"Draco, sigo sin estar segura de que sea una buena idea"
"Vamos, Iris. Esto es justo lo que necesitas"
Mi primo sonríe mientras los elfos y el personal que hemos contratado van de aquí para allá con bandejas y bandejas de comida.
Los invitados llegarán en un par de horas, y no estoy segura de encontrarme preparada para esto. Para ellos. Para todo. El salón donde se hará la fiesta es el mismo salón donde mis padres se reunían con los Mortífagos durante la guerra.
Una cámara de tortura adornada de diamantes y escarcha. Se me revuelve el estómago.
Dejé todos los detalles en manos de Draco, porque de todos modos no me importa quién venga. Ni si quiera quería celebrar mi cumpleaños, y sólo lo hago porque me da una excusa para mantener a Draco ocupado y para darle en el gusto.
Sí me encargué de una cosa. Una sola invitación que me aseguré de enviar.
Tal vez... Tal vez la aceptará. Y tal vez podremos cerrar el espacio que se creó cuando se fue de mi habitación una semana atrás.
Draco está radiante, ordenando a todo el mundo y asegurándose de que todo se vea a la perfección. Yo me retiro a mi habitación, y retraso todo lo posible el momento de estar lista. Me doy una ducha larga y me froto en la piel los aceites más caros que poseo, me aplico mi perfume favorito y me cepillo el cabello hasta que está reluciente. Me tomo mi tiempo en escoger mi vestido, y me aseguro de que mi joyería se ve perfecta desde todos los ángulos posibles antes de que deba enfrentar la verdad: ya no me queda nada más que hacer.
Puedo escuchar el ruido de la fiesta desde que salgo de mi habitación. Los invitados comenzaron a llegar hace media hora, pero no me importó, considerando que vienen más por la fiesta que por mí, y Draco debe estar haciendo de un anfitrión maravilloso.
Antes de llegar al salón de baile, que odio desde que era una niña, paso por el estudio. Es una habitación pequeña dispuesta a la derecha del vestíbulo, al otro lado del salón, donde mi padre tenía su biblioteca y mi madre su piano. Él se sentaba en la butaca junto a la ventana mientras mi madre practicaba sus melodías. Es un recuerdo que atesoro con cariño, un tesoro en mi corazón que me recuerda que, no importa quiénes hayan sido ellos fuera de estos muros, aquí mis padres eran personas normales como cualquier otra. Personas que se amaban. Personas que me amaban también a mí.
Me siento frente al piano y mis manos recorren el marfil de las teclas. Una caricia, al principio, sin presionar, sin hacer un solo ruido, sólo sintiendo la suavidad al tacto y recordando las manos de mi madre mientras tocaba las canciones favoritas de mi padre.
La partitura de Claro de Luna está grabada en mi memoria, y comienzo a tocarla antes de darme cuenta de que lo estoy haciendo. Es una melodía suave y que me pone melancólica de inmediato. Toco lento por la falta de práctica, pasando por la introducción con emociones mezcladas, recordando la figura de mi madre al piano, y la pena que le habría dado de descubrir que dejé de tocar. Para el desarrollo recuerdo a mi padre, y la forma en que a veces detenía su lectura para ver a mi madre, para simplemente admirarla aunque ella no se diera cuenta. Sus dedos eran rápidos, mucho más que los míos, pero mi padre sólo le veía la espalda desde la butaca, y quizás eso era suficiente para él. En el clímax me detengo. Ya no puedo continuar.
"No sabía que tocabas el piano"
Levanto la cabeza con fuerza. El corazón se me detiene y mis manos se paralizan sobre las teclas.
Fred está en la puerta del estudio, usando un traje negro que le queda de muerte, recostado contra el arco de la puerta y mirándome con atención.
"No sabes muchas cosas sobre mí"
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𝐠𝐚𝐦𝐞𝐬 • 𝐟𝐫𝐞𝐝 𝐰𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐭𝐢𝐨𝐧
Fanfiction"Juguemos un juego" "No, gracias" "No sabes de qué va el juego" "Ya me hago una idea de qué van tus juegos" Iris Black siempre se mantuvo alejada de los Weasley por una razón. No tenía nada en común con ellos. Hasta que una noche, su primo Dra...