Tropezamos sobre la alfombra de mi habitación al salir de la chimenea.
Algo se apodera de mí cuando estoy con él, estoy segura. Es como si no me reconociera. Con mis antiguas parejas siempre había sido distinto. Tenían que perseguirme, que buscarme, a mí me gustaba ser un premio que tenían que conseguir. Con Fred, en cambio... Es como si tuviera que rogar todo el tiempo.
Y me encuentro haciéndolo. Cada vez.
La mano de Fred busca mi cuello y levanta mi rostro. Su presencia es dominante y sobrecogedora. Puede dirigirme como a una marioneta, y yo acabaría obedeciendo todas sus órdenes.
Excepto que ahora, me interesa algo que quiero.
"He sido buena, señor" le digo con una sonrisa muy cerca de su boca.
"¿Sí?" me pregunta con una mano en mis caderas. "¿Y eso qué significa?"
"¿Me darías mi premio?"
"Debes pedirlo amablemente, Iris"
"¿Por favor, Fred?"
Él levanta una ceja.
"Por favor, señor"
Sonríe. Una sonrisa astuta.
"¿Quieres mi pene en tu boca, Iris?"
Yo me muerdo el labio y asiento con energía.
Él me mira a los ojos, y sosteniendo mi rostro en sus manos, se inclina para darme un beso.
"Has sido una buena chica, Iris"
Se quita la camisa y la deja caer al suelo, junto a la chimenea. Me mira mientras desabrocha la hebilla del cinturón.
"Desnúdate, Iris"
Me toma un solo movimiento quitarme el diminuto vestido que traía puesto. Él, en cambio, sigue con pantalones.
"De rodillas"
Le hago caso, arrodillándome frente a él, quedando a la altura de su miembro. Lo miro con anticipación y Fred me da el permiso con la mirada.
Quito sus pantalones y su ropa interior, y su erección a medias queda frente a mí. Tengo que morderme un labio para resistirme a meterlo de inmediato en mi boca.
Lo froto con la mano hasta que está completamente erecto. Fred gruñe suavemente ante el estímulo, con su mirada fija en mí.
Comienzo con la lengua. Recorro su largo desde la base hasta la punta y escucho el suspiro de placer que se le escapa de los labios. Lo meto en mi boca y bajo todo lo que puedo, tocándolo con mis labios y mi lengua para asegurarme de que Fred pueda sentir todo lo que lo deseo.
Él suelta un gemido.
Comienzo a subir y bajar la cabeza, y su mano llega a mi nuca para recoger mi cabello.
"Eres una princesa tan linda cuando eres buena, Iris" jadea. "Sigue así"
Sus palabras hacen que me moje de nuevo, y llevo una mano a mi centro cuando él sale de mi boca por completo.
"Sin tocarte, Iris" me advierte. "No te he dado permiso"
Gimoteo como la niña consentida que me dice que soy.
"Sin tocarte" repite, "o te quito tu premio"
Su miembro frente a mí se ve demasiado tentador. Mi clítoris palpita sin que lo haya tocado si quiera.
Me lo meto en la boca de nuevo, sus gemidos llenando la habitación, el calor creciendo entre mis piernas y mi desesperación por ser tocada cada vez más grande.
"Joder" dice él. "Iris, qué buena eres. Qué buena chica"
Quiero tocarme. Rozarme. Follarme con los dedos. Tocarme los pechos, lo que sea, pero si me toco, él se va a detener, y la idea de darle un orgasmo a Fred es tan excitante que no puedo parar. No puedo permitírmelo.
Comienzo a gemir contra su miembro. Siento mi interior palpitar, apretándose alrededor de la nada, y las caderas de Fred moviéndose para entrar más profundo en mi garganta no hacen nada por ayudar.
Gimo más fuerte y él también. Siento que va cogiendo su propio ritmo, follando mi boca como ya me ha follado otras veces, está cerca.
Mis caderas se mueven, buscando algo contra qué frotarme. Mis manos se mueven a sus piernas, para agarrarme de algo y evitar a toda costa tocarme como quiero.
"Maldita sea" gruñe. Lo siento cerca. "Tócate, Iris. Ahora sí"
No necesito que me lo diga dos veces. Meto un dedo dentro de mí, pensando que es él, pensando que es su miembro que tengo en la boca lo que está dentro de mí, bombeando placer en mi centro mientras mi palma roza mi clítoris, que tanto lo necesitaba.
Fred se corre en mi boca. Con sacudidas descontroladas y el líquido tibio llenando mi lengua, se viene dentro de mí.
Mi placer no conoce límites. Es lo que faltaba para llevarme al borde. Mis dedos me siguen follando hasta que yo también me corro, arrodillada frente a él.
Sigo lamiéndolo, jugando con su sensibilidad luego de que haya llegado a su punto máximo. Cuando escucho su respiración calmarse, lo saco de mi boca y lo miro a los ojos.
Escupo el líquido blanco en mi mano y lo uso para seguir tocándolo. Fred me regala una sonrisa.
"Ven aquí"
Yo me pongo de pie y él me besa. Con la boca abierta, con hambre, queriendo devorarme por completo.
Me toma por las piernas y me levanta, presionándome contra él. Su miembro está en mi entrada, y yo me pregunto si piensa follarme y darme mi tercer orgasmo de la noche.
En lugar de eso, me acuesta en la cama, su punta todavía en contra de mí, y comienza a frotarme con ella, tocándome con su miembro, reviviendo la sensibilidad de mi centro como si nada fuese suficiente.
Mi respiración se acelera, estoy lista para recibirlo de nuevo.
"Eres mía, Iris" me dice en ese tono dominante que no deja espacio a dudas. Vaya que sí. Me tiene desnuda en mi propia cama, con las piernas abiertas para él, con los nervios hechos un desastre mientras me toca lentamente con su polla.
"Soy tuya" logro decir.
"De nadie más"
"De nadie más"
"Bien"
Lo escucho quitarse los pantalones, y aunque no lo puedo creer, se coloca entre mis piernas de nuevo.
"Hoy has sido una chica muy buena" me dice.
"Mhm..."
"Las chicas buenas reciben premios"
Me folla de nuevo. Su pene entra en mí en un solo movimiento y todas mis paredes se cierran al rededor de él. Es un baile tan perfectamente sincronizado que nadie creería que nos conocemos hace un par de semanas.
Fred me folla largo rato. Mis piernas se cierran alrededor de sus caderas y él mantiene el
ritmo sabiendo que está retrasando mi orgasmo. Me folla lento, como si quisiera disfrutarlo.Y yo me dejo. Ya no tengo palabras. Con él entre mis piernas, no tengo nada más que pedir.

ESTÁS LEYENDO
𝐠𝐚𝐦𝐞𝐬 • 𝐟𝐫𝐞𝐝 𝐰𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐭𝐢𝐨𝐧
Fanfiction"Juguemos un juego" "No, gracias" "No sabes de qué va el juego" "Ya me hago una idea de qué van tus juegos" Iris Black siempre se mantuvo alejada de los Weasley por una razón. No tenía nada en común con ellos. Hasta que una noche, su primo Dra...