𝐠𝐚𝐦𝐞𝐬 • 𝐟𝐫𝐞𝐝 𝐰𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐭𝐢𝐨𝐧

1. la mirada

"Una hora, Draco, no te doy más"

Mi primo me sonríe con esa sonrisa traviesa que siempre ha logrado que ceda ante él.

"Lo pasarás bien, Iris" me dice convencido. "Los Weasley siempre dan fiestas increíbles"

Un pelirrojo nos abre la puerta antes de que pueda decir otra cosa. No sé cuál de todos los hermanos es este, pero Draco lo saluda con un apretón de manos y el chico nos hace pasar.

La casa está a tope. Puedo reconocer caras familiares, de mi época de colegio, pero nadie con quien haya tenido nunca una amistad. Principalmente chicos de Gryffindor, unos cuantos de las otras casas, prácticamente ninguno de Slytherin. A excepción de mi y de Draco.

"Trata de ser amable, Iris"

"Es una causa perdida, Draco"

Después de la guerra, Draco ha estado obsesionado con limar asperezas. Con crear puentes entre nosotros y ellos. Con enmendar sus errores. Yo no creo que haya nada que enmendar. Cada bando peleó su lado. Se firmaron acuerdos de paz, sus padres están cumpliendo sentencia, al igual que los míos.

Pero Draco está empeñado en formar una familia feliz con esta gente.

Yo, en cambio, sé que lo que hizo mi familia es todo lo que siempre verán. No importa cuántos años hayan transcurrido.

"Haz el intento, por favor"

"Voy a ir al baño"

Me abro paso entre la gente hacia un pasillo que asumo da a un baño. Algunas personas me miran al pasar, otras derechamente me ignoran. Nadie hace el intento de acercarse.

Como me imagino que la primera puerta es el baño, es la que abro.

No es el baño. Es una habitación.

Sin embargo, no está vacía.

Hay una chica en la cama. Está usando sujetador, pero eso es todo. Está sentada frente a un hombre que me saca fácilmente veinte centímetros de estatura, cabello pelirrojo largo y brillante que le cae apenas por encima de los hombros, y la tiene tomada por el cuello.

Me quedo helada. No puedo moverme. No sé si me han visto o no, pero es como si cada extremidad de mi cuerpo se ha convertido en cemento y no puedo hacer nada más que mirar.

Él recorre lentamente su garganta hasta que su pulgar llega a sus labios.

"Abre" le ordena.

Ella obedece y él mete su dedo en su boca. Ella succiona como si fuera lo único que le importara en esos momentos.

Él hace un ruido que... Me recorre. Envía una corriente eléctrica por mi cuerpo y reconozco con facilidad el calor entre mis piernas.

Entonces ella abre los ojos y me mira. No se espanta ni se sorprende. Me mira como si me estuviera dando un espectáculo sólo a mí.

Y luego él también. Al darse cuenta, gira el rostro hacia mí y me mira.

Mi rostro se enciende ante sus miradas. Ninguno de los dos detiene lo que están haciendo, como si mi presencia no perturbara en lo más mínimo sus planes. Él mete el dedo más adentro y escucho que ella protesta un poco antes de continuar succionando.

Todo el tiempo, me está mirando a mí.

"Si quieres quedarte, tienes que participar" me dice con una sonrisa como si me estuviera contando un secreto. "Es lo justo"

Entonces recobro control de mi cuerpo. Mis piernas y mis brazos me empujan lejos de la puerta y la cierro de golpe, mirándola como si nunca hubiese visto una puerta antes.