Capitulo 3: El cambió.

67 9 34
                                    

Al fin era viernes, un día más y podré relajarme del martirio que es socializar, aunque en realidad no lo he hecho para nada, la sola presencia de muchos humanos en una habitación me abruma, pero hoy viajaba con un humor más ligero, fui en la ruta alternativa como de costumbre solo que con un horario más tranquilo. Al utilizar el transporte público de las 7:45 am, viajaba sentado con un número limitado de personas que me permitía escribir o dibujar a mi antojo durante el viaje.

Dibujaba los borrosos paisajes que mis lentes empañados me permitían apreciar, por la ventanilla del autobús vi un bulto que parecía ser una persona que tropezaba, a lo cual reí un poco al pensar que sería algún chico algo pasado de peso o que cargaba con muchas bolsas, tuvo un desliz por alguna distracción o por simple torpeza, esto sucedía a unos escasos metros de mi parada, estaba próximo a un mini market, cuando mis burlas y risas fueron pagadas con el karma de golpearme en el borde superior de la salida de la furgoneta.

Al entrar al salón muchos se encontraban hablando sobre el nuevo profesor, también se preguntaban el ¿Qué había pasado con el señor García? O simplemente ¿Por qué el freak no está suspendido?

Muchos rumores surgieron; como que soy un chico privilegiado que puede hacer lo que quiera, que era hijo de un matón y así intimide al rector. En fin, muchas teorías lejos de la realidad, sin embargo estas me evitaron contacto con todos a mi alrededor, asique deje que fluyeran sin si quiera molestarme.

Al finalizar las clases que solo escuchaba mas no veía, ya que lo único que me hace ver, estaba obstruyendo mi visión por el vapor acumulado; Me dirigí a la salida solo para tropezar frente a todos por la falta de visión, hubieron unas escasas risas mientras me reincorporaba, con la idea y determinación de comprar lentes de contactos. No sería solo un par, mi personalidad distraída terminara poniéndome en situación donde los perderé o simplemente destruiré, así que el sábado fui con la anciana a la óptica que frecuentábamos, ya que el hotel donde labura, junto a sus prestaciones incluían un plan ocular que cubría a Hilda por ende a mí también.

El encargo no llegaría hasta dentro de tres semanas, justo lo que duraba el curso de nivelación, durante ese tiempo tuve mil y un inconvenientes con los malditos lentes de marco, los cuales no hacían juego con la mascarilla; desde no poder ver, hasta caerme, tener raspones, inclusive dejar caer mi teléfono que finalmente terminaría como un tonto buscándolo en el suelo a ciegas, todo esto ocasionado por mi falta de visión.

Logre cursar el mes, cumpliendo sin mucho contacto con mis compañeros; el trato con el señor Abellón, simplemente me molestaba en enviar mi parte a una de las personas asignadas a trabajar conmigo, o incluso hacer todo el trabajo cuando me asignaban deberes con orangutanes que tenían un coeficiente intelectual más bajo que el de una hormiga, así que le hice frente al trato a mi modo, para así cursar con éxito esta travesía.

-Miércoles primero de septiembre del 2021, logre terminar este primer ciclo de tortura, ya necesitaba un descanso, la universidad nos proporcionó 10 días de descanso de nuestras labores estudiantiles, aunque no me emociona saber que tengo menos de dos semanas para disfrutar la comodidad de mi cuarto, el silencio de casa cuando Hilda no se encuentra, sin embargo es tiempo suficiente para adaptarme al uso de los lentes de contacto.-

-RECORDATORIO: recoger los lentes de contacto en el oftalmólogo mañana, aunque no quieras tienes que ir, atentamente: tu.-

El sol entró por mi ventana e inundó con su luz mi habitación, aunque esa maldita estrella fuese indispensable para la vida, seguía desagradándome que su temperatura me hiciera sudar o en este caso su brillo me despertara en los escasos días de vacaciones que tenía bien merecidos.

Luego de dar un par de vueltas en la cama y estirarme como gato hasta llegar al punto de placer que termina proporcionándome el retorcer mi cuerpo al despertar, termine por sentarme al borde de mi cama, dar un par de bostezos, para luego tomar mi libreta como es costumbre.

Lentes empañados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora