Capítulo 18

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-Recuerdos de verdades dolorosas y encuentros indeseables-

Agosto 1, 2022

Liana

La segunda oportunidad seguía en pie.

Mi relación con Martín, si se podía llamar así, había mejorado luego de que me revelara la verdad detrás de él. Y para mostrarle que la segunda oportunidad que le estaba dando iba en serio, cuando propuso sacar a Violeta a pasear no dudé en aceptar su ofrecimiento.

Me había encontrado ocupada resolviendo unos pendientes cuando llegó. Entre tener que buscar un abogado decente para el próximo juicio y tener que sacar cuentas para la renta del inquilino y las compras del supermercado, me sentía extremadamente estresada. Necesitaba tiempo a solas para acomodar mis pensamientos, entonces cuando Martín ofreció llevar a Violeta al centro comercial, lo último qué pasó por mi cabeza fue negarme a ello.

Me estaba haciendo un favor, aunque me imagino que tampoco se quejaría de ello. Él y Violeta básicamente se habían convertido en mejores amigos.

Habíamos intercambiado números —algo que sorpresivamente aún no había pasado—, para que me comunicara con él, o viceversa, si algo pasaba.

Quería volver a confiar en él, y aunque no lo decía mucho, quería darlo por hecho. No quería ilusionarme de nuevo, pero sí me quería sentir segura de que lo que Martín compartiera conmigo de ahora en adelante fuera sincero, honesto.

Ya había vivido suficientes mentiras y falsedades como para vivir otra en tan poco tiempo.

Y me dolería más si se tratara de Martín.

También, reconocía que ya nos encontrábamos en agosto— a un mes de que se acabe el verano— pero intentaba no pensar tanto en ello. Solo esperaba poder estar lista para cuando el momento llegara.

Apuesto a que sí.

—Uno... dos... tres, bien. Solo le falta algo...

Murmuraba cosas para mí misma, terminado un diseño que había estado planeando en los últimos días. Este se trataba de una blusa que caía de los hombros, preferiblemente color azul marino.

Dibujaba, anotaba, y hablaba conmigo misma a la vez que me acababa el helado de limón que Martín había comprado para el cumpleaños de Violeta. Pensé que se acabaría al repartirlo entre todos, pero creo que andaba con un poco de suerte porque terminó sobrando.

El chico tenía buen gusto para el helado.

Como sea, pero si era helado de limón me lo terminaría por comer de todos modos.

Dejando la cuchara dentro de la pinta de helado, escucho como alguien toca el timbre con impaciencia. Terminando por lamer mis labios, frunzo el ceño.

¿Quién podría ser ahora?

—Señor Lawrence, le prometo que mañana le paso dejando el dinero de la ren...

Cierro la boca cuando veo que no es él, y enseguida me maldigo por haberla abierto. Eso se podía usar en mi contra.

—Hola, querida.

—¿Qué haces aquí... otra vez?

—Pensé en venir a pasar la tarde junto a mis sobrinas— mi tía Irene pasa con confianza—. Por cierto, ¿dónde está la niña?

—Ha salido un rato con Martín.

—¿Martín?— arruga la frente—. Sigues hablando con ese muchacho, Liana.

—Tú no tienes derecho a decirme con quién puedo o no convivir.

—Ya te advertí sobre ese chico, Liana— me apunta con su dedo. La sigo hasta la mesa del comedor—. Seguramente ni lo conoces bien y ya dejas que venga confiadamente a tu apartamento y hasta saque a tu hermana. ¿Qué tal si le piensa hacer algo?

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