𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟗

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— Yo quiero ser el siguiente en leer —pidió Lord Potter recibiendo miradas molestas de los otros Lores

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— Yo quiero ser el siguiente en leer —pidió Lord Potter recibiendo miradas molestas de los otros Lores.

Les había ganado en rapidez y no dudó en darles una sonrisa triunfadora en señal de victoria mientras el libro llegaba a sus manos.

Capítulo siete: Reencuentros inesperados.

Cómo era de esperarse, el mes de agosto no fue nada placentero para Harry.

— No empezamos bien el capítulo —comentó alguien en voz alta.

Si bien su tío Vernon solía ignorarlo y su primo Dudley no pasaba más de cinco minutos en la misma habitación que él, seguía teniendo que soportar las golpizas de su tío cada vez que se encontraba de mal humor o ebrio.

Lord Potter aumentó su agarre al libro de la molestia que sentía mientras continuaba.

Si no lo hacía, la persona que recibiría los golpes sería su tía Tuney. Para él era mil veces mejor ser el que recibía los golpes a que fuera su tía. Claro que estaba al tanto de que eso no la salvaría después de que él se subiera al expreso en dirección a Hogwarts, pero al menos podía rezar y esperar que se estuviera desquitando lo suficiente con él y que fuera suave con su tía.

Tampoco tuvo permitido salir de casa, gracias a Dios, seguía teniendo permitido salir de su habitación cada cierto tiempo para ir al baño. Pero le era imposible escaparse, su tío Vernon parecía haberse vuelto más estricto al respecto y, después de descubrir lo que podían hacer Aelia y sus amigos, no dejaba de mirar mal a los Cuthbert como si lo hubieran engañado.

— Se comportaba como si le hubieran sido infiel —corrigió Hadrian rememorando con una sonrisa la estúpida actitud de su tío.

Y, por supuesto, las quejas con una copa de vino a rebosar no faltaban, es más, eran ocasionales. Siempre quejándose de cómo los Cuthbert lo habían engañado y que esos niños eran unos fenómenos del demonio.

Seguro acaban trabajando como putas. Es lo único que harían bien con ese rostro que tienen.

— Señorita Evans, ¿podría decirme dónde vive su prometido actualmente? —pidió con educación Lord Slora— Me gustaría tener una charla con él.

Nadie se metería con sus hijos y saldría ileso.

— A mí también —comentaron por lo bajo Lord Sasaki y ambos Thomas.

Aunque Lord Slytherin ya sabía lo que había ocurrido con ese desperdicio de ser humano, le seguía hirviendo la sangre al oír cómo se refería a Adhara. Cómo se atrevía ese esperpento.

Había comentado una vez cuando el alcohol ya le había nublado la mente, de ahí comenzó a divagar sobre unas extrañas fantasías mientras continuaba quejándose. Y, por supuesto, su tía Tuney tuvo que quedarse a su lado y escucharlo y soportar su cercanía.

𝐀𝐋𝐄𝐗𝐈𝐓𝐈𝐌𝐈𝐀 || 𝐓𝐎𝐌 𝐑𝐈𝐃𝐃𝐋𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora