Era Lunes, desperté con un mensaje de Edith que decía “No lo arruines, suerte” refiriéndose a mi salida con Rayel, vi el mensaje, el cual solo respondí con un “como sea”.
Acordamos que nuestra salida sería por la tarde, casi noche, sería una cena, ¿Qué diablos se hace en una cena? Pensé.
Me encontraba indeciso con qué ropa usar ¿Qué se supone que uno se ponga para una cita? Pensaba mientras veía toda la ropa que tenía en mi armario sobre la cama, nunca había ido a una cita, no sabía que se hacía en esos casos, por lo cual use lo común, por no decir “lo que uso casi todos los días”.
Me encontraba casi listo, mi camiseta negra, jeans de mezclilla y converse se veían ligeramente armoniosos, use un par de collares, entre ellos una cadena la cual me hizo pensar “que emo”. Me puse perfume, me vi una vez más al espejo, mi cabello era un total desastre, ya necesitaba un corte, mientras salía Hilda solo me veía y sonreía, aun así no dijo una palabra, cuando era hora de irme noté que empezaba a nevar ligeramente, “¡mierda!” dije al aire.
Regresé por un abrigo que saliera con mi atuendo, más no tenía nada que fuese funcional, si acaso tenía una chaqueta que salía muy bien con mi atuendo, no servía para nada en la cuestión de brindar calor a mi cuerpo, entonces Hilda hizo su aparición.
-¿Necesitas ayuda?--¿Cómo podrías ayudarme?- después de mi arrogante respuesta me cerró la boca como siempre.
-¿quizá con esto?- dijo mientras acercaba a mí una bolsa de regalo.
-¿Un regalo?-
-Ábrela.-
Dentro se encontraba una chaqueta estilo cazadora, azul de tono oscuro, era perfecta, solo que luego Hilda dijo “Era de tu padre”. Aquella frase me desconcertó un poco.
-Póntela- me dijo luego de un silencio muy largo
Así lo hice, me puse aquella prenda, al tenerla puesta sentía una presión en el pecho, no se trataba de la chaqueta era una sensación como si de un peso estuviese aplastando mi tórax.
-Te queda perfecta, me recuerdas a él.- la frase no me hacía sentir del todo cómodo.
-Tenía buen gusto.-
Nos abrazamos, Hilda ese día me dijo una frase que me desconcertó.
-El amor no es fácil, tampoco es un cuento de hadas, quizá sea un monstruo que espera para comerte, pero esa es mi historia, el amor que obtuve, incluso el que tu padre obtuvo, no tiene que ser tu historia cariño.- sus palabras de alguna forma liberaron de aquella presión que tenía en mi pecho, junto a esa sensación salieron las lágrimas, lagrimas que no sabía que podrían quemar tanto, gotas de ácido que recorrían mis mejías y terminaban en las manos entrelazadas de Hilda mientras me sostenía como un niño, nunca fui bueno entendiendo las emociones, siempre le he temido al amor, pero aun así durante ese momento, me sentí amado.
Era hora de irme, abracé a la anciana y antes de irme le di las gracias, entonces me puse en marcha, mientras cruzaba la puerta Hilda gritó “suerte en tu cita” me sonreí un momento y sin girarme hacia a ella le dije “esta vez tienes razón” finalmente tomé el auto. La nieve caía muy levemente, las calles aún no se congelaban por lo cual manejar fue tranquilo, llegue al minimarket ella no se encontraba ahí, esperé un par de minutos, al final había llegado algo más temprano de lo acordado, tenía las manos en los bolsillos, a mis espaldas se escuchaban el sonido de una puertas automáticas, gracias a las personas que entraban y salían del mini market, el sonido me tenía descuidado, hasta que justo después de oírlo, una voz que jamás podría olvidar, esa voz, “¿Zeth?”
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal, me giré lentamente hacia aquella voz, a pesar que su estilo era entre lo usual y algo completamente nuevo no pude soltar un “que linda” fue como un susurro, que ella no pudo escuchar por fortuna, mientras caminaba hacia mí solo podía observar cómo se veía, usaba una chaqueta estilo gabardina de color blanca que la hacía más esbelta, sus guantes en combinación con su atuendo, unos pantalones abrigados, botas para nieve, su distintivo turbante, gorro, mascarilla y lentes, como siempre no se notaba un ápice de su ser, ni si quiera de aquellos ojos que tanto aparecen en mis sueños.