Capítulo 17 (Parte II)

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-Recuerdos del verdadero Martín-

Julio 27, 2022

Liana

Eran momentos así donde no entendía cómo es que poco tiempo llegaba a sentirse cómo una eternidad. Y resulta que todo estaba relacionado con lo que ocurría.

Momentos felices no duraban lo que desearíamos que duraran, pasándose en un parpadear de ojos, mientras que momentos tensos y desagradables duraban más de lo que deberían, creando siglos.

Y con Martín más callado que nunca... me estaba volviendo más vieja con el pasar de los segundos. El suspenso me mataba, seguido por lo mucho que se ha tardado en responder.

—Te lo prometo, princesa... —habla al fin con la voz atorada—, no me alejaré de ustedes, nunca.

Perfecto, una mentira más añadida a la lista.

Violeta, siendo la niña inocente que es, reacciona como tiene derecho de hacerlo: con entusiasmo. Todos los presentes aplauden, siendo cautivados por la ternura que derrochaban los dos, mientras que mi tía Irene era la única que no aplaudía. Seguía analizando a Martín, a la vez que me dedicaba miradas discretas, llenas de desaprobación.

Oh, seguramente me haría un cuestionario cuando todos se fueran.

Horas después el apartamento ya se encontraba vacío, dando por culminado el cumpleaños de Violeta. Las amigas de Violeta, junto a Milagros y Pablo, ya se habían retirado; solo quedábamos Martín, Violeta, mi tía Irene y yo.

Martín y Violeta se encontraban entretenidos jugando un juego en el móvil del chico. Mi tía Irene por su lado se había prestado a recoger la mesa, y yo guardaba toda la comida que había sobrado en el refrigerador.

—Liana, ¿podemos hablar?

Mi tía Irene aparece por la entrada de la cocina, tirando una bolsa en el basurero y acercándose al lado del refrigerador. Cuando cierro la puerta de este su cercanía me espanta, y su mirada expectante levanta los vellos detrás de mi cuello.

—¿Supongo que me querrás decir quién es ese chico que se encuentra junto a Violeta?

—Nadie de quien te debas de preocupar— paso por su lado, buscando lavarme las manos.

—Nunca lo había conocido, ni mucho menos visto por este vecindario. Tú sabrás bien de donde apareció.

—Lo conocí cuando iba caminando por la calle un día, dirigiéndome hacia el Denny 's.

—Ah, entonces era un chico de la calle— insinúa.

—No dije eso, dije que lo conocí por la calle. Iba caminando al igual que yo.

—¿Y cómo sabes que es de fiar?— coloca sus manos sobre sus caderas.

—Lo llevo conociendo por casi dos meses. Si no fuera de fiar no se encontrara en la sala en estos momentos. Es buena persona.

—¿Dos meses? Ayy, Liana, le das mucha confianza a la gente tan fácilmente. Pero qué va, si ya lo habías hecho en el pasado con aquel chic...

—¡No lo nombres! ¿Cuántas veces te he pedido que dejes ese asunto?— la encaro, enojada.

—Está bien, está bien, no te alteres.

—Y tienes razón. Le doy mi confianza a la gente fácilmente... así me pasó contigo antes de darme cuenta de quien verdaderamente eras.

—A mí no me faltas al respeto, muchachita.

—Y tú a mí tampoco. Tú no conoces a Martín, entonces no lo puedes juzgar por una simple mirada.

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