Capítulo 41: Que haya paz

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Cuando llegamos a casa la opresión en el pecho no se me ha quitado. No tengo fuerzas para hablar ni hacer nada, sólo deseo acostarme y dormir.

Luke camina como si tuviera pies de plomo, sabiendo perfectamente que el horno no está para bollos.

Creo que si emite un sonido, terminaré quemando la casa.

Me quito los tacos y camino hacia mi habitación, sin mirarlo ni dirigirle la palabra.

LUKE'S POV

El nivel de cabreo de Em es altísimo y me asusta. Ella no habla y luce demasiado apagada, lo cual sólo aumenta mi estrés. Odio verla así y odio más ser el causante de todo esto.

No sé qué hacer ni cómo actuar. Se ha ido a su dormitorio y yo estoy aquí, en medio de la sala tieso como un cactus.

Chequeo mis mensajes y observo que tengo uno de Alex. Pongo los ojos en blanco ante la intromisión de esa rubia insoportable.

Alex: Espero que te deje el cachete rojo como una fresa

Genial.

Bloqueo el aparato y suspiro. No me queda otra, dormiré en el dormitorio de invitados.

EMILY'S POV

El calor de la luz solar me despabila. Abro los ojos y ahogo un grito cuando veo a Luke sentado en el piso, con la espalda apoyada en la parrilla de la cama.

Está dormido.

Me tapo la cabeza con la almohada y sofoco un alarido. Luego me paro con cautela y voy hacia el baño.

(...)

Cuando salgo del cuarto de baño Lucas está de pie frente a mi cama y me estudia con muchísima mesura.

—Buenos días - murmuro y miro hacia un zapato que reposa en el suelo. Debo guardarlo, pienso.

—Buenos días Em - él devuelve. No lo quiero ni mirar—¿Cómo has dormido?

—Bien - exclamo

Él suspira y se frota el cabello, pero no dice nada.

—Prepararé el desayuno - digo entredientes y salgo despavorida de la habitación

(...)

Siento su presencia sigilosa en cuanto pisa la cocina, pero no me doy vuelta. En su lugar, me enfrasco en la preparación de unas simples tostadas con mermelada.

—¿Te encuentras bien? - pregunta con su voz estruendosa.

—Sí - miento y revuelvo la taza de chocolate que le he preparado.

Me doy vuelta y sin mirarlo, se la tiendo.

—Gracias - murmura. En su voz hay...¿tristeza? ¿culpa? No lo sé

Pongo el plato con el pan tostado en la isla y yo tomo mi taza de té. Medito si sentarme o no, pero luego lo hago.

Sus ojos se clavan en mí, pero no doy el brazo a torcer y no lo miro. En su lugar, chequeo mi móvil.

—Em - me llama—¿Podemos hablar de lo de ayer?

Esta vez lo miro.

—No hay nada que hablar - declaro

Resopla.

—Te alejas de mí - dice

—No, tú me alejas - corrijo

Mi mejor amigo (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora