La habitación está fría y mis brazos también. Las paredes blancas y el mobiliario precario podrían pertenecer a cualquiera y al mismo tiempo absolutamente a nadie.
"¿Iris?"
Nick se cierne sobre mí. Su cabello está aún más desaliñado.
"¿Qué pasó?"
"Pensé que te morías" me dice, recorriéndome con la mirada. "Te traje a San Mungo"
Recorro la habitación de nuevo. Sí, ahora lo veo. El aura estéril de la habitación no podría ser de otro lugar.
"Nick..." trato de elaborar un solo pensamiento coherente. "¿Qué pasó?"
"Comenzaste a respirar muy rápido, Iris" me dice recorriendo mi rostro todavía con preocupación. "Te desmayaste. Creí que te había pasado algo en la cabeza, Iris"
Miro alrededor.
"No hay nadie aquí" observo. "¿Te dijeron... Te dijeron qué tenía?"
"No encontraron nada inusual" me responde. "Pero te ingresaron para tenerte en observación"
"Quiero irme a casa"
"Dijeron que estarías aquí hasta mañana"
Eso no me gusta nada. Odio San Mungo. Odio cualquier lugar que no sea mi casa, y eso que incluso aquella me provoca sentimientos encontrados la mayor parte del tiempo, pero encontrarme aquí, cubierta con una bata como si estuviese convaleciente, fría y vulnerable, me pone los nervios de punta.
"Gracias" le digo de todos modos. "Por traerme. Y por preocuparte"
Él suspira y vuelve a tomar asiento en la silla junto a mí.
"¿Qué te pasó, I?"
Rehuyo su mirada. No quiero hablar de eso. Me he pasado los últimos años escondiéndole muy bien estos arrebatos a Nick.
Los primeros años se daba cuenta de que me angustiaba. La mayoría de las veces no pasaba a mayores. Dormíamos juntos, así que generalmente me despertaba de mis pesadillas para encontrar su cuerpo a mi lado, cálido y un buen recordatorio de que el presente era distinto, de que no había nadie más en mi casa y que no estaba sola.
Cuando despertaba gritando, me calmaba. Pero nunca pude decirle por qué. Nunca pude explicarle lo que había pasado en esa casa, por miedo a que no quisiera volver.
Fue ridículo. Era mi mejor amigo. En el colegio y entonces. Era una de las pocas personas que tenía, y me dio muchísimo miedo dejarlo entrar del todo.
Supongo que sí tengo la culpa de todo. Más culpa que él, al menos. A medida que lo fui empujando, que lo alejé de mí, ya no podía diferenciar tan fácil cuando estaba soñando y cuando estaba despierta. Los recuerdos comenzaron a perseguirme incluso de día, cuando la falta de sueño y la soledad pesaban más que nunca. Y entonces comenzó a pasarme esto.
"De verdad lo siento, Nick" le digo en cambio. "No fui una buena amiga"
Él sabe a qué me refiero. A que incluso antes de ser novios, éramos eso: amigos. Amigos que se necesitaron mucho, y que se ayudaron mucho.
"No me gusta la idea de que te vayas sola a tu casa, I"
"Oh, créeme. Apenas Draco sepa dónde estoy no me dejará sola ni un segundo"
Él sonríe suavemente.
"Yo también lo siento" me responde, cabizbajo, sin mirarme. "Lo sabía. No lo de Weasley, claro, pero... Sabía que ya no seguías ahí. Sabía que yo tampoco y... No sé. Nunca parecía ser el momento para tener esa conversación"
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𝐠𝐚𝐦𝐞𝐬 • 𝐟𝐫𝐞𝐝 𝐰𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐭𝐢𝐨𝐧
Fanfiction"Juguemos un juego" "No, gracias" "No sabes de qué va el juego" "Ya me hago una idea de qué van tus juegos" Iris Black siempre se mantuvo alejada de los Weasley por una razón. No tenía nada en común con ellos. Hasta que una noche, su primo Dra...