𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟒

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— Quisiera leer el siguiente capítulo —pidió alzando la mano Lady Lestrange, la señorita Prince le pasó el libro al ver que nadie objetaba.

Capítulo once: Trauma.

— Y eso ya no me gusta —gimió con preocupación Risto mientras Severus asentía estando de acuerdo.

Todos comían como si nada, parecía ser el único al que le molestaba comer animales muertos a los cuales no les habían quitado ni el pelaje. Lo peor era que la mayoría de ellos eran roedores y para colmo el león que se creía serpiente seguía en Hogwarts como si nada pasara.

— Y para mi desgracia tenía que comenzar a leer desde tu punto de vista —contraatacó Lady Lestrange bufando mientras interrumpía su lectura.

— El título del capítulo no va sobre él, ¿o sí? —cuestionó Rabastan observando con cautela a su cuñada.

Si así era, no había forma de que a Bellatrix le fuera a agradar eso.

— No es sobre él —negó Adhara recargándose en el hombro de Lord Slytherin—, es sobre mí —añadió entrelazando su mano con la de su pareja distraída—. Quita esa cara, Imo. Se iban a enterar tarde o temprano.

Hadrian observó la expresión conflictiva de su novio y lo único que pudo pensar para distraerlo fue levantarse de su lugar, ante la mirada de todo el Gran Comedor, y sentarse junto a él mientras entrelazaba sus manos y le regalaba una sonrisa tranquilizadora.

Esa acción sin duda desconcertó a muchos, sobre todo a su familia, pero no tardaron en unir los puntos.

Hacían buena pareja desde el punto de vista de la actual Lady Potter y las mujeres Evens, sin embargo Lord Potter, su hijo y el señor Evans no podían evitar verlos con el ceño fruncido pensando lo contrario. Hacía no mucho que habían conocido a su hijo y nieto y sin embargo ya había alguien arrebatándoselo de sus brazos. Eso era injusto desde su punto de vista y, de no ser por Lady Potter y las mujeres Evans que los observaban a modo de advertencia, ya habrían recuperado a Hadrian.

— Lady Lestrange, continúe por favor —pidió Adhara sin alzar la mirada.

Todos se enterarían para el final de la lectura...

Y para entonces no podrían hacer nada para impedirlo.

— ¿No va a comer, heredero Burke? —cuestionó Adhara observándolo con aburrimiento en sus ojos azules.

— No tengo hambre —contestó desviando su mirada, esa mirada comenzaba a causarle escalofríos.

— ¿Así? Pero ayer en la cena no comió casi nada —comentó con preocupación en su voz.

𝐀𝐋𝐄𝐗𝐈𝐓𝐈𝐌𝐈𝐀 || 𝐓𝐎𝐌 𝐑𝐈𝐃𝐃𝐋𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora