Milena
Me cansé de buscar el nombre de Auset Lemus como escritora, de ella no había nada, pero sí que encontré mucho de su trabajo como dibujante, más que imágenes suyas encontré sus creaciones, la mujer era todo un genio para ilustrar, pero solo se mostraban tres tristes imágenes de ella y en todas aparecía tratando de ocultarse detrás de su hermoso cabello color caramelo y sus gafas que le daban ese aire de mujer inteligente, sofisticada y misteriosa.
Ahora sentía más curiosidad por ella, la busque en las redes sociales y no existía, parecía que trataba de ser un fantasma ¿Quién en este milenio no contaba Facebook, Twitter o Instagram? Vaya que era rara, su hija me lo dijo, su madre era extraña, pero parecía dulce y quererla más que su vida.
Sin embargo, más allá de su rareza, Lía parecía ser una niña normal y sin miedos, eso me dejaba en claro de que era una persona extraordinaria criando a una niña sola, que sus miedos no eran trasmitidos a su hija, pues su pequeña era extrovertida, todo lo contrario, a su madre que se ocultaba donde pudiera para que no la vieran.No comprendía como una mujer tan guapa como ella se escondiera, yo no era ni la mitad de guapa que ella y me tomaba fotos, me sentía segura de mi persona, quien me amara me miraría bella, sería tan bella como una estrella en medio de la oscuridad de la noche y en mis noches había comenzado a aparecer Auset Lemus, era algo ilógico, pero si, el hecho de que Lía me advirtiera de que su madre no me diría su seudónimo me tenía más intrigada que nunca.
Ahora sabía que preguntárselo sería como darle una bofetada y no quería que se sintiera insultada, únicamente quería saber, leer lo que escribía, pues desde que descubriera sus animaciones me mire todos sus dibujos en las películas, sin duda esa mujer tenía tanta imaginación como Lía.
Aun así, yo deseaba saber, desenterrar su verdad sobre su seudónimo, tendría que hacerle platica de algún modo, ganarme su confianza de alguna manera, por eso cuando terminaban las clases me apuraba a ordenar todo en mi escritorio y estaba pendiente del momento en que Lía abandonaba el salón para apresurarme lo más disimulada posible y salir al portón, ahí en donde Auset cada día de la semana iba por su hija.
―Hola ― la salude en cuanto llegue y miraba la escena ya recurrente en el reencuentro de esas dos.
― ¡Que tal! ― me devolvió el saludo.
―Bien gracias ¿Y usted? ¿Cómo sigue? Lía me conto que se había enfermado.
―Me encuentro mucho mejor, gracias por preguntar.
Aunque quise continuar con la conversación, Auset era una mujer muy tímida y reservada, hablaba solo lo necesario y respondía de igual manera a las preguntas, pero nada más, de eso me di cuenta en el momento en que se marchó y que el silencio se alargó entre nosotras solo porque yo no volví hablar, cedi la voz a ella, pero al parecer no capto mi señal y la mire marcharse tomada de la mano de su hija.
Aun así, intente hacer lo mismo todos los días, pero el jueves y el viernes Auset no apareció, la abuela de Lía fue quien vino por ella, no me sorprendió ver que aun a sus años fuera una mujer todavía atractiva, era toda una dama envejeciendo con honor, respetando sus arrugas y sus canas, la diferencia es que se vestía muy bien, si la comparabas con Auset había una diferencia abismal, pero sí que había heredado una buena parte de su belleza.
― ¿La señora Auset volvió a enfermarse? ― le pregunte sin poder evitarlo.
―No, ella ha tenido que salir por cuestiones de trabajo. No le gusta salir mucho y menos dejar a Lía, pero ella y yo no las pasamos bien juntas ¿Verdad?
― ¡Si! Mi abuela me lleva pasear en su auto y comemos helado.
―Que padre ― le dije.
―Hasta luego ― se despidió la madre de Auset.
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Una novia para mamá
RomanceAuset es un madre soltera y lesbiana. Su infancia fue caótica y la adolescencia la marco para siempre y la llevo a decidir no confiar en las personas, es tímida y por tanto se refugia en los libros y su imaginación, tal así que termina siendo escrit...