-Miércoles 29 de septiembre de 2021, hoy es el día, presentare el examen de conducir, me tiene algo despreocupado el asunto, pero se apodera un poco de mí la idea de salir con Rayel en auto... sigues pensando tonterías y encima las escribes, no paras con estas estupideces.-
Mi lado apático siempre aparecía cuando al escribir empezaba a divagar en tonterías sin sentido, pero a diferencia de otras ocasiones esta vez preferí expresar ambas facetas en conflicto, al final ambas eran mías, además para eso era mi libreta para expresarme así que decidí que no la limitaría.
Mi horario volvía a estar bien, me duche, baje a desayunar, la rutina, para luego dirigirme a la universidad, no pensaba en nada más que el examen, tenía bien estudiadas la leyes de tránsito y lo que debía saber para cursar con éxito el desafío, maldita seas Hilda ¿no había un mejor castigo? Pensé; entre clases estudiaba un par de manuales de manejo, generalmente me dan igual las personas, pero hoy particularmente me sentí observado, no le di importancia seguro son los nervios.
Las horas pasaban, de un momento a otro el ciclo escolar de ese día había finalizado, así que tal y como acorde con Hilda me dirigí a la agencia de manejo, la anciana ya se encontraba ahí, al verme llegar sus ojos solo expresaban victoria y lo restregaba en todo mi rostro, aun mas con la frase que soltó al tenerme ya cerca "¿Estás listo cariño?" su tono era tan irritante, pero no podía hacer nada para escapar de esto solo respondí "hagámoslo de una vez", debía obtener un buen resultado, si reprobaba el examen la anciana seguro me haría repetirlo hasta obtener mi licencia.
La prueba estaba por empezar, primero respondí un cuestionario que evaluaba mi conocimiento de las leyes de tránsito, al finalizar esta tontería y cerciorarse que tengo el conocimiento esencial, me llevaron a la prueba práctica, mi evaluador se sentó en el asiento del copiloto, por mi parte al estar frente al volante tome una gran bocanada de aire para relajarme y luego lo solté; ajuste mi cinturón, revise los espejos, distancie un poco el asiento por mi estatura, por ultimo pregunte si ya era hora de empezar, a lo cual recibí una afirmación con la cabeza. Introduje las llaves encendí el motor que ya estaba caliente antes de la prueba por lo cual solo me determine a avanzar.
Todo marchaba bien, el evaluador me daba las rutas a tomar, mientras yo revisaba siempre mis espejos y las diversas señalizaciones, mantuve el ritmo establecido por la vía que se me era indicada, tenía prácticamente un puntaje perfecto hasta el momento, pero como siempre ella aparecía por mi mente y en este caso ilusoriamente por mis ojos. Mientras manejaba por el centro de Andorra la bella creí ver caminar aquella boutique ambulante, pero solo era una señora con una chamarra puf, pero esa distracción hizo que ignorase una señalización de "deténgase", afortunadamente no habían autos circulando en ese momento, sin embargo esa torpe hizo que me distrajera.
Al finalizar la prueba a pesar del percance con la señalización obtuve un puntaje excelente, asique de forma técnica ya tenía mi licencia de conducir.
Hilda hacia los trámites finales, papeleo y demás, en cambio yo me dispuse a escribir en mi libreta lo mucho que odio que Rayel navegue por mi mente.
Los resultados fueron favorables por lo cual solo faltaba tomar una foto para el registro y obtendría mi licencia; la tortura había acabado, a partir de ese día el uso del auto estaba ligado a mis viajes a la universidad y aun que manejar fuese tedioso, era mucho mejor que lidiar con los seres vivos más fastidioso en el transporte público, pensé haciendo referencia a las personas.
Al fin era viernes recién me estaba aparcando en el estacionamiento de la universidad cuando algo inusual sucedió, el tono predeterminado de alerta en mi Whatsapp sonó un par de veces, sabía que no era la anciana ya que utilizo la música de Darth Vader como tono personalizado para su contacto, al sacar el teléfono de mi bolsa y ver aquel mensaje me dejo petrificado, era ella.
-¡¡Hola!! Buenos días- decía uno de los dos mensajes de Rayel.
-¿Podemos almorzar juntos hoy?- seguido del saludo este mensaje me dejo perplejo, más allá de su propuesta pensé en lo vergonzoso de la primera y única llamada. Al sonar el teléfono y escuchar su vos solo pude decir "En un momento te registro" para luego cortar de los nervios.
Mientras que por mensajes esa noche me agradeció por la ayuda y luego me deseo buena noches y de la forma más firme respondí "bye" que se supone que debía responder entre en pánico y asumí que no sabría de ella tan pronto estaba equivocado. La idea de verla comer por ende conocer su rostro me hizo acceder.
Respondí a su propuesta con un "Está bien, pero no en la cafetería". Propuse caminar por los pasillos vacíos de la universidad como era de costumbre para mí, pero con el propósito de asustarla y que no quisiera verme, sin embargo no desistió de verme llegada la hora del almuerzo estaba aquella chica esperando fuera de mi salón, la escena me parecía irreal y algo incomoda.
Esta vez su chaqueta era azul marino, usaba unos pants grises, mascarilla negra, turbante violeta, y los mismos guantes cafés y sus distintivos lentes empañados, me sorprendió lo mal que se le da combinar colores, note que no era realmente una chica baja, aunque a mi lado parecía un pitufo con mucha ropa. Cuando estuve a unos pasos de ella después de analizar toda su vestimenta y estatura soltó un "nos vamos" algo entusiasta.
Mientras caminábamos no tenía mucho que decir, el silencio incomodo creo un aura de tensión casi palpable, todo aquello cayó por un instante cuando saco de su mochila rosa un táper con espagueti para luego ofrecérmelo con algo de vergüenza.
-Pensé en almorzar juntos y platicar de algún tema, pero me da mucha vergüenza que me vean comer, así que comí rápido antes de venir, ¿hablo muy rápido cierto? Lo siento me da algo de vergüenza.- La chica hablaba con algo de vergüenza y un tono tímido que para ser totalmente sincero me desarmo, pero ya lo había hecho desde que me ofreció comer mi comida favorita y aun que ya no vería su rostro sentí la situación muy graciosa incluso reí un poco antes de hablar.
-Si hablas mucho, pero es agradable.- No sé qué rayos estaba diciendo, aun así no me molestó lo que exprese. Se sentía muy natural, ella en cambio se notaba algo feliz me senté por ahí y ella a un metro de distancia, me quite del rostro aquel estorboso bozal, para escuchar un pequeño sobre salto de Rayel. Se quitó los lentes y con sus ojos preciosos muy abiertos me observo y dijo.
-Eres muy bien parecido, tu piel es muy blanca ¡¡vaya!! Tienes una nariz bonita, y el perfil de tu quijada es muy marcado y suave a la vez tu mentón va muy bien con tus labios son bastante atrac...- Se detuvo y se tapó el rostro con ambas manos, yo por mi parte me sentí avergonzado nunca había recibido tantos cumplidos, inclusos creo que nunca los había recibido.
-Tus ojos son preciosos...- Deje la frase en el aire mientras me gire dándole la espalada, no quería que viese mi rostro que seguro estaba de un tono rojo, sentía mi cara arder, continúe comiendo muy rápido de los nervios y el silencio invadió el pasillo otra vez.
-A veces hablo por impulso, no es que me sorprenda que seas bien parecido, bueno en realidad sí, creo que si hubiese visto tú rostro en un principio pensaría que alguien así no hablaría conmigo, me ayudaría o seria amable, seguro ahora crees que soy una prejuiciosa, espero no haberte incomodado.- Dijo rompiendo el silencio, mostrándose preocupada y con algo de tristeza en su voz, me voltee hacia ella, note las líneas de sus parpados algo rojas como si estuviese sonrojada, fui algo tonto, seguro ella también se sentía avergonzada, con la cara ardiendo, las manos temblando, la mire y le dije.
-¿Acaso no escuchaste que pienso que tus ojos son preciosos?- Sentí un escalofrió al terminar aquella frase, sabía que mi rostro estaba rojo, pero me mantuve firme, nuestras miradas se encontraron y solo nos quedamos en silencio un par de segundos, me sentí muy ligero sus ojos enserio eran hermosos, y en este momento me veían a mí.
-Lo hiciste más vergonzoso.- Dijo entre risas, la cual me contagio, reímos un rato, la hora del almuerzo había finalizado me ofrecí a lavar el táper, por medidas de protección de esta asquerosa pandemia, dije que el lunes se lo devolvería y ella accedió, al levantarnos del suelo tropecé con ella y un lente de contacto se salió de mi ojo, por suerte aterrizo en su chaqueta lo tome para luego irme, ella se despidió tomo una ruta distinta a dela que tomamos al llegar aquel pasillo y desapareció al doblar en una esquina, antes de entrar a mi salón fui al baño tome el lente que se me había caído, hice los procedimientos de limpieza, lo llene de gotas para los ojos y lo puse de vuelta en su lugar.
Es un buen comienzo de mes, pensé antes de entrar a clase, obviamente estando en casa recapacite de todo lo sucedido, tome mi libreta para agregar más detalles a los dibujos de sus ojos y aun que es poco inusual ese día solo tenía una cosa que escribir.
-Viernes primero de octubre de 2021, hoy comenzó mi descenso a la locura.-
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Notas del escritor...Un capítulo algo relajado ¿cierto?
Por si se preguntan el nombre del capitulo tiene algo especial apartar de este punto se viene un gran desarrollo. Espero se queden a leerlo.
Una disculpa si tardo en actualizar, igualmente gracias por seguir leyendo.
¿Les cae bien Rayel?
¿Algo dulce nuestro Zeth?
Espero disfruten leer este capitulo como yo disfruto de escribirlo.
Chao.
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Lentes empañados
Novela JuvenilUn amor que no está a simple vista si no a simple amar.