3. Sensual Venganza

101 5 2
                                    

Narra Inuyasha:

Qué estúpido... Realmente fui un estúpido... ¿Cómo pude engañarme todos estos años fingiendo que era una pesadilla? ¿Cómo pude siquiera creer que aquello no había pasado? ¿En qué momento decidí confundirme?
Abuso de la negación, eso fue lo que hice. Negué tanto tiempo lo que me había pasado que comencé a convencerme de que nunca lo había vivido.
Nunca se lo dije a nadie, nadie jamás me hubiera creído, y por eso también yo me encargué de no creerlo.
Los recuerdos son confusos, nos engañan, se vuelven difusos y terminan desapareciendo en algún rincón de nuestro yo. Pero algo dentro de mí no me permitió olvidarlo, y decidió recordármelo constantemente a través de sueños. ¿Por qué fue así? Hubiera sido mejor olvidarlo, dejarlo en el pasado y sepultarlo, abandonarlo en la oscuridad más perversa de mi persona.
Pero no. Aquí estoy, con una sonrisa idiota dibujada en mis labios, con una risa estúpida saliendo de mi boca, y con las yemas de mis dedos presionando cada vez más fuerte las mejillas de mi cara.
La voz de Naraku llega a mis oídos.
-Inuyasha, ahora que estás consciente de que no fue un mal sueño, ¿qué vas a hacer al respecto?
Saco las manos de mi cara y dirijo mi mirada hasta el rostro del pelinegro. Sus ojos brillan, como si tuviera supremo interés.
¿En serio? ¿De verdad me estás preguntando qué voy a hacer...? Me río.
-No hay nada que yo pueda hacer, doc -respondo sin quitar mi sonrisa optimista -, no se puede volver al pasado para cambiar las cosas. Sólo se puede seguir conviviendo con ello, ¿verdad?
Él sonríe de lado, con una expresión totalmente confiada.
-Mira, Inuyasha, voy a hablarte como profesional por un lado y como ser humano por otro lado, ¿de acuerdo? -dijo muy misteriosamente.
Asiento con la cabeza.
-Como profesional te envolvería, te absorbería, me abusaría del caso convenciéndote de que venir a mi consultorio es lo que debes hacer para mejorar, crearía una dependencia innecesaria que tal vez te ayudaría, pero que en últimas instancias sólo sería conveniente para mi bolsillo.
Este tipo es demasiado sincero, ¿o es que acaso ya ha comenzado a mover sus hilos para manipularme? No debería fiarme de él, es un sujeto demasiado sospechoso...
-Pero, como ser humano sólo puedo darte un consejo, ¿quieres que te lo de?
La pregunta sale de su boca y flota en el aire. La ausencia de sonido hace que se oye el tic tac del reloj de pared que está a unos metros de nosotros. No sé si me interesa que me dé un consejo, pero ¡rayos! me confunde el hecho de que no esté interesado en el dinero que pueda sacarme... Supongo que aún quedan personas honestas, aunque este tipo me dé mala espina y no me parezca alguien digno de honestidad.
Las apariencias engañan, lo sé, recuerdo la dulce impresión solidaria que aparentó Sango para hacerme caer en su trampa. Tal vez este sujeto parezca que no es de fiar, pero tal vez sea confiable, al menos un poco. No debo llevarme de las apariencias -trato de convencerme- a fin de cuentas, me ha escuchado.
Sé que es su trabajo, pero Naraku me ha escuchado. Y no ha creído que estoy loco.
No. No ha dicho que estoy loco, pero tampoco lo ha negado. Aunque es al único al que se lo he contado. Inuyasha, no te engañes otra vez, usa tu inteligencia, promete que no permitirás que alguien te engañe otra vez, nadie tiene el derecho de hacerte sufrir, nadie puede llegar a tu interior. Nadie. Nunca.
- ¿Crees que estoy loco? -pregunto.
-Inuyasha, ¿acaso eso importa ahora? -ahora es él quien sonríe.
Es cierto, eso no importa.
-No, supongo que no importa ya.
- ¿Quieres mi consejo?
Titubeo.
-Puedes tomarlo o no, lo que importa es que quieras escucharlo.
-Adelante, soy todo oídos.
Me mira atentamente.
- ¿Crees en la venganza?
- ¿Venganza...?
-Pagar con la misma moneda, o como postula la Ley del Talión "ojo por ojo, diente por diente", ¿la conoces?
Asiento.
-Desde tiempos antiguos la venganza ha sido motor de la humanidad, una manera muy personal de sentirse mejor.
- ¿Estás diciéndome que tome venganza contra esas chicas?
-Sólo es una opción, si quieres verla desde ese ángulo.
Sonrío. Este tipo está loco.
- ¿De qué me serviría eso?
- ¿Por qué has venido entonces? Y no me digas que es para confesar tu trauma, porque no te voy a creer.
Ha dado en el punto.
- ¿Has vuelto a ver a una de esas chicas? ¿Se han cruzado en tu camino una vez más?
-No sé cómo lo supiste.
Sonríe, seguramente muy orgulloso de su habilidad.
-Por eso decidiste venir, te has cruzado con una de ellas, y apuesto a que ni siquiera te recuerda, ¿eso te molesta? Te hierve la sangre porque ni siquiera se le remorderá la conciencia esta noche cuando apoye la cabeza en su almohada... No se acuerda de ti, dormirá muy tranquila esta noche, y la siguiente, y la siguiente, mientras que tú tienes pesadillas con su cara.
El techo. El techo y las paredes comienzan a reducirse.
-Inuyasha, la venganza no es mala, y tienes todas las cartas a tu favor si no te recuerdan. No tomes como algo negativo el que no te recuerden, sé optimista. Como bien dicen por ahí, la venganza es un plato muy dulce, y se come frío.

Sensual ParanoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora