Capítulo 8

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El viento arrasaba por todo el lugar, la fría noche acompañada de la fría ventisca desencadenó las lágrimas de un pequeño niño, lloraba intensamente, su responsable quitaba sus calcetines para colocarlos en las manos del menor, quitó su abrigo y lo tapo, las condiciones de el lugar eran desfavorables, vivir completamente solos y sin techo debería quebrarlos, pero ahí estaban ambos niños tratando de consolar a su hermano menor.

Tomó su única cobija y enrolló al niño que seguía llorando, lo acomodó en una bolsa de tela, se quitó su bufanda y se la colocó a la niña, el mayor que no tenía más de 11, tomo la mano de su hermana con aproximadamente 7 años, la cual en la bolsa de a lado llevaba a su hermana. Los tres volvían a huir, no podían pasar tanto tiempo en un lugar, las condiciones eran horribles y tenían que estafar y robar, si se mantenían, podrían ser encontrados.

El mayor corría y al encontrar la casa del leñador, escabulló a sus hermanos por un lado de ella, para poder entrar a la " brillante" un área llena de luces, sonidos, las personas de clase alta salían ahí, y el también se pasaba, la gente con privilegios gastaba más de lo que necesitaba, así que robaban en las cocinas.

- Súbete al árbol con Mur, entren por la segunda ventana a esta casa roja hay una alacena descompuesta, escuché que los técnicos vendrán en tres días.

- Podremos comprar los medicamentos en ese tiempo

- Acomoda todo, yo llevo la cena- La niña de hermosos ojos pero cuyo rostro era rodeado de sangre, sudor y lágrimas se escabulló rápidamente, entrando a una alacena caliente, y en una caja de frutas creo una cama para el menor.

Mientras tanto el mayor entró a boutique por la puerta de atrás, tomando joyas y tela tan rápido como podía, había encontrado donde guardaban las copias para su venta, y solía tomar cosas prestadas para venderlas y justo ahora su hermano necesitaba leche, medicinas y su hermana suéteres, robaba, vendía y trabajaba en lo que pudiera y le permitieran, no dejaría a sus hermanos morir, mientras él tuviera vida.

***

Marlon había quedado dormido en la habitación de Clarlisle después de una larga charla, el rubio bajo, necesitaba pensar en algo más que no fuese que Marlon ya conocía su secreto ahora podría contarle todo, o podría ponerlo en riego, anhelaba una vida libre y de ensueño a su lado, pero había leyes.

— Debes de relajarte o te saldrán canas— Esme se sentó a su lado al verlo agonizar en sus pensamientos.

— Marlon lo sabe, pero no lo que significa para mi

— Será difícil pero no imposible, ya se acerca el verano, pueden hacer este verano uno inolvidable— Carlisle sonrió

— No me daré por vencido— Esme asintió

— Podría preguntar, él como lo conociste— Esme sonrió y asintió mientras se acomodaba en el sillón.

— Antes de estar casada con el soldado, trabajaba en un burdel, era mesera, al igual que Aurora, ahí conocí a la madre de Marlon, era demasiado hermosa podría hacerle competencia a Rosalie sin tener la inmortalidad, llena de vida, diversión, inteligencia pero parecía siempre ocultarse, con tal belleza e inteligencia no debería continuar en aquel horrible lugar a las orillas del pueblo, donde estábamos completamente expuestas, así mismo muchos varones la intentaban cortejar, fracasando en cada intento, hasta que llegó un atractivo comandante, peleó con Aurora afuera del lugar, nunca pregunte nada, no solíamos ser cercanas, deecho no era cercana a nadie, los meses continuaban y el comandante nunca regresó, pero un estómago enorme se asomaba en ella, estaba embarazada de una niña, estaba tan emocionada, cuando aquel comandante volvió, y ella llegó golpeada y sin el estómago.

Perdió su brillo, aquel cabello miel ya no brillaba, sus ojos océano se apagaron al punto de verse grises, para ese momento yo ya salia con quien fue mi esposo, en un día de trabajo, llegó un hombre con mucho dinero, llevo a sus socios, nos había pedido ser amables, muy amables, parece que quería ganar aquel trabajo, uno de esos hombres amaneció muerto, señalaron cómo culpable a Aurora, pero aún así no podíamos hacer nada para rescatarla. Pasaron 10 años, nadie supo nada de ella, yo ya me había casado, y Aurora regresó, sola, con dos niños, Merlin y Marlon, ambos eran muy jovenes, después llegó un hombre rubio alto, ojos verdes, bastante atractivo, se quedó con ella y después tuvo a Maureen, sin embargo él se fue, dejándola embarazada de Murdoch, desconozco si fue su pareja, si estuvo casada, si fue abandonada, no sabíamos más de Aurora, siempre fue un misterio, amaba a sus hijos con su vida, los cuidaba y besaba, no presumía su vida romántica pero si su vida como madre, Merlin siempre fue hábil en los deportes y ella siempre mostraba sus medallas, era su orgullo, Marlon era brillante, omitió muchos detalles pero lo adelantaron en la escuela, aprendió muy rápido, el brillo de Aurora regreso cuando volvio con sus hijos, cada uno era su brillo, hasta que falleció dando la vida por Murdoch, dejando a sus hijos huérfanos, a cargo de Omar, el hermano de ella.

— Escuché de el

— Horrible es la palabra que lo describiría mejor, corría un rumor, que Omar abusaba de Aurora, una mujer que trabajaba como dama de compañía en el burdel menciono que siempre que tenía un orgasmo decía "Aurora" y una compañera mesera lo vio tocándola, pero al final del día, todos fueron rumores.

—¿Ellos?

— Omar le pegaba a Marlon, era al que más atacaba, Marlon recibía cada golpe por cada travesura de su hermana, nunca dejo que Omar le pusiera una mano a Maureen, Merlin siempre fue más solitario, nunca se metió y relaciono mucho con sus hermanos, siempre eran los últimos tres con las hermanas pelirrojas, había una granja, los Kepner vivían ahí, me hubiera encantado haber echo más por ellos, pero también estaba aterrorizada, no podía, no quería volver, aquel lugar está lleno de sangre, odio y tristeza, parece estar maldito.— Carlisle abrazo a Esme reconfortandola.

— Aquel lugar podrá estar maldito, pero todo aquel que sale es un diamante, un guerrero, un sobreviviente, los Murcen y tú son la prueba, estoy orgulloso de ti y de lo que has logrado Esme, eres una gran persona y mujer, encontraste tu hogar— Esme lo abrazo aferrándose a el, Carlisle solía ser amable y cálido con todos y cada uno apreciaba el apoyo del rubio.

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MARLON, Carlisle CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora