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Elisa

-¿Estás con él? -hablaba de Bellingham.

Y sí, estaba con él. Me hacía sentir cosas muy bonitas, pero se me hizo un nudo en la garganta en cuanto vi al que quise una vez en ese deplorable aspecto, con unas medialunas oscuras bajo los ojos, hecho un... Desastre. Asenti en respuesta, y vi algo en sus ojos apagarse. No, no, no, no, no... Decidí abrazarlo, pero él no correspondió ese abrazo, estaba inmóvil, como si hubiera visto un muerto o algo que odia.

-Elisa, suéltame, por favor... -dice en un tono frío.

-Pedro...

-Suéltame -repite más duro.

Me veo obligada a dejarlo ir de mis brazos, él frunce los labios y suspira.

-¿Sabes? Realmente tenía ganas de verte. Pensé por un momento que podría recuperarte, empezar de cero. Volver a intentar las cosas, pero veo que ya te doy igual -ni siquiera se por que me dolía tanto que me dijera esto.

-De verdad, te juro que no me das igual. Pero tienes que entender que yo...

-Ya no estás interesada en mí. Y lo entiendo, pero me duele. Y bueno, espero olvidarme de ti pronto.

-Pedro, deja de decir sandeces, no me das igual, te quiero.

-Vale, me quieres, pero no de la misma manera que te quiero yo a ti, joder -suelta mirándome a los ojos, veo que los suyos se llenan de lágrimas en 0,. No, no me hagas esto...

-Pedro...

-No, Pedro no. Intenté contactar contigo de todas las formas posibles, incluso desde el móvil de mi hermano, pero nunca contestaste. Ni siquiera respondiste a los mensajes. Me hiciste pensar que no te importé nunca. Y hoy apareces aquí, con una nueva vida y un tío que desgraciadamente ha sabido hacer las cosas mejor que yo -no sabía que decir. Ni que responder.

-Lo siento.

-Elisa, déjalo...

-No, no lo dejo, Pedro, mirame a los ojos, por favor -acuné sus mejillas entre mis manos, y acaricié sus mejillas, cuales empezaban a humedecerse por las lágrimas.

-¿Qué quieres? Devuélveme mi corazón, aunque sea...

-No puedo, tu corazón lo tienes que recuperar tú, pichichi -sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y un pequeño gemido de dolor.

-No me llames así, por favor...

-Lo llevas tatuado, Pedri.

-Te quería recordar. Porque nunca me he sentido así con una chica, todos tienen razón, el primer amor es el que más duele... -suspiró.

-¿Soy tu primer amor?

-... Así lo considero yo -suspira.

-Yo considero que eres un chico que vale la pena, que puede conseguir a la que sea. Pero...

-Pero tu ya no estás a mi alcance, y a mi las demás no me gustan. Yo te quiero a ti. Tú no eres ellas -joder...-, a ti te dediqué mi Mundial, te dediqué todos los goles que marqué desde que te conocí, y traté de ganarme tu confianza. Para que luego llegue otro y con una cena y un par de cumplidos te arrastre a su terreno -estaba frustrado, y lloraba desconsoladamente-. Lo siento, no puedo echarte las cos... -besé sus labios, y él siguió mi beso desesperadamente.

No podía verlo así, y muchos menos podía dejar que se hubiera en sus pensamientos, pensando que él no le importaba.

-Jude no es nada más que un rollo para mí, ni siquiera lo hemos oficializado, solo ha habido rumores... -junté mi frente con la suya. Él terminó cayendo al suelo, tenía las piernas débiles. Y yo caí con él, abrazándolo fuerte-. No llores más, por favor...

🅃🄴 🅅🄴🄾//𝑷𝒆𝒅𝒓𝒊 𝑮𝒐𝒏𝒛𝒂𝒍𝒆𝒛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora