Capítulo 4

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Auset

Me mude a la casa en que antes viviera con mi padre y Elena una semana despues de decirle a mi madre de que lo haría, antes de instalarme pase días limpiándola, algunas cosas servían, otras no tanto, mi madre a pesar de todo contrato a alguien para que de vez en cuando mantuviera el patio y el jardín limpios, así que de esa parte no tuve de que preocuparme, dejaría que la misma persona siguiera con ese trabajo.

Compre algunos muebles y una televisión, no la miraba mucho, pero por lo generas los fines de semana me gustaba mirara algunas series o películas en las cadenas televisivas de paga, por lo demás no tano de que preocuparme, tenía una laptop con la cual trabajaba y hacía de todo, era mi mano derecha, mi elemento de trabajo primordial, lo que más cuidaba con celo, por eso no la dejaba donde sea y la cuidaba tanto como mi vida, en ella estaba todo y no podía perderla.

Debo decir que no extrañe nada, estaba acostumbrada a la soledad y a los largos silencios, tanto que en muchas ocasiones no soportaba las discusiones de mi madre y Carol, así como tampoco sus fiestecillas y reuniones con amigas, a veces me veía obligada a estar presente solo por educación y para que no creyeran que estaba loca como algunas veces escuche decir a sus amistades solo porque no era como el resto. Debía admitir que no era como ellos, pero desgraciadamente crecí insegura de mi misma y hacer amigos me era imposible, la desconfianza era una de las cosas que me impedía acercarme a las personas, siempre encontraba cosas que me hacían desconfiar y no entablar conversación.

Cada que hablaba con Elena me regañaba por seguir en las mismas, pero yo no estaba dispuesta a sufrir una decepción más, mi corazón estaba demasiado lastimado como para sumarle una decepción. Si escribía era porque era mi manera de desahogarme y de permitirme soñar, imaginar ser lo que no era, tener una vida que no vivía en la realidad, por eso prefería existir en una hermosa fantasía que una cruda realidad, aunque sabía que al final era lo que realmente tenía siempre, al igual que el silencio de permanencia.

Contaba con veinticinco años cuando me mudé, era joven e independiente y para mi sorpresa una tarde del viernes en que fui a visitar a mi madre y Carol a casa, me dijo que estaba contenta de que yo, a pesar de mis rarezas, fuera mucho más inteligentes que las hijas de sus amigas que ni con sus caras bonitas, ropa cara y bien vestidas habían podido conseguir un buen empleo, que en cambio yo, a pesar de no vestirme bonito e ir siempre en jeans, playeras y ropa cómoda, era superior a ellas al menos en ese aspecto.

Como nunca tenía una opinión buena de mí, lo tome como un pequeño cumplido, de la mujer más difícil de entender sobre la faz de la tierra.
Meses despues Elena me invito ir a visitarla a los Ángeles, quería verme y ella no podría viajar por el trabajo y problemas de salud, yo que nunca visitaba a nadie, me compadecí de ella y viaje por primera vez a los Estados Unidos. Como era de esperarse Elena me recibio con los brazos abiertos, fue por mí al aeropuerto y me llevo a comer a un restaurante, era la primera vez que iba a uno, yo siempre me encontraba segura en mi burbuja de cotidianeidad, en esa que no pasaba nada y la vida giraba igual y son sobresaltos, en esa en que no me hacía codiciar nada, porque con lo que tenía me sentía cómoda.

Me había dado cuenta de que mientras más miremos cosas o a personas, más estamos tentados a desearlos, el dinero, el amor, las personas, la riqueza, las cosas buenas, siempre estamos tentados a querer y desear lo mejor, por eso yo había abandonado todo aquello, me olvide de la tentación de mirar lo que no podría tener y que de pasármelo deseando seria completamente infeliz, mientras menos mirara a personas teniendo lo que yo no tenía, mi malestar sería menos y no me sentiría excluida, ni rara, simplemente sería yo en mi mundo perfecto, viviendo para imaginar y soñar. Y era feliz.

―Cuéntame ¿Qué has hecho, ademas de ser más guapa con los años? ― me pregunto mirándome atentamente, descansando el mentón sobre sus manos.

―Escribir y escribir.

Una novia para mamá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora