqué está tan rojo?

Porque a papi le gusta tanto el rojo que hasta su cuerpo está adoptando ese color.

Xie Lian trataba de distraer a su hija que se había sentado a la par del borracho de su padre, no quería que supiera la verdad y que éste estaba realmente ebrio.

Ayudenme a ponerlo en uno de los sillones.

Así el Hua Cheng ebrio fue arrastrado hasta el sillón y ahí fue colocado sin la menor delicadeza ya que cuando lo acostaron se vino dos veces y después lo volvieron a subir hasta que finalmente se quedó ahí.

Parece que fue mala idea el haberlo dejado ir.

Su Alteza, no se preocupe por él, estará mejor en cuanto despierte.

No había terminado de hablar cuando Hua Cheng una vez más se cayó del sofá, sólo que esta vez el golpe lo había logrado despertar.

—¿Qué... Qué está pasando aquí?

¡San Lang!

Xie Lian se agachó para ayudar a su esposo que estaba tratando de levantarse pero se le hacía imposible.

¿Qué están haciendo? ¿Quiénes son ustedes? Uh... ¿Estás casado?

¿D... Disculpa?

¿Estás casado?

....

No me importa que estés casado, deja a tu pareja y ven conmigo.

....

Xie Lian no podía creer lo que estaba saliendo de la boca de Hua Cheng, era verdad cuando dijeron que lo que salía de su boca eran tonterías, ¡Lo que estaba diciendo era realmente tonto!

Primo ¿Quieres que te pase la pala?

Qi Rong, pásala.

¡No, no! Su Alteza, detengase ¡No haga algo de lo que se vaya a arrepentir después!

Xie Lian había sido detenido por los demás, ya tenía la pala en una mano y estaba dispuesto a plantarla en la cabeza de Hua Cheng.

La bendición y sus dos calamidades |HuaLian| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora