Dos maestros bien calificados tenían una relación desde hace tiempo, pero claro, por traumas de el pasado no querían ser muy señalados, pero siempre algunas narices de más se metían en su relación.
La jornada de clases habían terminado, lo alumnos se comenzaban a salir de la institución, los maestros se tenían que quedar un rato más, se iban a casa hasta que cada alumno se fuera.
Tignari estaba contento de que ya había terminado su jornada más que mañana era un día especial, estaba guardando todo en su bolso, se sentó en su silla para así ordenar su agenda de mañana y así dejarla en su escritorio nuevamente, ya que casi siempre se le olvidaba en casa y al siguiente día se perdía.
Nuestro maestro favorito, estaba escribiendo en su agenda tranquilamente mientras escucha unos pasos acercarse a él, naturalmente pensó que era su pareja, o algún alumno que se quería despedir de él.
— Aún no se a ido maestro Tignari?
Dijo aquel hombre de cabello blanco y mechas verdes entrando al salón de aquel chico de orejas puntiagudas.
— Oh! Profesor Alhacen... N-no... aún tengo que ordenar mi agenda de mañana...
Dijo nuestro pequeño zorrito con la voz temblorosa, le asustaba un poco por aquello que le dijo en la mañana, quiérase o no eso era acoso... pero "Tiene una cola muy linda" Tignari sigue negando que dijo eso... no quiere pensarlo, le da miedo pensarlo.
— A si...? Bueno pues entonces seré breve... así lo dejo en paz rápido.
Dijo aquel alto maestro frente al pequeño zorrito, Tignari no pudo evitar bajar las orejas ante él por miedo y la ansiedad de el momento.
Alhacen el verlo así... le provocaba algo... el verlo así le provocaba una ligera excitación, el tenerlo así... tan indefenso... pequeño... el poder dominarlo... le encantaba, cada vez más quería robárselo y tenerlo para él.
— Entonces... sea breve por favor...
Dijo Tignari un poco asustado, pero igual no quería ser descortés, ni mucho menos alguien ¿modesto?
— Quiero... mostrarle un pequeño detalle que mande a hacer para usted...
Dijo Alhacen mientras sacaba una mano de su espalda la cual tenía un pequeño ramo con girasoles y rosas.
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— E-eh...?
No pudo evitar el sonrojarse un poco, los girasoles eran su flor favorita en el mundo, y no era secreto para nadie, ya que siempre tenía un pequeño broche en forma de uno es en su mochila y en su chaqueta.
— Es para usted maestro Tignari...
Dijo Alhacen satisfecho por aquella reacción, no lo había aceptado aún, quiso pensar que era porque le encantó y estaba en shock.
— Esto es un pequeño presente de parte de un admirad-
Alhacen al ver que Tignari aceptó aquel pequeño arreglo mientras que el rubor seguía ahí, Alhacen vio como aquel tierno chico lo volteaba a mirar con una sonrisa, a punto de decir un "Muchas gracias, me gusta mucho" pero antes de que abriera la boca un carroñero de ojos rojos entro a interrumpir aquel momento.
